Uruguay, carnaval y censura: No se calló la cabra

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Daniel Erosa-Brecha|

Detrás del colorido, la pintura y el disfraz, la fiesta de Momo encierra zonas oscuras y conflictos que muchas veces se laudan en clave mafiosa. Esta vez le tocó a la murga Cayó la Cabra, que hizo un par de chistes que le molestaron a la empresa Tenfield y le aplicaron la censura.

El Carnaval y el fútbol tienen varios aspectos en común: son pasiones populares donde hay hinchadas, pases estelares, liguilla, premios, campeones, dueños de conjuntos que a la vez son contratistas o ex futbolistas, fuertes intereses económicos y pequeños espacios de poder. También coinciden en que las dos actividades se inscriben en una suerte de realidad paralela, un circuito cerrado donde campea la arbitrariedad de “capos” y “padrinos” y donde no es bienvenida casi ninguna regulación externa.

Otra coincidencia es que ambos espectáculos son transmitidos por la empresa Tenfield, que paga por los derechos de televisación e impone sus reglas de juego con bastante discrecionalidad y con métodos que a esta altura resultan torpes y algo anacrónicos.

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Paco Casal

Un ejemplo de esto último es la censura que le aplicaron a la murga Cayó la Cabra por atreverse a hacer chistes sobre la empresa de Francisco (Paco) Casal y el movimiento “Más unidos que nunca”, que el año pasado se enfrentó a las autoridades de la mutual de futbolistas y también fue acallado en las pantallas de (la televisora) Vtv.

Más allá de que en este tiempo signado por la democratización radical de los canales de comunicación (léase redes sociales) intentar una censura es casi como pretender juntar agua en un canasto;  el gesto además de antipático, trae reminiscencias oscuras y podría ser ilegal.

Es por eso que la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo decidió iniciar el martes pasado “una actuación de oficio” para intervenir en el caso. Según dijo su director, Juan Faroppa, a este semanario, “hay que ver este tema de acuerdo a la ley de servicio audiovisual (1). Distintos medios de prensa informaron que en las coberturas que realiza Vtv del Concurso de Agrupaciones del Carnaval, la murga Cayó la Cabra habría recibido un trato diferencial y discriminatorio con respecto a otros conjuntos. El trato desigual habría consistido en diferir la exhibición del espectáculo hacia el final de la trasmisión de la jornada en horario de baja audiencia y no realizarles notas ni reportajes a los integrantes, como sí ocurrió con los integrantes de otras agrupaciones. Dicho trato estaba fundado en que la murga realizó críticas a la empresa Tenfield.

La institución se basa en el artículo 17 de la ley de servicios de comunicación audiovisual –que también reconoce la libertad editorial, lo que incluye la determinación libre de la selección de contenidos, producción y emisión– pero cree que lo denunciado podría constituir un acto discriminatorio hacia el mencionado conjunto de carnaval por haber ejercido su derecho a la libertad de expresión. De acuerdo al artículo 84 de la ley 19.307, la institución tiene por cometido la defensa y promoción de los derechos de la audiencia y eso le da competencia para observar un eventual apartamiento de las obligaciones que deben cumplir los servicios de comunicación audiovisual”.

En la acción iniciada se le pide a Vtv que en un plazo máximo de cinco días informe “el día y la hora en que trasmitieron la actuación de la murga Cayó la Cabra; si fue en directo o en diferido; si fuera de dicha actuación se exhibieron notas o reportajes a integrantes de la murga; si la práctica habitual del programa que cubre las actuaciones incluye notas previas y posteriores al espectáculo; si existió un trato diferencial a la murga Cayó la Cabra y cuál fue el fundamento de tal decisión”.

Otras fuentes consultadas aseguraron que no necesariamente habría que apelar a la ley 19.307, con el marco de la ley general que protege la libertad de expresión “ya es suficiente, porque esto fue censura”. 

Es muy difícil conocer los detalles contractuales que vinculan a las empresas que gestionan y difunden el Carnaval. Pero en términos gruesos la cosa funciona así: Tenfield le paga a Daecpu (Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay) por los derechos de Carnaval. Esto incluye la obligación de pasar un mínimo de dos conjuntos en vivo y con la posibilidad de que si les sirve –y hay entradas agotadas–, pueden pasar tres. Por contrato, no está estipulado que Tenfield se obligue a hacerle notas a los integrantes de todos los conjuntos.

“Lo hacen porque le conviene al programa que emiten. Pero no están obligados por contrato. No hacerle notas a los integrantes de algún conjunto porque no les gustó lo que dicen, es una medida poco simpática que levanta suspicacias, pero no están alterando nada contractual”, dijo una fuente vinculada a la organización de la fiesta de Momo.

