El medallero olímpico argentino, retroceso cónsono con lo que pasó en el país
Juan Guahán|
En los Juegos Olímpicos de Tokio, que acaban de finalizar, Argentina participó con 178 deportistas (sobre un total de 11.326), con 56 mujeres y ocupó, con solo tres medallas –una de plata en hockey femenino sobre césped; con dos bronces en rugby y vóleibol- el lugar 72 entre los países participantes.
Significa un retroceso significativo de lo realizado por los atletas argentinos en las cuatro ediciones anteriores, que va de la mano de lo acontecido en los últimos años en el país, con el nefasto gobierno neoliberal de Mauricio Macri y las debilidades y falencias del actual. Máxime cuando las tres medallas logradas fueron en deportes que tienen como protagonistas a sectores medios que -en términos generales- hoy practican rugby, hockey y vóleibol.
De París (1924) a Tokio (2020)
En París (1924) se inició el ciclo de las olimpíadas modernas que se realizan cada 4 años y llegan hasta nuestros días. Hoy, en Tokio (Japón), culmina su 22° edición. Ésta muestra la particularidad que tiene el logo de “Tokyo 2020”, por haber sido postergadas por un año con motivo de la Covid-19.
Las olimpiadas son convocadas por el Comité Olímpico Internacional, creado en 1894 para promover el deporte amateur, concepto hoy prácticamente perdido. Desde allí se viene convocando, cada cuatro años, a las actuales competencias. Argentina fue uno de los 12 fundadores de este evento. El mencionado Comité es “Observador Permanente” de las Naciones Unidas.
Mientras las Naciones Unidas cuentan con 193 miembros hay 206 países en condiciones de participar en la actual olimpíada. Dos países no están presentes en Tokyo: la Federación Rusia, suspendida por la acusación de involucramiento en casos de doping, su ausencia ha sido reemplazada por una representación del Comité Olímpico de ese país.
Tampoco participa Corea del Norte. En la edición de 2016 (Río de Janeiro) ambas Coreas participaron con una simbólica delegación conjunta. En Tokyo también participa un Equipo Olímpico de Refugiados, lo integran 29 atletas provenientes de 11 países.
Estas competencias no se efectuaron en los años 1940 y 1944, con motivo del desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. También tuvo sus dificultades en medio de la Guerra Fría. Las ediciones de 1980, realizada en Moscú (URSS) y 1984 (Los Ángeles – EEUU) padecieron respectivos boicots encabezados por EEUU en el primer caso y por la URSS en el segundo.
El medallero olímpico de Argentina: otra mirada
Echar una mirada a los altibajos de la evolución de la Argentina en el medallero olímpico agrega condimentos que ayudan a entender –desde otras perspectivas- lo que les viene pasando a los argentinos.
Trataremos de sacar algunas conclusiones partiendo de algunos datos de la realidad: la cantidad de atletas participantes, la presencia de las mujeres, las medallas alcanzadas y la posición en el medallero general, dentro de cada período.
Para que mayores cantidades nos den una idea más representativa se sumarán las medallas de oro, plata y bronce. Cabe aclarar que oficialmente el Comité Olímpico define las posiciones según la cantidad de medallas de oro.
Las primeras cuatro olimpíadas (París, 1924; Ámsterdam, 1928; Los Ángeles, 1932 y Berlín, 1936) permiten apreciar un promedio de 62 atletas argentinos en cada una de esas competencias, con la presencia de una sola mujer, en –Berlín- 1936.
Ese período se constituyó en el nivel más alto de medallas logradas por nuestras delegaciones: Un promedio de 7,25 medallas en cada una de esas olimpíadas. Ocupando -como promedio- el puesto 15,25 en el medallero general. Ese período se puede considerar, históricamente hablando, como los últimos años de la “colonia próspera” con un pueblo pobre, que caracterizaron a ese momento del país heredado de la “Generación del 80” y posiblemente explique que la mayor parte de las medallas provengan del boxeo.
Otro ciclo puede ser el que abarca el “primer peronismo”. Durante el mismo se desarrollaron las Olimpíadas de Londres (1948) y Helsinki (1952). El dato más significativo son los 213 de atletas argentinos que participaron en Londres, entre ellos 11 mujeres.
La cifra total de atletas participantes recién pudo ser equiparada 68 años después, en Río de Janeiro (2016). Promediando ambos certámenes las medallas fueron seis para cada uno y la posición argentina en el medallero general –por países- fue en el lugar 16,5
Un tercer ciclo lo podemos ubicar en los cinco Juegos celebrados entre Helsinki (1952) y Montreal (1976). En ese ínterin se realizaron cinco Olimpíadas (Melbourne, 1956; Roma, 1960; Tokyo, 1964; México, 1968 y Munich, 1972).
