La entrevista con María Zajárova que ABC no publicó

La cancillería de Rusia distribuyó en redes sociales la entrevista completa que el diario español ABC realizó a la portavoz María Zajárova. Explicaron que el diario "se negó a publicarla sin explicación", y aseguraron que se trata de "un ejemplo de censura flagrante".

(Cancillería de Rusia)
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Entrevista de la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova

¿Podría explicar en qué fase se encuentran las conversaciones de paz con Ucrania?

– María Zajárova: Las conversaciones ruso-ucranianas continúan. Tras tres rondas presenciales en Bielorrusia y una en Turquía, discurren por videoconferencia. Discuten temas sobre cómo resolver la situación en Ucrania, el establecimiento de su estatus neutral, no nuclear y no pertenencia a ningún bloque, su desmilitarización y desnazificación, así como las garantías de seguridad. Desafortunadamente, la posición de la delegación ucraniana es muy volátil, y el proceso de negociación está acompañado de una retórica agresiva por parte de Kiev y Occidente, con el suministro de armas occidentales, lo que no contribuye a que se puedan alcanzar acuerdos.

¿Contemplan ustedes algún tipo de mecanismo internacional, cumbre, conferencia o mediación, para detener el conflicto?

– Durante los últimos ocho años, Rusia ha hecho todo lo posible para resolver el conflicto en Donbass por medios pacíficos. Con nuestra mediación, se firmó el “Paquete de Medidas para la Implementación de los Acuerdos de Minsk del 12 de febrero de 2015”, que fue aprobado por la Resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU. Preveía una secuencia clara de pasos que conducían a la reintegración de Donbass a Ucrania bajo las condiciones de un estatus especial para la región.

Sin embargo, los líderes ucranianos se negaron categóricamente a cumplirlo. Nuestros intentos de obligar al régimen de Kiev a aplicar dicho “Paquete de medidas” no tuvieron éxito. Las formaciones armadas de Ucrania no dejaron de bombardear el Donbass. Se introdujo un inhumano bloqueo socioeconómico y de transporte contra sus habitantes, que puso a la región en una situación de supervivencia límite. Esta destructiva línea de Kiev fue apoyada activamente por los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, quienes aprovechaban militarmente el territorio de Ucrania, alentaron la promoción de una rusofobia agresiva, ignoraron todo tipo de manifestación neonazi y convirtieron al país en una cabeza de playa contra Rusia. Como se supo más tarde, las Fuerzas Armadas de Ucrania se estaban preparando para tomar Donbass por la fuerza en marzo.

Como resultado, no nos dejaron más remedio que reconocer, el 21 de febrero de este año, la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y el 24 de febrero del presente año, lanzar una operación militar especial para proteger a las personas que viven en Donbass, desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Todas sus metas y objetivos sin duda se llevarán a cabo.

¿No le parece que las exigencias territoriales planteadas a Ucrania, en concreto Donbass, dificultan un acuerdo?

– Estas son ya realidades territoriales formadas que Kiev y otros países deben reconocer. Surgieron debido a la política de las propias autoridades de Kiev, que llegaron al poder mediante un golpe de Estado neonazi en 2014. Crimea regresó a Rusia mientras Donetsk y Lugansk se convirtieron en Estados independientes. Debemos respetar la opción legítima y consciente de los pueblos y el derecho de las naciones a la autodeterminación, consagrado en la Carta de la ONU.

– ¿Por qué Rusia pudo usar la fuerza en Chechenia, Georgia y ahora en Ucrania, mientras que Kiev no puede hacer lo mismo en relación con Donetsk y Lugansk?

– Las autoridades georgianas atacaron Osetia del Sur y mataron a los pacificadores rusos. Qué interesante que recuerden lo sucedido en Chechenia. Estas son situaciones completamente diferentes. Los combatientes chechenos utilizaron métodos terroristas, cometieron actos de terrorismo en la propia Chechenia y en otras regiones de la Federación Rusa. Y fueron consideradas fuerzas democráticas y fueron apoyadas por EEUU y la UE. ¿Recuerda cuál fue la reacción de la comunidad internacional entonces? Todos apoyaron a los separatistas, aunque no eran separatistas, sino terroristas internacionales. Los primeros en Europa, por cierto. Los Estados Unidos, Gran Bretaña y los países europeos los llamaron entonces luchadores por la libertad. Ahora tengo una pregunta: ¿por qué Occidente no llamó a los habitantes de Donbass “luchadores por la libertad”? Después de todo, no son terroristas. Y era difícil llamarlos separatistas, ya que en los acuerdos de Minsk, firmados por Donetsk y Lugansk, Donbass fue considerado parte de Ucrania. Y, en general, todo el paquete de medidas de Minsk establecía cómo vivirían la Donetsk y Lugansk como parte de Ucrania. Entonces, ¿por qué Occidente no los apoyó?

