Cantos de encuestas
UN GRANO DE MAÍZ | En las elecciones burguesas las encuestas son protagonistas al mismo nivel que los candidatos, los encuestólogos ofician como una suerte de oráculos, de gurúes. Es comprensible, las elecciones burguesas son, cada vez más, una operación de marketing, de venta de un producto, así enmascaran la lucha de clases.
Siendo así, la opinión del mercado, en este caso la masa electoral, se impone sobre la visión política, sobre la ideología. La política se subordina al mercado y los dirigentes hipotecan su papel. Los oráculos tienen fuerza porque, con supercherías disfrazadas de ciencia, dicen auscultar “la voluntad consumidora del soberano”. Así pretenden dirigir la política nacional, transformada en una gran manipulación del mercado, de la masa.
De esta manera la política se rebaja de su alta misión de directora de la “polis” a una simple operación de venta de empaques vistosos.
Cuando la Revolución participa en las elecciones corre la tentación de las encuestas y de sumergirse en la lógica del mercado, de ser guiada en lugar de dirigir, privándose de su razón de ser. No puede decir verdades, o mejor, sus verdades serán las verdades del sentido común que siempre es el sentido de la lógica dominante.
En Venezuela la política está amenazada por este mal, la encuestitis es ya una epidemia, por allí se cuelan la lógica y los intereses de la burguesía.
Uno de estos gurúes, presidente de una encuestadora de nombre rimbombante, engañador, “Hinterlaces”, es un claro ejemplo de la manipulación de las encuestas. Veamos.
Primero dio números extraordinarios para Chávez, habló de una brecha imbatible. Sufrió las arremetidas de la derecha y la benevolencia de los bolivarianos, en esa tónica pasó algunos meses. Seguidamente, cuando ya estableció su nombre como encuestólogo, por arte de tuerto en país de ciegos, pasó a ser gurú electoral, ya no daba números sino ideología: interpretaba lo que quería el mercado (la masa), pasó a ser uno de los políticos más importantes del país, más que cualquier dirección nacional. Ya estaba en condiciones de lanzar la línea de la derecha, de intentar pasar el contrabando. Ahora aparece diciendo:
“Gane quien gane con estos porcentajes está obligado a negociar. La polarización ya no le conviene a ninguno de los dos bandos, aun con estos resultados o a pesar de que la brecha sea pequeña ninguno de los dos ha crecido o retrocedido significativamente. El país sigue polarizado casi en los mismos términos de hace 6 años”.
“El reto para ambos sectores es comenzar a ver al otro sin recelo y muy importante sin descalificarlo, vienen días de reencuentro y armonía sea quien sea el triunfador, y ambos sectores están obligados a moverse más por la razón y no por la polarización.”
Este gaznápiro con ínfulas de político, lubricado con encuestas convertidas en fetiches, nos quiere llevar a un nuevo pacto, a una traición. Sus argumentos son vacíos, sólo les da fuerza el prestigio que nosotros le dimos ilusionados con los cantos de sus encuestas.
¡Con Chávez siempre!