EEUU evita el «abismo fiscal», pero no aclara el futuro de sus finanzas

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GARA | Demócratas y republicanos deben decidir en dos meses una drástica rebaja de las prestaciones sociales o volver a elevar el techo de la deuda.
EEUU evitó ayer, en el último minuto, las consecuencias del «abismo fiscal» al aprobar el proyecto legislativo destinado a cancelar los efectos de esas crisis en la que el país permaneció, al menos técnicamente, durante un día.

Después de varias semanas de tensión, la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, cedió en la noche del martes y aprobó, por primera vez en veinte años, un plan que prevé un aumento de los impuestos para los más ricos. Además, convirtió en permanentes exenciones fiscales heredadas de la Administración de George W. Bush para la clase media y prorrogó el subsidio de emergencia por desempleo que beneficia a dos millones de estadounidenses, lo que impulsó a los mercados.

«Uno de las principales promesas de mi campaña fue cambiar el régimen tributario, demasiado favorable a los ricos a expensas de los trabajadores de clase media», dijo el presidente, Barack Obama, en una breve alocución poco antes de las 23.30 (5.30 en Euskal Herria).

«Esta noche hemos cumplido la promesa gracias a los votos de los demócratas y de los republicanos en el Congreso», añadió.
Apenas 20 minutos antes, la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, aprobó un proyecto de ley que aumenta los impuestos para las familias con ingresos superiores a 450.000 dólares al año, que pasará del 35% al 39,6%, un día después del voto favorable del Senado, dominado por los demócratas.

El mandatario, no obstante, quería que el aumento fuera para los contribuyentes con ingresos mayores a 250.000 dólares.
A pesar de su rechazo a cualquier tipo de aumento de impuestos, una parte de los republicanos aceptó votar a favor de la medida para evitar el «abismo fiscal», que habría provocado una subida generalizada de impuestos combinada con importantes recortes en el gasto público.

Con 275 votos a favor (85 republicanos) y 167 en contra (16 demócratas), la Cámara de Representantes puso fin a dos semanas de enfrentamientos y negociaciones en Washington. La víspera, el Senado se había reunido en una noche de fin de año -por primera vez en los últimos 40 años- para aprobar holgadamente el proyecto de ley (89 contra a ocho).

Un número significativo de republicanos exigió en la Cámara de Representantes introducir en la propuesta una enmienda para recortar el gasto del Gobierno en 300.000 millones de dólares. Ese intento hubiera supuesto la muerte del preacuerdo bipartito, debido a la falta de tiempo para negociar los cambios con el Senado antes de la instalación hoy de un nuevo Congreso.
Así, la aprobación del plan profundizó en las fisuras existentes entre los republicanas, que votaron divididos y no ahorraron críticas contra el presidente de la Cámara Baja, John Boehner, uno de los republicanos que votó a favor.

Techo de deuda

En su primera jornada de operaciones de 2013, Wall Street abrió ayer con fuertes ganancias. Pero los legisladores no fueron capaces de ponerse de acuerdo sobre los necesarios recortes automáticos previstos en el gasto del Gobierno federal y prefirieron aplazar dos meses más el debate sobre cómo recortar el déficit, lo que presagia nuevos enfrentamientos en poco tiempo entre la Casa Blanca y los republicanos.

Por ahora Obama ha conseguido, solo dos meses después de su reelección a la cabeza de la primera potencia mundial, una victoria política con una ley que pone fin a ciertas ventajas fiscales para algunos de los ciudadanos más ricos heredadas de la era Bush.
Ante este nuevo escenario, los republicanos, molestos tras haber cedido en el tema impositivo, buscarán que Obama realice concesiones: una votación a finales de marzo sobre la financiación de los programas gubernamentales, como Medicare para los jubilados y Medicaid para los pobres, y el aumento del techo de la deuda.

En el peor de los casos, estas se acumularían y podrían provocar un nuevo «abismo fiscal» con consecuencias aún más graves.
Antes de partir a Hawai para retomar sus interrumpidas vacaciones, Obama advirtió a sus adversarios de que el tema del tope de la deuda no es negociable y de que no permitirá que se ponga en riesgo la capacidad de financiación de su Gobierno.

