Díaz Rangel: La canallada de El País

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ELEAZAR DÍAZ RANGEL | ¿Qué hará El País con su libro de estilo? Ahora ha sido abiertamente violado por el mismo periódico, como lo viene haciendo desde hace algún tiempo.
p_28_01_2013Últimas Noticias

Lo primero que debo decirles es que en un diario importante en cualquier parte del mundo, como es El País en España, no publica una noticia destacada en primera página sin autorización de su Director o de algún alto ejecutivo de la Redacción. No puede ocurrir un desliz, como a la UPI en Bogotá cuando se les escapó una “noticia” según la cual se había producido un atentado contra el presidente López Michelsen: un novato practicaba redacción de flash sin darse cuenta que el canal estaba abierto. Eso no pasa en un diario y sobre todo con una información de esa magnitud, para abrir la primera con gran fotografía.

Alguien, de alto nivel en la Redacción, en ese largo rato desde que les llegó la foto hasta cuando convinieron el astronómico precio, debió darle el visto bueno, la correspondiente autorización. ¿Cómo pudo suceder? Sencillamente porque se trata de una política editorial de toda la gran prensa española, incluidos El Mundo y ABC.

Pascual Serrano, en “Desinformación; cómo los medios ocultan el mundo”, nos ofrece la mayor variedad de casos y datos demostrativos de su equivocada línea de información sobre Venezuela, sobre Chávez y su gobierno, que se viene aplicando sistemáticamente desde hace años. La mayor cantidad de falsedades en el mundo entero, quizás exceptuando Venezuela, las han difundido los medios españoles, en alto porcentaje elaboradas en Miami; esa línea se extiende a la cadena SER, de radio, y a la televisión.

“Probablemente el caso venezolano es el que más elementos de intencionalidad informativa ha acumulado en los medios de comunicación. Las políticas del presidente Hugo Chávez, su locuacidad, su discurso provocador y los intereses de las grandes corporaciones en el país, han desencadenado que la información sobre Venezuela haya superado todos los límites de la obcecación mediática contra un gobernante pulverizando los libros de estilo, los códigos éticos y los principios deontológicos del periodismo”, escribe Pascual Serrano.

Esa política se inicia en forma descarada en El País en el 2002, cuando apoyaron el golpe de abril, desde entonces no ha tenido descanso, y se ha reavivado en ocasión de cada elección, cuando sus pronósticos han sufrido tantas derrotas como la oposición venezolana, y ahora, con motivo de la enfermedad y convalecencia de Chávez, sin respetar los más elementales principios éticos ni la dignidad del paciente.

De manera que lo que hicieron con esa fotografía fue una canallada, como acertadamente la calificó la presidenta argentina Cristina Fernández, enmarcada en esa política editorial. No se trató de algo excepcional, de un involuntario error. Sólo que esta vez se excedieron, se pasaron de maraca, como dirían en nuestro país, y ahora tendrán que correr con las consecuencias, con el desprestigio de la marca, su pérdida de credibilidad y los efectos de la demanda que introducirá el gobierno venezolano.

¿Qué hará El País con su libro de estilo? La pregunta tiene toda la pertinencia, porque no sólo se supone que fue su guía para el trabajo diario de su personal periodístico sino que fue motivo de estudio en las escuelas de periodismo de muchos países de América Latina. Ahora ha sido abiertamente violado por el mismo periódico, como lo viene haciendo desde hace algún tiempo, y en particular respecto a sus informaciones sobreVenezuela, Ecuador y Bolivia.

(Yo les escribí señalándole una grave omisión en las normas de redacción, que mereció una respuesta aceptándola y prometiendo (nov 1990) corregirla “cuyo momento ahora mismo no puedo precisar”, escribió su Jefe de Redacción. Transcurrieron siete años y seis ediciones sin que lo hicieran).

¿De que servirá ese libro ahora, si ni lo usan ni lo respetan sus periodistas? Y a propósito, ¿este será un caso para estudiarlo en las cátedras de Periodismo Informativo y de Ética de las escuelas de Comunicación Social?