Sergio Moro en el banquillo de los acusados

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Juraima Almeida

La figura del ex juez y ahora senador Sergio Moro, quien logró poner tras las rejas a Lula da Silva en Brasil volvió a las primeras planas. Diez años atrás  se transformó en una especie de superhéroe de la derecha brasileña: sus investigaciones fueron determinantes para el derrocamiento de Dilma Rousseff en 2016 y para la posterior condena y prisión del actual presidente Lula da Silva, quien además fue proscripto políticamente, lo que viabilizó la llegada del ultraderechista  Jair Bolsonaro a la presidencia en 2018.

El proceso para anular el mandato de senador de Sérgio Moro, el juez símbolo de la operación Lava Jato que investigó la corrupción en Brasil a partir de 2014, debía comenzar esta semana. Pero al final la sesión fue bloqueada por Sigurd Roberto Bengtsson, nuevo presidente del Tribunal Regional Electoral de Paraná (TRE-PR), según el cual era necesario esperar que el presidente Lula indicara el sustituto del juez Thiago Paiva dos Santos, cuyo mandato terminó el pasado 23 de enero.Envían a Lula a una cárcel común donde están alojados homicidas | Diario  Primera Linea

Al final,  Lula eligió a José Rodrigo Sade en la terna de jueces designados por el mismo Tribunal Regional Electoral de Paraná (TRE-PR), en la que también figuraban Graciane Aparecida do Valle Lemos y Roberto Aurichio. Sade era el favorito porque ya es juez subrogante. Contaba también con el apoyo de algunos sectores del gobierno.

Lula, el más notorio ex acusado de la Lava Jato y hoy en su tercer mandato como presidente, eligió quién juzgará al que fue su principal acusador hace unos años, es decir Sérgio Moro. El ex juez, mimado por los militares y por Estados Unidos, ahora senador por uno de los partidos que apoya al actual gobierno, Unión Brasil,  acabó siendo llevado a juicio en una causa abierta tanto por el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, como por el Partido Liberal, el PL de Jair Bolsonaro, en cuyo gobierno Moro fue ministro de Justicia hasta el 24 de abril de 2020 cuando dimitió envuelto en una polémica por la injerencia de Bolsonaro en la Policía Federal.

Los dos partidos lo acusan de abuso de poder económico en las elecciones de 2022 al utilizar recursos del partido Podemos – con el que era entonces precandidato a la Presidencia- para promover su candidatura al Senado federal. El ex juez aún podrá apelar ante el Tribunal Superior Electoral, pero si vuelve a ser condenado, se pondrá fin a su mandato y al de sus adjuntos Luis Felipe Cunha y Ricardo Augusto Guerra.

En Brasil dicen que Sergio Moro está cerca de ser destituido como Senador y podría fugarse Como consecuencia de la eventual condena, se deberán convocar elecciones parciales en Paraná, cuyos precandidatos al Senado pertenecen casi todos a los partidos que le acusan: la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, el ex gobernador Roberto Requião (PT), el diputado estadual Requião Filho (PT), el ex diputado Ricardo Barros (Progresistas), además de Paulo Martins (PL) y la ex primera dama Michelle Bolsonaro (PL).

A Sergio Moro se lo acusa del delito de abuso económico y se lo investiga por las irregularidades en el proceso judicial que terminó con la detención de Lula y otros dirigentes del Partido de los Trabajadores.  La denuncia indica maniobras de los miembros de Lava Jato para apropiarse, mediante un pacto ilegal con Estados Unidos, de millones de dólares pagados en concepto de multa por Petrobras a Washington.

En paralelo, Moro habría recibido millones dólares para asesorar a los abogados de imputados en Lava Jato y redactar las delaciones premiadas. Uno de los testimonios claves es el del exdiputado Tony García quien asegura haber sido reclutado e intimidado por Moro para realizar operaciones ilegales.

Desde que Lula asumió la presidencia en 2023, se han repetido los ataques y las investigaciones en torno al Lava Jato, a sus magistrados y sobre todo a los resultados de la operación: multas multimillonarias a empresas acusadas de corrupción, lo que ha provocado un verdadero desmantelamiento y una sensación generalizada de impunidad. Una encuesta del Instituto Atlas publicada esta semana señala que el 65 % de los entrevistados afirmó tener una imagen negativa de Sérgio Moro.

La posibilidad de lo que en Brasil se llama “casación” del mandato de senador de Moro se baraja desde que el Tribunal Superior Electoral revocó el mandato del ex fiscal del Lava Jato Deltan Dallagnol como diputado federal. La decisión se tomó por unanimidad (7 a 0) y se basa en diversos pedidos del Consejo Nacional del Ministerio Público que fiscaliza el accionar de los integrantes de la Procuraduría.

Dallagnol es uno de los apuntados por la Corte Suprema de Justicia por la parcialidad en el juzgamiento de las causas contra Lula y de haber coordinado ilegalmente con Moro la prisión y posterior inhabilitación del líder del PT en las elecciones que ganó Bolsonaro en 2018. Sus chats fueron revelados por la investigación de The Intercept y fueron claves para el derrumbe de las causas.

El presidente Lula acusó en enero, en la ceremonia de inauguración de la reanudación de las obras de la refinería Abreu e Lima, en Pernambuco, uno de los símbolos de la corrupción de la petrolera nacional Petrobras, tanto a los jueces de la Lava Jato como al Departamento de Justicia de Estados Unidos. “Todo lo que ha ocurrido en este país fue fruto de la connivencia entre algunos jueces y fiscales subordinados al Departamento de Justicia de EEUU, que nunca aceptaron que Brasil tuviera una empresa como Petrobras. No se puede castigar la soberanía de un país y su empresa más importante”, dijo Lula.

Moro saltó rápidamente a la política para transformarse en Ministro de Justicia de Bolsonaro, en lo que algunos analistas señalan como un paso en falso. Luego acusó a Bolsonaro de entorpecer investigaciones por corrupción y renunció; quiso ser candidato a presidente y terminó siendo electo como senador. Ahora su banca está en riesgo, ya que se le acusa de recibir fondos indebidos durante su campaña.

Por ahora nadie se atreve a vaticinar si el ex juez perderá finalmente su banca, pero lo que sí parece evidente a esta altura de los acontecimientos es que aquella proyección de juez Moro como un paladín de la justicia -bien difundida también desde Estados Unidos-  ha quedado ha quedado en el baúl de los recuerdos para las grandes mayorías.

*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)