2020, el bisiesto año de la incertidumbre

 

Ana Alonso- El Independiente

«La única certeza es la incertidumbre». El sociólogo polaco Zygmunt Bauman (1925-2017) ha descrito mejor que nadie el espíritu que marca el siglo XXI. A los felices años 20 del siglo pasado suceden ahora los inciertos años 20 del XXI.

Empieza una nueva década, lo que suele ser un buen presagio. Así lo interpretan en el horóscopo chino. 2020, el año de la rata de metal, marca el inicio de una nueva rueda china, una época de nuevas energías. Este nuevo año en el horóscopo chino se inicia el 25 de enero, no el 1. Será una época de cambios radicales, posiblemente positivos.Resultado de imagen para 2020, el año de la rata de metal

Llevamos ya dos décadas cada vez más desorientados, con una economía que va de crisis en crisis y unos sistemas políticos cuyas bases están cada vez más cuestionadas porque la desigualdad, lejos de solventarse, cada vez alcanza más ámbitos (ingresos, territorial, género, generaciones) y de la que cada vez somos más conscientes.

Los riesgos económicos que afrontamos en 2019 aún siguen condicionando nuestro rumbo. Las dos grandes potencias globales nos tienen en vilo. Estados Unidos, con el presidente Donald Trump al frente apuesta por el unilateralismo, y recurre a las guerras comerciales cada vez que considera al socio como un ente amenazante. La tregua con China dista mucho de ser definitiva.

«El escepticismo rodea la tregua pactada recientemente entre Pekín y Washington para evitar un agravamiento de la guerra comercial. El armisticio es frágil dado el carácter estructural de las diferencias que enfrentan y el potencial desestabilizador de casos como la extradición de de Meng Wangzhu, directiva de Huawei (cuya sentencia se espera en enero), que podrían debilitar los endebles consensos. Las tensiones suman cada vez mayores niveles, desde el estratégico al ideológico», afirma Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China.

Ralentización global

Europa sigue sin crecer a buen ritmo, con peligro de que el motor alemán se cale, y la incógnita del Brexit aún no se ha despejado. «Tras una década reduciendo tipos de interés y aplicando medidas de austeridad presupuestaria, en Europa pero también en países en vías de desarrollo, la economía no remonta o no lo hace a ritmos suficientes», señala el informe del CIDOB titulado El mundo en 2020: diez temas que marcarán la agenda global.

De hecho, en el último informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) la previsión de crecimiento mundial es de un 2,9%, como en el año que ahora termina, la más baja desde la Gran Recesión. En 2018, el PIB global llegó al 3,5%.

En la zona euro la previsión para 2020 es de un escaso 1,1%. España crecerá en 2020 un 1,6% y en 2021, un 1,3%. De acuerdo con este organismo, EEUU aumentará su PIB un 2% y Japón un 0,6%.

Las otrora economías emergentes no terminan de afianzarse (Brasil crecerá un 1,7% después de un 2018 con un 0,8%). El declive en Venezuela persiste con la presión migratoria que implica en la zona, y el peronismo ha vuelto a Argentina con visos de dejar de pagar su deuda pendiente.

En Asia, China mantiene su poderío, si bien deja de crecer a velocidad de crucero (en 2020 la previsión es de un 5,7%), y presiona para que la clase media no demande libertades. África está cada vez más presente como lugar de la esperanza, aunque también es una bomba demográfica y hay numerosas tensiones no resueltas.

Distinguen los expertos del CIDOB tres tipos de reacción. «Primera, aumento del sentimiento de desorientación ya que se plantea la obsolescencia de la recetas actuales para hacer frente a este tipo de crisis. Segunda, ante el cuestionamiento de los planteamientos ortodoxos, visiones más heterodoxas, especialmente en materia de política monetaria, ganan presencia… Y finalmente, la tercera lleva a la discusión sobre el modelo de crecimiento y la necesidad de incorporar otros criterios a la hora de, por ejemplo, diseñar presupuestos».

Nueva Zelanda ya ha introducido el concepto de presupuestos del bienestar. Han dejado de lado el enfoque tradicional (ingresos y gastos, costes y beneficios) para concentrarse en los objetivos del bienestar de la población, basado en parámetros como identidad cultural, medio ambiente, vivienda, ingresos, consumo y las interrelaciones sociales.

