EEUU evalúa estrategias, luego de elecciones en Venezuela

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Leopoldo Puchi

Anteriormente examinamos los resultados de la estrategia de Washington para Venezuela, conocida como la “estrategia de engatusamiento”. Tras las elecciones del 28 de julio, y sin que Washington hubiese logrado hasta el momento su objetivo de un cambio de gobierno, es previsible que Estados Unidos diseñe una nueva política para intentar reincorporar a Venezuela a su esfera de influencia. Luego de una etapa concluida, es el momento en que los diversos actores se vuelcan a calibrar o redefinir estrategias.
En el mundo interconectado de hoy, en el que las decisiones locales tienen repercusiones globales, los rediseños estratégicos no solo afectarán a Venezuela, sino también al equilibrio de poder en toda la región. La interrogante es cuál será la nueva estrategia de Washington y qué viabilidad tendrá en el contexto interno de Venezuela y en un entorno geopolítico cada vez más multipolar y conflictivo.
Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. (Xinhua/Aaron Schwartz)
Según un reportaje de Reuters, Estados Unidos y otros países occidentales están mostrando pocas señales de tomar medidas rápidas. La mayoría de estos gobiernos han pedido una verificación de los resultados, pero una decisión sobre el asunto o una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) podría tomar tiempo. Hasta ahora, Estados Unidos ha reconocido a González como ganador, pero no lo ha llamado presidente electo.
Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional dijo a Reuters que Washington está evaluando lo que Maduro y sus representantes harán o no harán a continuación y “responderá en consecuencia”. Esta actitud de espera refleja el temor a repetir los errores de políticas anteriores. También existe la inquietud, señalada por Celso Amorim, de que en los procesos electorales de otros países se intente validar resultados no emitidos oficialmente. Esto ha motivado un estudio detenido de una estrategia que sea sostenible.
Negociaciones
En lo inmediato, hay que considerar que en noviembre se celebrarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, lo que pone a la administración Biden bajo presión. Kamala Harris, la candidata demócrata, necesitará ofrecer respuestas convincentes frente a su rival, Donald Trump, que resuenen en las franjas del electorado sensible a la situación venezolana y a las narrativas más radicales difundidas.
Una posible respuesta es la creación de una mesa de negociaciones entre los sectores internos en disputa en Venezuela, que pueda ser presentada como un logro en política exterior por la administración Biden. Con este propósito, la Casa Blanca ha gestionado que Antonio Guterres, secretario general de la ONU, actúe como mediador. También está abierta la posibilidad de que el gobierno de Catar facilite la mediación entre Washington y Caracas y se inicie un nuevo ciclo de negociaciones en Doha.
Secretario General de la ONU, Antonio Guterres (Xinhua/Evan Schneider/UN Photo)
Estrategias

Al pasar esta etapa de búsqueda de negociaciones, que podría ser corta o prolongarse hasta enero de 2025, es previsible que Estados Unidos implemente una nueva estrategia hacia Venezuela para alcanzar sus objetivos geopolíticos. Sin embargo, no hay información suficiente para saber con certeza cuál será exactamente esta estrategia, por lo que solo pueden elaborarse escenarios aproximados.

Dentro del abanico de opciones disponibles para Washington, a grandes rasgos, se pueden considerar las siguientes políticas: 1) Mantener el esquema actual de relaciones con Venezuela, aunque inicialmente se suspendan algunas licencias y se incremente el tono y la retórica, en busca de un acuerdo a mediano plazo de alternancia interna y de coexistencia entre los dos países; 2) Adoptar una estrategia para acelerar los acontecimientos, lo que requeriría un endurecimiento de las sanciones y un aislamiento diplomático con el fin de incrementar la conflictividad interna y facilitar la captación de oficiales de las fuerzas armadas para intentar un derrocamiento.

Guaidó, el experimento político fallido de Donald Trump. (Mariela López)

No parece viable que Washington repita la estrategia de Trump de crear una presidencia paralela, como ocurrió después de la reelección de Maduro en 2018. Un acorralamiento a Venezuela podría no solo llevar a un acuerdo de importancia con los BRICS, sino también a la firma de una alianza estratégica con Rusia de mayor envergadura que la actual.

Para formular su estrategia, se estima que la administración Biden equilibrará cuidadosamente sus acciones y considerará tanto las dinámicas internas de Venezuela como las implicaciones geopolíticas más amplias y su propio panorama político doméstico. Por lo tanto, es más probable que Washington opte por mantener un esquema de relaciones similar al que existe en la actualidad. Esto dependerá de cuál sector de la política estadounidense prevalezca.