Golpismo, etapa superior del sifrinismo

Foto: Marcos Salgado
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Luis Britto García | 

1 ¿Qué presenciamos en dos décadas sino los intentos de la oposición por tomar el poder sin operar sobre la realidad del cuerpo político al que pretenden poseer? La aplanadora reducción de toda agenda al gesto; la agobiadora sustitución del fondo por la forma; la insubsanable convicción de que basta antojarse de una cosa para tenerla constituye el denominador común de los aparentemente antitéticos fenómenos del sifrinismo de centro comercial y el golpismo de pasarela.

2. Había una vez cuatro señoritos que se plantaron en una encrucijada en Altamira, luciendo ostentosas boínas y capas de cuento de hadas. Repartían panfletos en defensa de la Tradición, Familia y Propiedad. Nada necesitaba menos defensa en esa urbanización de pelagatos aspirantes a oligarcas. Son los mismos o casi los mismos que tres décadas después se exhibirán en un distribuidor al Sur de la misma urbanización para convocar una degollina en nombre de la Propiedad, la Familia y la Tradición. Esta vez en lugar de panfletos disponen de panfletarios. Todas las cadenas del mundo divulgan atónitas el llamamiento de los petimetres para que se les entregue el poder en bandeja de plata, sin alegar el menor mérito para ello y sin que nadie les haga caso.

3. Emilio Lovera popularizó el personaje de “El Woperúo”, un hijito de Mami que cada vez que se metía en problemas salía de ellos llamando con el celular a Papi. Pero en este caso Papi es un narcisista demasiado ocupado ocultando su calvicie y consultando a los servicios de inteligencia más omniscientes del que se cree todavía el país más poderoso del mundo:“Espejito, espejito mágico, ¿Verdad que mis deseos son órdenes?” A lo que el espejito, ávido de no ser quebrado, responde: “Sí, papacito. Basta que tú lo desees para que todos los habitantes de ese país petrolero se mueran por entregártelo”.Comedieta a esperar de un millonario especializado en quiebras, rubias explotadoras y rabietas públicas, que designaba a sus ejecutivos en reality show televisivo donde ganaba el que menos le llevara la contraria.

4. Mirémonos en el espejo del pueblo y preguntémonos: “Espejito mágico ¿Aceptaremos por siempre ser sacrificados a la impunidad de un puñado de acaparadores, banqueros, bachaqueros, paramilitares y contrabandistas de extracción?” Y actuemos en consecuencia.