En todo el mundo, el sistema productivo está cada vez más condicionado por la emergencia climática y por la revolución tecnológica. El futuro, o el presente, será verde o no será. Y será digital o no será. Es un cambio de modelo similar al que se dio en la Revolución Industrial.

Por primera vez, el informe de la OCDE señala que la ralentización responde a «cambios estructurales» que no se acometen y que responden a tensiones geopolíticas y comerciales. También ahora se contemplan los que tienen que emprenderse debido a la digitalización y al cambio climático. Es precisamente esta nueva revolución digital y verde la que ha llevado al gobierno francés a acometer reformas, pendientes hace años, pero ahora urgentes, nada bien acogidas por los llamados chalecos amarillos primero y ahora por los sindicatos del transporte y los pensionistas, los más afectados por las últimas medidas.

Las protestas se han extendido como la pólvora en la segunda mitad de 2019: en Hong Kong llevan desde el 15 de marzo y suponen un pulso a Pekín. La protesta se originó por el rechazo a la ley de extradición a Pekín. Al igual que en otras latitudes son los jóvenes los principales actores de las manifestaciones, que también se caracterizan por la falta de líderes claros. Ha sido en América Latina donde se han concentrando la mayor parte de las protestas (desde Chile a Venezuela, pasando por Bolivia, Ecuador, Nicaragua o Colombia), pero también han afectado a Oriente Próximo (Irak o Líbano).

«Los movilizados hacen una enmienda a la totalidad al sistema y al poder establecido que lo dirige, mientras que en otros las protestas son reflejo de divisiones sociales o territoriales preexistentes», destaca el informe del CIDOB. «Existen procesos de emulación y aprendizaje que se intensificarán en 2020», añade el documento.

Trump, ganador de partida

Ha acabado 2019 con la votación de la Cámara de Representantes a favor del impeachment contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Los cargos contra Trump son obstrucción a la justicia y abuso de poder en el caso llamado Ucraniagate. La investigación trata de dilucidar si el presidente de EEUU condicionó la ayuda militar a Ucrania a que su presidente presionara al fiscal del Estado para investigar al hijo de su rival político, el ex vicepresidente Joe Biden, aspirante a la candidatura demócrata.

Arranca 2020 con el juicio político en el Senado, que se dirimirá antes del Super Martes, que tiene lugar el 3 de marzo. Justo a finales de marzo, la mitad de los estados se habrán decantado ya por su favorito como rival de Trump.

Es la segunda vez en la Historia de EEUU que un presidente afronta un proceso de impeachment en año electoral. En 1868 el demócrata Andrew Johnson lo superó, pero quedó muy cuestionado y luego no fue candidato a la Presidencia.

Si no hay alguna novedad extraordinaria, Trump no tendrá dificultades en pasar esta prueba, debido a que los republicanos cuentan con la mayoría en el Senado, y además se precisan dos tercios de los votos para destituir al presidente.

Trump se va a presentar como una víctima de los demócratas. El proceso del juicio político recuerda a los votantes que el presidente de EEUU pudo haber cometido abuso de poder, pero también señala a Joe Biden, uno de los favoritos entre los aspirantes demócratas. «Los votantes se preguntan por Trump, pero también van a plantearse qué hacía el hijo de Biden en Ucrania», afirma Xavier Peytibi, consultor político en Ideograma y autor de Las campañas conectadas.

Según Xavier Peytibi, que ha estudiado a fondo las campañas estadounidenses, «lo que sorprendió en 2016 fue que ganara en todos los swing states. En noviembre, si sigue haciendo campaña en estos mismos estados, ganaría. Si hubiera elecciones ahora, perdería en el voto popular. Pero la clave es ganar en estos estados clave».

En el pronóstico que realiza el Financial Times Ed Luce apunta que Trump volverá a perder en voto popular. Hillary Clinton logró tres millones de votos más que Trump en 2016 pero no logró llegar a la Casa Blanca. «Muchos de los votantes anti Trump más convencidos viven en estados que son seguros para los demócratas como California y Nueva York. Sus votos no serán decisivos. De nuevo la verdadera batalla se librará en los pequeños estados del Medio Oeste que ya le dieron la victoria en 2016».

