Yenín: los ocho objetivos de Netanyahu en su nueva ronda de ‘palestinicidio’

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Nazanín Armanian

«Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día es venido en el tiempo de la consumación de la maldad» (Ezequiel 21:25).

Cisjordania, 3 de julio. Tras destruir las carreteras con excavadoras, cortar el agua, la electricidad y el internet a los miles de residentes del campamento de refugiados de Yenín – en su mayoría niños, ancianos y enfermos-, unos mil soldados israelíes, respaldados por francobordos y helicópteros que lanzaban ataques aéreos sobre la desesperada población, lo invadieron.

Mataron a 12 hombres (cuatro de ellos menores) y dejaron a su paso un centenar de heridos, sin permitir que las ambulancias accedieron al lugar. En aquel infierno solo se oía el grito de niños aterrorizados, disparos y llantos, y solo se veía el polvo y unas 4.000 personas huyendo ¡de un campo de refugiados! En busca de un refugio.Una niña se de pie ante un edificio dañado luego de una operación militar israelí en el campo de refugiados de Yenin, en Cisjordania ocupada por Israel el 8 de julio de 2023. -RANEEN SAWAFTA / Reuters

«Matar a los terroristas», y masacre ordenada por Benjamín Netanyahu y el visto bueno de Joe Biden, ambos tan genocidas que ni respetan la primitiva ley de Talión, que hace 3.000 años recomendó el «ojo por ojo» y en un juicio con pruebas, evitando los castigos colectivos.

Los colonos judíos les echaron una mano, incendiando hogares, granjas y automóviles de los palestinos.

La represalia palestina dejó un muerto israelí y varios heridos en el atropello con un coche en Tel Aviv, mostrando el abismal desequilibrio del poder entre las partes: determinen ahora quién es el terrorista. En lo que va de año, al menos 112 palestinos y 18 israelíes han sido asesinados, víctimas de las políticas de Tel Aviv.

Israel continúa atacando objetivos en Cisjordania; persisten los combatesAl terminar la Operación Casa y Jardín (macabra denominación, ya que Yenín significa «jardín»), en una agresión militar de dos días, los refugiados regresaron al campo para recoger los escombros de unas 800 viviendas destruidas.

Yenín, de unos 40.000 habitantes, integra un gueto de refugiados de medio kilómetro cuadrado donde alrededor de 16.000 palestinos viven hacinados desde 1953, fecha en la que fue alquilado por las Naciones Unidas para albergar a los que tuvieron que abandonar sus hogares tras la ocupación israelí en 1948. Las condiciones infrahumanas del sitio han ido acumulando más la ira que la desesperación entre sus habitantes, colocándolo en el punto de mira del colonialismo israelí.

El contexto

Desde la primavera, fecha de la instalación del gobierno ultraderechista de Netanyahu, el ejército ha estado lanzando incesantes incursiones en aldeas y ciudades de Gaza y Cisjordania, cuyo balance ha sido el asesinato de entre 150 y 190 palestinos y la demolición de decenas de sus viviendas, causando también la muerte de 26 de sus propios ciudadanos, carne de cañón de los intereses de la élite gobernante, los mismos que mandaron asesinar al propio primer ministro israelí Yitzhak Rabin en 1993 por apoyar la creación de un Estado Palestino.La ONU denuncia el 'apartheid' de Israel en el este de Palestina | Público

– La construcción de nuevos asentamientos judíos en Cisjordania, ilegales según las propias leyes israelíes, no cesa. En marzo, el régimen aprobó la construcción de 5.700 nuevas viviendas. Hoy, hay entre 500.000 y 700.000 colonos viviendo en unos 160 asentamientos y otras 116 «colonias salvajes» (en espera de permiso), que han estado provocando fuertes altercados entre los palestinos desahuciados y los ocupantes armados.

– A esta situación se ha sumado la ausencia de conversaciones de paz, cuya función ha sido crear falsas esperanzas entre la población palestina. Ahora las cartas están sobre la mesa. Israel cree que ya después de la desaparición de la Unión Soviética, el principal respaldo de la causa palestina, y los poderosos Estados árabes que defendían la causa palestina, como Libia, Irak y Siria, no necesita hacer pantomima y lo está diciendo a gritos: ¡No habrá un Estado Palestino!

– Luego está la falta de propuestas viables y realistas por parte de los dirigentes octogenarios de la Autoridad Palestina en Cisjordania y la derecha islamista de Hamas en Gaza, que impide un estratégico plan de liberación y unas tácticas que conduzcan hacia este objetivo, ahora que la idea de un Estado binacional democrático israelí con ciudadanos de pleno derecho palestinos ha sido descartado como parte de las 10 implicaciones de la Ley de «Estado Nación Judía».

La extremaderecha israelí tiene otra «solución» en mente: organizar el traslado-expulsión de los palestinos a Egipto, Jordania y Líbano. Pues, mientras Cisjordania esté habitada, Israel no podrá-querrá anexionarla por la simple razón de que le es imposible hacerse cargo de una bomba de relojería hecha de pobreza, furia y sueños.

– Más censura y mayor ataque a los periodistas. El asesinato de la reportera palestina Shirin Abu Aqleh el 11 de mayo de 2022 tuvo lugar justamente en el campamento de Yenín, cuando cubría la invasión israelí del barrio. A su colega Abdul Mohsen Shalalda le arrestaron en Hebrón. Según Palestinalibre, desde el año 2000, 55 periodistas han sido asesinados por las fuerzas de ocupación.