Lo que sucedió con Cayó la Cabra este año no es la primera vez que pasa. De hecho a la misma murga en 2015 le tocaron represalias por “meterse” con la empresa y más atrás en el tiempo, en 2007, a los Curtidores de Hongos le bajaron el volumen durante la trasmisión en el momento en que criticaban a la empresa de Casal. Sin embargo hay quien piensa que no es de Paco la responsabilidad de estas actitudes autoritarias.

Que ese “tono” se lo da “el ‘Tano’ Gutiérrez (otro de los directivos de Tenfield). Sus padres tenían una verdulería y él maneja Tenfield como si fuera una verdulería y se potencia con el ‘Cachete’ Espert a quien no le importan mucho las formas. Sobre todo pasa con estos conjuntos que no tienen padrinos ni fines de lucro”, dijo otra fuente. Y agregó: “No creo que acomoden quién gana y quién pierde, porque no creo que el jurado se preste a eso, pero sí acomodan quién se muestra más y de qué forma.  La hija del Tano es vedette de Sarabanda y cuando está la comparsa al aire, el 80 por ciento del tiempo la muestran a ella”.

Efecto rebote.

Desde la “censura” en adelante, en las redes sociales se registró un apoyo masivo a la murga afectada. En Twitter, por ejemplo, el tema fue tendencia muchas veces y se sumaron 1.300 seguidores en tres días. Todo el tiempo llegaban mensajes de solidaridad con la murga y de repudio a los censores. En los tablados cuando llegaba la parte que generó el enojo de los dueños de Tenfield se armaba un buen alboroto. Algo así como un contra efecto de la pretensión de silenciar la voz de la murga que no hizo más que amplificar y multiplicar su difusión.

Resultado de imagen para Martín MazzellaEl letrista de Cayó la Cabra, Martín Mazzella, en conversación con Brecha dijo que más allá de que “es obvio que no estamos de acuerdo con lo que hizo Tenfield y es cierto que el hecho genera que se hable de la murga, se lo hace desde un lugar que a mí no me gusta. No me interesa que la murga se posicione en un lugar heroico ni embanderada como mascarón de proa de algo trascendente. Es muy difícil hacerse cargo de ese lugar después, y no es lo que nos interesa.

 Estas cosas te ponen en ese lugar por un rato y luego comienza un dilema porque no querés ser desagradecido con la gente que te apoya, pero tampoco querés hacerte cargo de lo que implica ponerte en el lugar de la murga censurada. Lo que nosotros tenemos para decir lo decimos sobre el escenario. Preferimos no decir mucho por fuera de eso. Lo mejor es hablar arriba del escenario, utilizando esas reglas del juego, que básicamente son las del humor. Lo curioso es que el cuplé es mucho más crítico con el sistema político y con José Mujica que con Tenfield”.

Para este letrista fue una suerte que esto pasara en el final del Carnaval, en los últimos días: “Porque tenemos un espectáculo que dura 45 minutos y estas cosas centran la atención sobre un hecho que termina cobrando una trascendencia que nadie quería. Por suerte la murga estaba dando qué hablar por lo otro, y no quedó sólo como la murga censurada. Nosotros no queríamos posicionarnos contra Tenfield, hacemos chistes sobre ellos y sobre cualquier cosa. Entendemos que se debería poder hacer chistes sobre cualquier cosa. Pero la realidad es que si hacés chistes sobre algo o alguien que tiene la posibilidad de reaccionar, se te complica”.Resultado de imagen para Martín Mazzella

Mazzella recuerda que en 2015 les pasó algo similar porque hacían un chiste que no le gustó a Tenfield y “ese año nos tuvimos que ir del club donde ensayábamos, el club Industria, y pasamos el resto del carnaval como nómades. “A Los Simpson los pasan por Fox. Y están todo el tiempo haciendo chistes con los republicanos y con la derecha. En realidad Los Simpson son funcionales, si los dejás correr y dejás que la gente se ría, termina siendo una válvula de escape”.

Otras voces murgueras. A pesar de que en un mundo tan competitivo y por momentos oscuro como el del Carnaval, en el que las sanciones por molestar a los dueños de la batuta no demoran si alguien se sale de pista, y se expresan muchas veces en pérdida de contratos y de actuaciones, fueron varias las voces que se levantaron para defender a Cayó la Cabra.

Por ejemplo la murga La Mojigata expresó su molestia en un comunicado que esencialmente dice: “La empresa Tenfield, poseedora de los derechos de imagen del Carnaval uruguayo, ha decidido, una vez más, acudir a la censura dificultando el acceso a las trasmisiones o directamente silenciando las voces que son molestas, en esta oportunidad, la del conjunto Cayó la Cabra. Murga La Mojigata hace público su repudio ante estos hechos, sean ejercidos por la empresa dueña de los derechos de televisación, por cualquier institución, agrupación o persona que pudiera obstaculizar la interacción entre el público y los conjuntos participantes”.