La economía juega a favor de Trump, sobre todo la baja tasa de paro. Con el nivel actual de paro, de un 3,5%, un presidente en ejercicio tiene garantizada la reelección, salvo gran hecatombe.

Va a ser muy relevante qué candidato demócrata gana la carrera para enfrentarse a Trump. «Después de Iowa y New Hampshire se verá quiénes quedan. Si Biden quedara descolgado, sería un gran golpe en la campaña. O si Buttigieg arranca con fuerza sus posibilidades aumentarían… Los independendientes (indecisos) son más favorables a estos candidatos, más centrados», añade Peytibi.

El autor de Las campañas conectadas señala que Trump hará una campaña aferrada al discurso del miedo. «Está en campaña desde hace tiempo, casi desde 2016. Su mensaje será: si me voy, esto va a peor. Se presenta como el salvador de América frente a los demócratas, a quienes siempre califica, ya sea como radicales, o como los que no hacen nada…».

China, campeona del 5G

La segunda gran potencia global confirmará su liderazgo en la tecnología 5G, lo que se considera el sistema nervioso del internet de las cosas. China contará con más número de bases instaladas y Huawei destacará frente a Ericsson. También en ventas de teléfonos móviles encabezan el ranking Huawei, Oppo, Xiaomi, Vivo y otros fabricantes chinos, lejos de Apple y Samsung, según informa James Kynge del Financial Times. El objetivo de China es convertirse en el gran centro tecnológico global.

Concluye China este año su XIII Plan Quinquenal. En 2020 los objetivos de crecimiento se moderan, pero se da por hecho que el PIB y el PIB per capita se habrán duplicado con respecto a 2010. En 2019 más del 95% de la población salió de la pobreza extrema. China pretende la erradicación total en 2020.

En el plano político, Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China, destaca tres desafíos: Taiwán, donde se celebran elecciones legislativas y presidenciales el 11 de enero, que podrían acentuar el distanciamiento con Xi Jinping. «Taiwán es una pieza clave en la estrategia Indo-Pacífico ideada por Estados Unidos para contrarrestar el poder de China en la región», señala.

Ríos prevé que en Hong Kong continuarán las protestas «por el escaso margen de maniobra para encajar demandas democratizadoras». Y Xinjiang, donde la disidencia uigur se ha hecho oír en Occidente, que «desempeña un papel relevante en los desencuentros entre China y los países desarrollados de Occidente». El último Premio Sajarov del Parlamento Europeo es el disidente uigur Ilham Tohti, condenado a cadena perpetua en 2014 y desaparecido desde entonces.

Boris Brexit

La contundente victoria de Boris Johnson en las elecciones del 12 de diciembre hará posible que el Reino Unido salga de la Unión Europea el 31 de enero de 2020, con diez meses de retraso sobre la fecha inicialmente prevista. El Brexit, aprobado en referéndum el 23 de junio de 2016, el mismo año de la victoria de Trump, y no es casualidad, se ha llevado por delante a dos primeros ministros conservadores (David Cameron y Theresa May), y a decenas de miembros del gobierno.

Finalmente, Boris Johnson ha convencido a los británicos de que es la persona que puede «hacer realidad el Brexit». Ganó las elecciones frente a una debilitada oposición laboristas, bajo la batuta desnortada de Jeremy Corbyn. El laborismo tiene pendiente una renovación profunda para volver al 10 de Downing Street.

Pero Boris Johnson ha empezado la partida con la Unión Europea sobre la negociación de la relación futura con un órdago. Ha limitado el plazo del periodo de transición a diciembre de 2020. Es decir, el Reino Unido se descolgaría definitivamente de la UE el 1 de enero de 2021. En apenas 11 meses la UE y el Reino Unido han de encontrar una nueva fórmula para relacionarse sin grandes perjuicios. Es casi imposible cumplir este plazo.

«De la misma forma que hizo cuando negoció el acuerdo de salida Boris Johnson parte de una postura de máximos, que luego irá modificando sin ningún tipo de reparo, según sus intereses. Si considera que es preferible salir con un acuerdo básico de libre comercio, y luego estudiar otros sectores lo podría hacer. Pero creo que todas las empresas británicas presionarán para que no lo haga así. La diferencia entre un no deal y un acuerdo de libre comercio básica es escasa. En términos de caos aduanera es lo mismo», afirma Enrique Feás, investigador principal en el Real Instituto Elcano de Madrid.