– La cortina de humo de la guerra de Ucrania, que ha sido aprovechada por Israel con la contribución inestimable de los medios de comunicación occidentales, para avanzar en sus criminales planes contra un sufrido pueblo que ha decidido arrebatarle el sueño ahora que él no puede dormir tranquilo.

Los verdaderos objetivos de Netanyahu

Netanyahu y el líder ultranacionalista Naftali Bennett

1. Exportar la crisis interna de su Gobierno:

– Rebajar la presión de los ministros más ultras que él para que acelere el exterminio palestino, una operación «espectacular», sacrificando a los suyos y extraños, con tal de mantenerse en el poder y no perder la inmunidad y ser juzgado por corrupción. En realidad, para aquel sector del establishment israelí que el primer ministro representa, la prioridad es contener a Irán (luego Turquía) que no a los exhaustos y desarmados palestinos.

– Ocultar su fracaso en acabar con las continuas protestas de decenas de miles de ciudadanos israelíes que siguen exigiendo la retirada de la reforma judicial.

2. Ahogar la Resistencia de Yenín (RJ), formada por nuevos grupos de partisanos cuyo objetivo no es «pacificar» la situación, sino acabar con la ocupación. Israel no tendrá piedad en matarlos ni en desmantelar, a cualquier precio, su infraestructura al servicio de una nueva etapa de la lucha armada palestina. Esta generación de activistas que ven cómo los dirigentes de Gaza y Cisjordania son incapaces hasta de proteger la vida de los palestinos -ni qué decir establecer un Estado Palestino-, están tomando la iniciativa, posiblemente de forma autónoma, al menos al principio.

3. Con la destrucción del campo, Israel pretende enviar un mensaje a los residentes: que el precio del apoyo a la RJ es muy alto. Los residentes sabían que los soldados israelíes iban a invadir el campo, pero nunca que lo iban a hacer también desde el aire: se trata de una brutal guerra psicológica contra los palestinos, sobre todo los adolescentes y los niños, la cantera de la resistencia.

4. Al vincular la RJ con la teocracia rival de Irán (que opera en Palestina a través de la Yihad Islámica), pretende ganar el respaldo internacional para sus incursiones militares, que constituyen crímenes de guerra.

5. Intensificar el proceso de palestinicidio. Israel presenta el problema político palestino como una cuestión de seguridad para poder negarse a cumplir con las resoluciones de la ONU: «martillo en la mano, todo le parecerá un clavo».

6. Obligar a los palestinos a elegir entre:

a) Marcharse, a dónde sea, para poder confiscar sus tierras (y sus recursos), levantando más asentamientos. Paso seguido será instalar a colonos en Galilea, el Negev, el Golán, Judea y Samaria. «El pueblo judío tiene un derecho exclusivo e incuestionable sobre todas las áreas de la Tierra de Israel», decía el califa del Estado Judío en diciembre de 2022, con total impunidad.

b) Quedarse, pero quietecitos, aceptando su estatus de Untermensch -«subhumanos» en el lenguaje nazi- y aprender a ser sepultados bajo las bombas, con sus hijos y abuelos, sin perder la sonrisa, y comportarse civilizadamente cooperando en su propia exterminio.

c) Morir luchando en contra de su limpieza étnica.

7. La gazaficación de Cisjordania: vivir bajo el asedio y recordar cada día que el día anterior era mejor.

8. Realizar un ensayo en Yenín: en cola están Nablus, Jericó, Tubas, etc. El error de Israel consiste en pensar que las células de resistencia están ubicadas en localidades concretas y no en el corazón y la mente de cada palestino que nace prisionero bajo su dominio.

Solo los políticos miopes piensan que infligiendo el máximo dolor y daño a un pueblo consiguen minimizar las amenazas a su comodidad. A pesar de la disparidad abismal del poder militar entre las partes, los palestinos intentan recuperar el equilibrio (relativo) del terror de los años 60 y 70, convirtiendo a los colonos en su principal objetivo.

El «Estado nación judío», como se autodenominó Israel en 2018, se parece cada vez más al Estado Islámico (con la que comparte ideología milenaria, con raíces expandidas por los desiertos de Oriente Próximo), con el agravante de que en vez de machetes lleva a cuestas decenas de armas nucleares.

China intentará mediar en el conflicto, aunque no tendrá éxito y no por la situación de los palestinos, sino porque el proyecto de Israel padece de un grave problema: que junto a Pakistán (creado el mismo año), Israel ha sido fundado no sobre una identidad étnica de grupos humanos que han vivido en el mismo hábitat en un periodo largo de tiempo, sino sobre una religión; para más inri, el país está integrado por gente proveniente de otras decenas de Estados que tienen la ilusión de regresar en el tiempo y quieren vivir acorde a la mentalidad de las Tribus de Israel, y encima pensar que es viable.

A diferencia de los iraníes o los afganos que, tarde o temprano, se desharán de sus Estados Islámicos, que se equivocaron de lugar y tiempo y que ni Alá podrá rescatar a sus autodenominados «Representantes en la Tierra», el actual Estado Judío conducido por el totalitarismo religioso no podrá ser salvado ni por Yahvé. Al menos 4.700 palestinos, incluidos 150 menores y 29 mujeres están en las mazmorras de este país, satíricamente llamado la única democracia de Oriente Próximo.

«El Señor me respondió: «El pecado del pueblo de Israel y de Judá es muy grande. El país está lleno de crímenes; la ciudad, llena de injusticia. Piensan que yo he abandonado el país y que no veo lo que hacen» (Ezequiel 9:9).

 

* Periodista y analista iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario español on-line Público.