Tanto la murga La Bastarda, la revista Tabú y los humoristas Sociedad Anónima incluyeron en sus actuaciones posteriores a la censura “mechas” humorísticas que aludían al tema. Por su parte, algunas figuras del Carnaval como Pinocho Routín y Marcel Keoroglian se expresaron con contundencia en contra de esa práctica.

En conversación con BrechaKeoroglian dijo que “la forma de alumbrar un poco los lugares oscuros que tiene el Carnaval es justamente expresándose cuando pasan estas cosas. Por todos los medios que puedas. Me parece que ese es un buen comienzo”. Además, dijo que Tenfield “tiene el canal y el derecho a pasar lo que quiera, pero nosotros también podemos hacer lo que queramos. Ellos no están obligados y nosotros tampoco estamos obligados a darle la imagen, porque nosotros no firmamos nada, son los dueños de los conjuntos los que venden nuestra imagen”. Resultado de imagen para Marcel Keoroglian

De todas formas resulta difícil que esto pueda tener una salida de tipo sindical, donde los componentes de los conjuntos se unan para defender sus derechos. En su opinión es muy grande el esfuerzo que habría que hacer para conseguir “tener una posición común entre todos los componentes de las murgas, eso en Carnaval y con murguistas es muy difícil. Porque además es muy difícil que todos se animen a hablar: está claro que hablar claro te cierra puertas y te quita posibilidades de trabajo. Es difícil que la gente se exprese libremente. Yo aquí estoy, y puedo hablar sólo por mí.”

Keoroglian asegura que si bien no le simpatiza que “un tablado decida penalizar a una murga porque no le gustó lo que dijo –a mí me ha pasado que determinados tablados no me llevan más porque el dueño se peleó con la murga–, también es cierto que el tipo tiene un emprendimiento comercial privado y tiene derecho de llevar lo que él quiere. Los tipos invierten y de repente llevan siempre a los mismos y a mí me gustaría que llevaran a todos, pero se trata de emprendimientos comerciales lucrativos”.

Por cosas como ésta que les pasó a “las Cabras” y otras más sórdidas y menos públicas es que Guillermo Lamolle, director de la murga La Gran Siete hace tres carnavales que no sale. “El Carnaval es un ámbito donde no llega la justicia normal, el estado de derecho. Alguien que tiene poder –sea el dueño de un tablado, sea Tenfield o un Resultado de imagen para Guillermo Lamolledirectivo de Daecpu–, puede hacer lo que quiera y no pasa nada. Esto es sólo un ejemplo y como se trata de Tenfield es más público. Pero hay montones de presiones de las que nadie se entera”, dijo Lamolle a Brecha.

“Que pase esto con Tenfield –dice– le da un poco de publicidad a la murga, claro, pero las peores cosas que pasan son las que te perjudican y ni siquiera te dan publicidad. Si te perjudicaran siempre así, estaría bárbaro. Te difunden menos, pero en realidad mediante un mecanismo que te termina dando mayor difusión. Pero de repente uno se enoja contigo y logra que no te contraten más de algún tablado porque tiene influencias. Y esas cosas te quitan laburo pero nadie se entera. Hay mil ejemplos. Una vez yo hice un chiste con ‘el Pato Celeste’ y tuvimos carencia posterior de tablados. Está organizado así, es a total discrecionalidad del dueño del tablado y sus amigos. Y uno no tiene dónde denunciar si le pasa algo así.”

Según el director de La Gran Siete, “el carnavalero tiene que andar con pies de plomo cuidándose de todo o tener un padrino que lo defienda o fumarse todos los castigos y desaparecer. En Carnaval pasan estas cosas. No es que pasen todo el tiempo. Pero cuando pasan, no pasa nada. Si enojás a alguien que tiene poder, sabés que vas a pagar las consecuencias y no vas a poder hacer nada. Es la norma. Pero todo es indemostrable, se ve, se prevé, se anuncia, pero no se puede probar”.

La solución, según Lamolle pasaría porque hubiera un poco más de solidaridad intercarnavalera:“Tipo ‘a esta murga no le podés hacer esto porque no te pisamos más el tablado’, pero nadie hace eso. Todos tienen miedo a la represalia o de repente son más amigos del dueño del tablado que tuyos. Tendría que haber un sindicato de murguistas, de componentes de murga donde se pueda denunciar y tomar acciones en común. Así se arreglan las cosas en todos lados menos en Carnaval. La intendencia podría decirle a Daecpu, arreglá esto o no te prestamos más el Teatro. Pero no la veo, Tabaré se los quiere regalar… Además la IM no quiere meterse en los líos internos del Carnaval”.

Nota 

1.- La Ley 19.307 fue promulgada el 29 de diciembre de 2014 y tiene por objeto establecer la regulación de la prestación de servicios de radio, televisión y otros servicios de comunicación audiovisual.