«Lo normal es que se llegue a un acuerdo básico pero que pida mantener más tiempo el statu quo mientras se negocia un mayor grado de integración. De otra manera, el coste de adaptación de la economía, sobre todo de la industria, será enorme. No tiene sentido que dañe su economía por ganar unos meses», puntualiza el experto.

También serán muy importantes los factores políticos. «Desde el punto de vista político tampoco le interesa una salida dura y un acuerdo de libre comercio lo sería. Exacerbaría los argumentos de Escocia en favor de un referéndum por la independencia. Ha de prometer algo a cambio a Escocia y podría ser que la salida no sea tan drástica. Boris Johnson no tiene problemas en adaptar la realidad a sus nuevas circunstancias», añade Enrique Feás.

El investigador, experto en el proceso del Brexit, cree que la Unión Europea cederá en su propósito de que no sea una relación a la carta, y también Boris Johnson cederá porque lo básico no le interesa. Anticipa Feás que será un modelo similar al de Suiza, aunque no tan integrado.

De momento el 1 de febrero Boris Johnson venderá a los ciudadanos británicos que ha hecho posible el Brexit, si bien desde ese día hasta el 31 de diciembre de 2010 todo seguirá igual, salvo que el Reino Unido dejará de tener representantes en las instituciones europeas.

Renace Salvini, sobrevive Merkel

Los partidos populistas mantienen su fuerza, pero hubo esperanza en Europa cuando se comprobó que en las elecciones al Parlamento Europeo del 26 de mayo no alcanzaban suficiente fuerza como para bloquear la acción de las instituciones europeas. Además, 2019 fue el año en el que Matteo Salvini, el otrora poderoso ministro italiano del Interior, cayó en la trampa de su propia ambición y salió del gabinete.

Sin embargo, en 2020 el viento sopla de nuevo a su favor. Vuelve a liderar las encuestas y la coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático sobrevive a duras penas. Acaba de dimitir el ministro de Educación por carecer de presupuesto para las reformas que quería emprender. Entre ellas, incluir la asignatura de Medio Ambiente.

«Una derrota de la izquierda en las elecciones en su bastión de Emilia-Romagna en las elecciones regionales de finales puede ser la puntilla para el gobierno de 5 Estrellas y el PD. También es cierto que crece el movimiento anti Salvini, las autodenominados sardinas«, señala Ben Hall en las previsiones del Financial Times.

En Alemania, está debilitada la coalición de gobierno de la Unión (CDU y CSU) con los socialdemócratas, desde la designación de dos candidatos de la izquierda del SPD como nuevos líderes, Saskia Esken, y Norbert Walter-Borjans. Resultó derrotado Olaf Scholz, vicecanciller y ministro de Finanzas en la coalición que lidera Angela Merkel.

Sin embargo, a los socialdemócratas, en caída libre en las encuestas, no les interesan unas elecciones anticipadas. Es posible que den su apoyo externo a la coalición de CDU y CSU para que Angela Merkel termine su mandato en 2021 con un gobierno en minoría.

Latinoamérica, zona de riesgo

Latinoamérica es tierra de problemas endémicos (Cuba, Venezuela, Nicaragua), crisis semipermanentes (la eterna deuda argentina) y lacras que lastran a toda la sociedad (el narco, las guerrillas). En el último semestre de 2019 se ha sumado una oleada de protestas en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia que tienen como común denominador que ponen en cuestión a los gobiernos, a las instituciones, y también a la oposición convencional.

En Argentina, donde acaba de volver al poder el peronismo con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández al frente del país, la luna de miel durará poco. «Habrá que ver cómo renegocian la deuda. Argentina no tiene capacidad de pago y la deuda es muy elevada. Algo parecido ocurre en Ecuador. Hay falta de liquidez. El precio de las materias primas está bajando por la falta de demanda de China y no hay un modelo alternativo de producción», explica Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. En economía Latinoamérica ha de buscar cómo insertarse en la economía internacional en este nuevo ciclo en el que no puede depender de las materias primas.