«No voy a discutir de nuevo con el Congreso sobre la necesidad de pagar las facturas que ya se han acumulado», afirmó.

«Si el Congreso se niega a dar al Gobierno la capacidad para pagar las cuentas a tiempo, las consecuencias para la economía global serían catastróficas», alertó.

En agosto de 2011, el debate sobre el límite de la deuda se enquistó y llevó a la agencia Standard and Poor’s a rebajar la la calificación máxima de la deuda soberana de EEUU.

Pero los republicanos también marcan sus posiciones. «Ahora, vamos a centrarnos en los gastos», afirmó Boehner, quien cedió el martes para evitar ser responsabilizado de una crisis que podía llevar al país de vuelta a una recesión y votó a favor del proyecto de ley aprobado la víspera holgadamente en el Senado.

En tanto, el acuerdo logrado no resuelve el tema del déficit federal, afirman los republicanos, que aseguran que el acuerdo alcanzado el martes suma cuatro billones de dólares de deuda para los próximos 10 años. La deuda sobrepasa actualmente los 16 billones de dólares.

Las bolsas europeas acogen con euforia el acuerdo del otro lado del Atlántico

El acuerdo fiscal en EEUU fue muy bien recibido en las principales plazas bursátiles europeas, que cerraron en positivo. Mientras Fráncfort se anotó un 2,9%, París sumaba un 2,55%, Londres un 2,2% y Madrid, un 3,43%.

«Las bolsas europeas inician el año con fuertes subidas, fruto del acuerdo parcial alcanzado durante la madrugada europea en EEUU que constituye un primer paso para evitar el «abismo fiscal», pero sin eliminar definitivamente esa amenaza, en la medida en que se centra exclusivamente en la cuestión impositiva, la más susceptible de ser acordada», afirmó el analista de IG Markets Daniel Pingarrón.

No obstante, el experto señaló que las «importantes» subidas bursátiles de ayer «se deben en gran medida a la frustración previa del rally navideño, fruto de la incertidumbre sembrada por las negociaciones en EEUU». «Las bolsas han superado niveles muy importantes, dentro de una tendencia secundaria muy alcista que fue iniciada este verano, pero no tardarán en exigir un respiro», añadió.

En cuanto al Ibex 35 español, se disparó en la primera sesión del año y avanzó un 3,43%, hasta conquistar los 8.400 puntos. En este caso, Pingarrón indicó que su potencial para este año se encontrará en un rango entre el 10% y el 20%, pudiendo acabar el año entre los 8.900 y los 10.100 puntos, mediando entre ambos un nivel clave: 9.325.

También mantuvo que los soportes por abajo están en 7.600, 7.165 y, muy lejos, los 5.940. «La pérdida de los 7.000 puntos implicaría un fracaso en la percepción de irreversibilidad del euro, y un regreso de los pánicos previos a julio», subrayó.

Entretanto, Wall Street moderaba sus ganancias a media sesión -no había concluido al cerrar esta edición- después de un inicio fulgurante de la jornada gracias al acuerdo en el Congreso, pero aun así el Dow Jones de Industriales subía el 1,72%. Ese índice, que agrupa a treinta de las mayores empresas cotizadas del país, ganaba a esta hora 225,93 puntos para situarse en 12.330,07 unidades, el selectivo S&P 500 subía el 1,74% (24,88 puntos) hasta 1.451,07 unidades y el índice compuesto del mercado Nasdaq aumentaba el 2,36% (71,25 puntos) y se situaba en 3.090,76.

Tras el entusiasmo inicial, que llevó al Dow Jones de Industriales (DJI) a rozar brevemente el 2% de subidas, los inversores calmaron un poco su empuje, si bien el principal índice neoyorquino sigue instalado por encima de los 13.300 puntos. Algunos analistas se preguntaban si las subidas son el inicio de una temporada de confianza a largo plazo en Wall Street o únicamente un suspiro de alivio de corta duración, convencidos de que Washington será escenario durante los dos próximos meses de duras negociaciones sobre el recorte del gasto del Gobierno federal.

Entretanto el sector financiero era uno de los más beneficiados, con Bank of America (3,40%), American Express (2,18%) y JPMorgan Chase (1,70%), mientras que Citigroup, fuera del Dow Jones de Industriales, llegaba al 3,67%.