Críticas de Humor Gráfico en la Venezuela Bolivariana (con el lápiz afilado entre los dientes)

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ANÍBAL ORTIZPOZO| Cuando recurrimos a nuestra memoria histórica, para referirnos, como en este caso a un período del Humor Gráfico de Venezuela, conscientes de la existencia de una historia oficial, acomodaticia, escrita desde el poder y sus intereses económicos-políticos, resulta todo un desafío.

ortizpozo_PDVSAEn nuestro país, el humor en general es reconocido como un recurso natural sustentable, sus inagotables fuentes presentes en la crónica cotidiana así lo reflejan, tanto en los medios de comunicación masivos privados, del estado, como en los alternativos espontáneos de la calle.

Al igual que en el resto del mundo, al Humor Gráfico se le ha identificado principalmente con la caricatura, el dibujo político crítico, el que ilustra artículos y crónicas periodísticas de los medios impresos y digitales. Las revistas de humor y libros, ti

enen en nuestro país una larga tradición expresada en notables publicaciones hoy ya desaparecidas, como “Fantoches”, “El morrocoy azul”, “El tocador de señoras”, “El Sádico Ilustrado” y en nuestros días, “El especulador precoz” y la revista digital “Humor Gráfico Necesario”.  Creadores como Leoncio  Martínez (Leo), Aquiles y Aníbal Nazoa, Pedro León Zapata, Claudio Cedeño, Abilio, Régulo Pérez, y en especial el investigador Dr. Ildemaro Torres, son las fuentes más fidedignas del pasado más inmediato que existen hoy.

Siempre vienen a mi memoria los poemas y textos humorísticos de Aquiles Nazoa, conocedor de los términos y frases populares, se divertía usándolos. Aquiles sabía que el queso o guiso, está en el centro de la corrupción, y escribió este ingenioso “Flash”: Un doctor en un congreso/ ha

salido con la historia/ de que comer mucho queso/reblandece la memoria. Así pues, sin más misterios/queda por fin explicado/por qué en nuestros ministerios/hay tanto desmemoriado.

A través del tiempo, siempre existieron imágenes críticas protestatarias calificadas como “subversivas”, especialmente en los períodos dictatoriales y regímenes autocráticos, de cuyas  acciones  se ha nutrido el humor grafico, la caricatura, el dibujo político, la ilustración, la historieta, la fotonovela y el dibujo animado. También  fueron muy populares los “volantes”, hojas de papel de mecanografía, que circulaban impresas y anónimas de preferencia en los predios de las oficinas públicas. Generalmente los dibujos eran de aficionados con un contenido político, expresado en imágenes con referencia al poder y sexo, como la recordada caricatura de Pérez Jiménez en la Orchila.

En el marco socio

político preexistente de la década del 70/80 y parte de los 90, los dibujantes de Humor Gráfico de alto nivel creativo, en una abrumadora mayoría, actuábamos espontáneamente como un bloque homogéneo inscrito dentro de lo que podríamos llamar una izquierda progresista, apuntando nuestras afiladas plumas contra el sistema político y el poder imperante. Trabajábamos en condiciones leoninas, apenas lográbamos publicar en algunos medios impresos que nos lo permitían, conocimos de la censura y la bien planificada falta de espacios, determinada por los empresarios dueños de los medios y cómo esta práctica laboral hizo que la mayor parte de la producción artística de dibujantes con imaginación política y sus aportes críticos positivos permanezca hoy desconocida, clandestina, y sus creadores se encuentren en vías de extinción. Sumo a todo ello los prejuicios de la crítica de arte  académica, la ignorancia de los editores, burla y rob

agra_ideologia-en-construccion
Agra: Idología en construcción

o de los derechos de autor.

En general en nuestros países pobres, la censura y la autocensura se aprende y practica cuando los dibujantes que trabajan en corporaciones y empresas transnacionales de la publicidad, someten su creatividad y opiniones políticas personales a los dictámenes de los dueños del jugoso negocio editorial. En la mayoría de las ocasiones, lo hacen para conservar sus empleos. Es frecuente ver cómo dibujantes revolucionarios que trabajan en medios privados, conscientemente o no, se deslizan por el obscuro “tobogán acrítico” de sus imágenes y terminan abiertamente autocensurándose; lo mismo sucede con los que trabajan para organismos oficiales.

En las paredes de las ciudades venezolanas, sus baños y letrinas se ha expresado el humor en forma de rayado mural, como la voz de los que no tienen voz. En la literatura satírica, la  fotografía, el cine, cortometrajes, videos, performances, y teatro de la calle, también ha estado presente el recurso expresivo del humor, que en ocasiones es considerado subversivo y tiende a criminalizarse. Más éste diagnóstico no es tan obvio ni comprensible como nos quieren hacer creer algunos doctores expertos en semiótica, porque se confunde el universo real con lo representado, dinero con riqueza, cifras con los hechos, pensamiento con las cosas, ideas con acontecimientos, y el ego con el organismo.