En Bolivia, prevé Sánchez que la situación se calme con la celebración de nuevas elecciones, especialmente si vencen los sectores menos extremos. Descarta la victoria del MAS, el partido de Evo Morales, en el exilio, ahora en Argentina. También considera favorable el escenario para Chile, con la nueva Constituyente.

México, sin embargo, se encuentra en una encrucijada por el poder del narcotráfico y las tensiones en el sur del país (Guatemala y Honduras). También es una zona de gran riesgo de explosión Honduras, Guatemala y El Salvador, donde confluyen la crisis migratoria, el narco y la violencia.

Francisco Sánchez considera uno de los grandes problemas en la región «cómo reducir la marginalidad y la exclusión que se transforma en delincuencia y violencia como hemos visto en Chile, Argentina, Uruguay, y también en Brasil. El gran reto es que no se convierta en violencia estructural».

África en el foco

El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ha sido el ganador del Premio Nobel de la Paz 2019. El jurado destacó su papel fundamental a la hora de acabar con la guerra de su país con Eritre. Más de 70.000 personas murieron en el conflicto entre 1998 y 2000. Hasta 2018 Etiopía y Eritrea no firmaron la paz. Abiy Ahmed, según el Comité Nobel, destaca por las reformas que ha emprendido, y por su impulso democratizador del país, así como por su lucha contra la corrupción. Es un modelo para África, y para el mundo.

Según el informe del CIDOB, «los tiempos del afropesimismo ya han pasado y en la década que ahora empieza la discusión sobre África oscilará entre los afrooptimistas, que describirán el continente como un pulmón de vitalidad y generador de oportunidades, y los afrorrealistas, que reconocerán estos desarrollos positivos pero señalarán también su fragilidad o aportarán contrapuntos menos prometedores, como la magnitud de las crisis humanitarias o la vulnerabilidad climática».

De Greta al cambio de paradigma

Greta Thunberg ha sido elegida persona del año por la revista Time. La jovencísima activista sueca, que cumple 17 años el 3 de enero, ha sido la artífice de una movilización sin precedentes en la que sobre todo los jóvenes han enarbolado la bandera de la emergencia climática.

Las intervenciones de Greta Thunberg, en la cumbre del clima de Katowice, en Madrid, en Davos, o ante la Asamblea General de la ONU, no dejan a nadie indiferente. «Nuestra casa está ardiendo», clama para concienciar a los políticos de la urgencia de las medidas para frenar el cambio climático. «¿Cómo no pueden sentir pánico ante la emergencia climática?», se pregunta Greta. Muchos se hacen fotos con ella, pero pocos llevan a la práctica sus demandas.

Antes que Greta, hubo otras Gretas que exigían que los mayores actuasen. Las comunidades indígenas llevan décadas denunciando el expolio de sus tierras en el Amazonas, por ejemplo. Hay numerosos jóvenes anónimos que han escuchado el grito de Greta y han pasado a la acción. La economía sostenible es la única vía para que todos podamos compartir unos mínimos estándares de bienestar.

En 2020 entra en vigor el Acuerdo de París. En su artículo 2 fija como objetivo mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales. Habría que proseguir por esa línea hasta que el aumento de temperatura fuera de 1,5 grados centígrados. Estados Unidos, es decir, Donald Trump, se ha desmarcado del Acuerdo. Tampoco ayuda que China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, no renuncia a producir energía con carbón.

La Unión Europea quiere asumir el liderazgo y ha promovido el Acuerdo Verde Europeo. El objetivo es logra la neutralidad climática en 2050. Hay costes de transición que algunos no ven claro, por eso Polonia ha pedido más clarificación antes de dar su visto bueno. Lo que está en marcha es un cambio de paradigma.

Esta nueva década comienza con incertidumbre. Tanta que incluso algunos en el pasado preveían que el fin del mundo llegaría en torno a 2020. Isaac Newton así lo veía basándose en las predicciones de San Juan el Divino.

La interpretación de las profecías de Nostradamus dan por hecha la reelección de Trump, una crisis económica, terremotos destructivos, gran cantidad de incendios y de tormentas, el fin de Kim en Corea del Norte y un nuevo rey en Reino Unido. En un año veremos qué hay de cierto.