De lealtades y otras cosas

DIOSDADO CABELLO| Nuestro Comandante ha transitado todos estos años de revolución durmiendo con un ojo abierto y otro cerrado, con el oído pegado al suelo para escuchar todo lo que ocurre a su alrededor, para escuchar a nuestro pueblo pero también para escuchar y sentir los movimientos de aquellos que no solo creen que Chávez se va sino que quieren que Chávez se vaya, aquellos que pregonan que Chávez es una transición, gente que gracias a la Revolución Bolivariana han llegado a tener responsabilidades de gobierno, en el partido o de elección popular, gente que de repente se les olvida que han llegado ahí gracias a esta revolución que tiene un líder que se llama Hugo Chávez.

El Comandante Chávez ha aprendido no solo a oírlos y sentirlos sino que ya los presiente, con una mirada le basta para saber en que andan algunos compatriotas, difícilmente se equivoca en sus diagnósticos, es altamente asertivo, los aspirantes a traidores siempre quedan en evidencia.

Ese goteo hacia la acera del frente ha sido constante pero vale decir cada día más débil, la mayoría de esos episodios tienen que ver con ambiciones personales y electorales, presiones de grupos económicos, políticos o extranjeros, por egos subidos de nivel, en fin la traición tiene mil razones y mil excusas, muchos comienzan a decir que este proceso es contrario a sus luchas y hay que volverlo al camino original, en el fondo todas esas excusas se usan para tapar una de las acciones más viles y miserables de un ser humano: La Traición.

En tiempos de revolución, no solo la Bolivariana, la traición ha sido usada como un elemento para combatir a los pueblos, el imperio norteamericano es experto en buscar agentes en todo el mundo, convirtiendo a los nacionales en lacayos al servicio de otros países. En ocasiones han logrado tener éxito, en nuestro país lo lograron de manera efímera el 11ABR2002, pero el pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana actuaron con rapidez y precisión, obligando a los traidores a replegarse.

Quienes de repente sienten la piquiña de la traición se convierten en enemigos del pueblo y de la revolución, se convierten en caballos de troya que a veces cuentan con muchos recursos para lograr sus objetivos de torpedear las esperanzas de la Patria, todos debemos convertirnos en esos Chávez que nos permitan ver, escuchar, sentir y detectar esos focos, afortunadamente cada vez menos.

Aquí juega un papel fundamental un valor muchas veces dejado a un lado, el valor de la lealtad. Lealtad al líder, al compañero, al camarada, al amigo, al hermano, lealtad a Hugo Chávez, lealtad que a muchos puristas les sofoca, quieren que se confunda lealtad con culto al hombre, le buscan la caída para poner en evidencia el desconocimiento al enorme esfuerzo que el Presidente ha hecho por construir una Patria hermosa para todos los venezolanos y venezolanas.

La lealtad no tiene gradaciones, o se es leal o no se es leal, algunos tratan de convencer a la gente que la lealtad tiene un primer límite en que todos estemos de acuerdo en hacer algo, luego viene la trillada frase yo te acompaño hasta aquí. Imaginemos a Urdaneta, a Sucre a Manuela, ejemplos de lealtad suprema al Padre Bolívar, que ellos hubiesen dudado un instante ante el ímpetu del Libertador, no compañeros, se es leal para toda la vida, por siempre y para siempre, el pueblo se cansa de los acomodos, de los que están hoy pero mañana no sabemos, de los que depende hacia donde sople el viento para tener un rumbo.

El llamado es a unirnos cada día más alrededor del liderazgo de nuestro Comandante Hugo Chávez. Bajo su mando esta revolución tiene rumbo seguro.

Con Chávez en las buenas y en las malas y si es en las malas más rápido