Se trata del período más doloroso de la historia argentina del siglo XX, con el breve interregno de los sueños setentistas y la profunda división interna. Allí se inició un proceso de decadencia, con represión y proscripciones, cuyas repercusiones llegan hasta nuestros días.
Esta situación, como pocas otras veces, tuvo su reflejo en el medallero olímpico. El promedio de atletas argentinos participantes fue de 80,4 por cada juego, con la presencia de 3,2 mujeres promedio en cada uno de ellos. Las medallas alcanzadas promedian 1,33 para cada una de esas competencias.
Entre todos los países ocupamos el lugar 40,8. Todos estos números resultan están por debajo, pero muy por debajo, de los conseguidos en las olimpíadas anteriores y constituyen la evidencia, también en el aspecto deportivo, de cómo se fue construyendo la decadencia nacional, con la destrucción del Estado y de las organizaciones de la sociedad.
Desde el punto de vista del medallero podemos considerar un cuarto período que abarcaría siete olimpiadas (Montreal, 1976; Moscú, 1980; Los Ángeles, 1984; Seúl, 1988; Barcelona, 1992; Atlanta, 1996 y Sídney, 2000).
En este período hay varias cuestiones que no pueden omitirse. El boicot promovido -por los EEUU- a la Olimpiada de Moscú (1980), por la invasión de la URSS a Afganistán. A ese boicot se sumaron 50 países, mientras que otros 85 participaron.
Entre los participantes del boicot llamaron la atención China, por aquel entonces enfrentada con la URSS y Argentina fuertemente asociada comercialmente a la URSS, aunque primaron las presiones político-ideológicas de EEUU.
Como una respuesta, en medio de la Guerra Fría, en las olimpíadas siguientes (Los Ángeles 1984), el boicot se dio a la inversa, siendo convocado por la URSS e incluyó a 13 países. En ese ciclo entre 1976 y el 2000, los datos numéricos indican que el promedio de participantes argentinos fue de 112 por cada evento, y la tendencia fue el incremento de la presencia femenina que promedió cerca de 25 participantes mujeres en cada una de esas olimpíadas.
En ese período de golpes de Estado y neoliberalismo, la decadencia -en materia de cosecha de medallas- fue proporcional a la destrucción económica y descomposición social. Tuvimos un promedio de sólo 1,66 medallas por cada olimpíada, con cero medallas en Los Ángeles (1984) y Montreal (1976). En todo ese largo período tampoco logramos ninguna medalla de oro. Otro dato de ese período es que de las siete olimpíadas realizadas, en una de ellas (Moscú 1980) no participamos; en dos (Los Ángeles y Montreal) no figuramos en el medallero, por no tener ninguna medalla y el lugar ocupado en las cuatro restantes fue en la posición 46,5, entre el conjunto de países participantes.
Por último, en las cuatro ediciones olímpicas realizadas (Atenas, 2004; Pekín, 2008; Londres, 2012 y Río de Janeiro, 2016) se pudo observar un adelanto en el saldo del medallero y los niveles de participación. Esa situación va a la par de cierta mejora en algunos aspectos socioeconómicos y una mayor presencia estatal en algunas actividades, como la atención a aspectos deportivos, que se habían caído en el período anterior.
Los datos numéricos lo certifican. La presencia argentina sumó un promedio, para todos esos juegos, de 160 atletas en cada uno de ellos, de esa cifra 54,7 corresponden a mujeres, el promedio más alto de todos los juegos. Las medalla conseguidas promedian las cinco por cada competición y el promedio en el medallero general por países nos ubicó en el lugar 34,5.
Se trata de un ciclo, con la vigencia de un cierto neodesarrollismo kirchnerista, con resultados olímpicos que están por detrás de los rendimientos de los tiempos de la “colonia próspera” y del “primer peronismo”, pero mejor que los demás períodos.
Así llegamos a estas olimpíadas que ya culminan y que tienen la particularidad que se han tenido que postergar un año con motivo de la Covid-19. En estas olimpíadas Argentina participó con 178 deportistas (sobre un total de 11.326), con 56 mujeres. Argentina ocupó, con solo tres medallas –una de plata en hockey femenino sobre césped; con dos bronces en rugby y vóleibol- el lugar 72 entre los países participantes.
Entre los países latinoamericanos –que obtuvieron medallas- quedó por detrás de Brasil (lugar 12) y Cuba (14) –ambos con siete medallas de oro, Ecuador (38); Venezuela (46); Puerto Rico (63); Colombia (66) y República Dominicana (68) y por delante de México (84). Se trata de un claro retroceso respecto a lo acontecido en las cuatro ediciones realizadas entre el 2002 y 2016.
Este retroceso va de la mano de lo acontecido en los últimos años, con el nefasto gobierno neoliberal de Mauricio Macri y las debilidades y falencias del actual de Alberto Fernández. Las tres medallas logradas fueron en deportes que tienen como protagonistas a sectores medios que -en términos generales- hoy practican rugby, hockey y vóleibol.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)