Es a partir del proceso de cambios que se inicia con la elección del presidente Hugo Chávez y la promulgación de la Constitución Bolivariana de la llamada Quinta República, que observamos cómo los dibujantes de Humor Gráfico se sectorizan de acuerdo con sus particulares y legítimos puntos de vista políticos. Hoy los venezolanos hablamos, escribimos, dibujamos acerca de la llamada polarización y el crispamiento del enfrentamiento político, aspectos a los que los creadores del Humor Gráfico, no hemos escapado. La toma de posiciones, o si se quiere humorísticamente, los “saltos y brinquitos de talanqueras ideológicas”, nos permite a simple vista observar tres o más grupos de dibujantes: los que atacan visceralmente al gobierno, los que lo apoyan incondicionalmente, los que apoyan el proceso, pero son críticos , los llamados “Nini”, quienes aparentemente no están ni con uno, ni con el otro, sino, todo lo contrario y otros que ejercen en oficio de “diente roto”, no hablan, no opinan, ni dibujan, pero… se acomodan. Cada uno de ellos ejerce su oficio de humorista gráfico desde sus trincheras ideológicas, con distintas tintas de colores, los rojo rojitos, los fresitas, los verdes, los blancos, los guanábanas, los azules, los amarillos y los papagayos de todos los colores. Entre algunos, a modo de ejemplo están los que adversan frontalmente al gobierno (Zapata, Kico, Abilio, Weil, Rayma, Pam Chito, Kees, Juan Rodríguez, Fonseca y Edo, entre otros) y los que lo apoyan incondicionalmente (Claudio Cedeño, Régulo Pérez, Del Río, Lara, Hidalgo, Sancho, Vicman, Iván Lira, Macias, Frami, G. Moreno, Omar Cruz, Alambrito, C. Vega y Rukleman, entre otros) y otro sector (Eneko Las Heras, Peli, Bosco, María Centeno, Mundo y Ortizpozo) que apoya los logros del proceso y simultáneamente sostiene un distanciamiento crítico con el fin de profundizar en los cambios revolucionarios.

A través de la producción de Humor Gráfico venezolano, está demostrado que en estos 14 años Venezuela es un país con plena libertad de expresión. Todos podemos formular preguntas, naturalmente algunas son incómodas para los burócratas enquistados en el Estado. La oposición no ha podido demostrar lo contrario, ni con el apoyo millonario del exterior, para los medios impresos y digitales, donde periodistas y dibujantes opositores, gracias al llamado “palangrismo” del cual muchos dibujantes de humor hacen uso, ejercen una crítica pre pago despiadada, ofensiva e irrespetuosa contra el Gobierno, su Presidente, Ministros y Presidentes de los poderes autónomos. Crítica opositora que se consideraría legítima, y no se debe criminalizar cuando representa un pensamiento político opositor diferente, un proyecto alternativo, que beneficie al país, pero que se deslegitima a sí misma, cuando llama al “magnicidio”, “juega a la desestabilización”, buscando alianzas con potencias extranjeras abiertamente enemigas de Venezuela.

Por otra parte, la crítica realizada por el presidente Chávez para combatir la corrupción, la burocracia y la ineficiencia, con sus respectivas tres erres, su repotenciación, el seguimiento y el golpe de timón, cuando ella se hizo a través del Humor Gráfico, se convirtió en la convidada de piedra. Sus principales enemigos públicos declarados, resultaron ser los propios militantes de los partidos de gobierno en el poder, convertidos en “comisarios dogmáticos” quienes la llegaron a descalificar, acusar, censurar,  excluir y criminalizar.

En síntesis, históricamente los dibujantes de Humor Gráfico han tenido y tienen su campo laboral restringido, y es evidente que mientras más crítico y autónomo sea el dibujante menos posibilidades tiene de trabajar en los medios impresos, pues tarde o temprano se enfrentará a las líneas editoriales de los empresarios dueños de los medios, por ello con frecuencia renuncian, los botan, se autocensuran o terminan como vergonzosos asalariados, apoyando con sus imágenes las líneas editoriales de su patrón. En el otro lado de la moneda, pueden llegar a convertirse en propagandistas acríticos en los medios impresos financiados por un partido político o por instituciones del Estado.

El Humor Gráfico seguirá siendo una herramienta visual significativa en nuestra geografía, mientras no se superen las condiciones sociales de desigualdad ante el acceso a los sistemas de producción y consumo de todo tipo de bienes materiales y simbólicos, porque parece evidente que “una imagen vale más que mil palabras”. La propuesta del Humor Gráfico venezolano de hoy, es esencialmente profundizar los procesos de cambios que vivimos, romper los silencios cómplices y la autocensura, fortalecer la solidaridad, crear y difundir masivamente imágenes humorísticas, para que ellas abran ventanas a la imaginación política y al desarrollo del pensamiento crítico, desmontando las mentiras y matrices de opinión sesgadas del poder económico mediático mundial.