Y resulta que los habitantes de Donbass fueron masacrados durante ocho años. Civiles asesinados, niños. En el territorio de Europa, por culpa de Kiev, aparecieron cementerios de niños. ¿Dónde estaba el gobierno de España, por ejemplo? Ahora todo el mundo en la UE habla de refugiados de Ucrania. ¿Sabe que en 2014-2015 1,2 millones de refugiados de Ucrania llegaron a Rusia? Y Occidente volvió a guardar silencio. No se ha aplicado ni una sola sanción al régimen de Kiev para inducirlo a dejar de matar a personas durante ocho años.

El régimen de Kiev llegó al poder de forma anticonstitucional y durante ocho años utilizó la fuerza militar contra su propio pueblo: los habitantes civiles de Donbass. Bombardeó el territorio de Donetsk y Lugansk con artillería pesada. Miles de civiles fueron asesinados, incluidos mujeres y niños. Los edificios residenciales, las instalaciones de suministro de agua, electricidad y gas, los hospitales y las escuelas resultaron ser objetivos de ataques. Kiev impuso un bloqueo económico y de transporte a Donbass, poniendo a sus habitantes al límite de la supervivencia.

Regularmente llamábamos la atención de los países occidentales sobre el genocidio de la población de las regiones del sudeste de Ucrania, que continuó todos estos años, que se negaron a aceptar y apoyar los resultados del golpe de Estado anticonstitucional de 2014, se opusieron a la violación masiva de los derechos de la población de habla rusa en el país, a la política de ucranización forzada, a la destrucción de la cultura rusa y la reescritura de la historia. Sin embargo, no querían escucharnos.

Existía la posibilidad de resolver el conflicto entre ucranianos de manera pacífica mediante la implementación consecutiva del “Paquete de Medidas” antes mencionado. Sin embargo, Kiev se negó a seguir ese camino y los países de Occidente no hicieron nada para evitarlo.

El sabotaje de los acuerdos de Minsk por parte de Ucrania, el afán no disimulado de sus líderes de resolver el conflicto en el Donbass por la fuerza, incluso mediante el uso de armas, equipos y otros medios proporcionados por los países de la OTAN, nos obligaron a dar esos pasos.

Las acciones rusas en Chechenia, Osetia del Sur y ahora en Ucrania son absolutamente legales, mientras que las acciones de las autoridades de Kiev, que protagonizaron el genocidio de Donbass y la destrucción de todo lo ruso en su propio país, son ilegítimas, anticonstitucionales y amorales.

– ¿Por qué Rusia pudo firmar acuerdos militares sobre cooperación con Osetia del Sur, Abjasia, Donetsk, Lugansk, mientras que nadie puede hacerlo con Ucrania?

– ¿Qué quiere decir con “nadie puede hacerlo”? Este es el problema de la comunidad occidental: no entiende lo que está sucediendo en absoluto. Hasta 2014, firmamos una serie de acuerdos con Ucrania que cubrían una amplia gama de relaciones bilaterales, incluida la cooperación técnico-militar. Sin embargo, tras el golpe de Estado en Kiev en febrero de 2014, las fuerzas nacionalistas que llegaron al poder, con el beneplácito de Occidente, los rescindieron unilateralmente.

Los Estados Unidos y los países de la OTAN necesitaban una Ucrania que estuviera lo más desgajada posible de Rusia y nuestras preocupaciones sobre esto simplemente fueron ignoradas. Hemos subrayado repetidamente que todos los países deben observar el principio de la indivisibilidad de la seguridad y no reforzar su propia seguridad en detrimento de la de los demás. Rusia presentó propuestas concretas sobre garantías de seguridad jurídica, que se referían, entre otras cosas, a la no expansión de la Alianza hacia el Este y el regreso de su infraestructura militar a la configuración de 1997, cuando se había firmado el Acta Fundacional Rusia-OTAN. Sin embargo, Occidente ignoró todo esto.

Habiendo reconocido la independencia de Osetia del Sur y Abjasia en 2008 tras la agresión de Georgia contra Tsjinvali y a la luz de los planes similares de Mijaíl Saakashvili en relación con Sujumi, Rusia asumió la responsabilidad de la seguridad de estas dos jóvenes repúblicas de Transcaucasia. Esta tarea no ha perdido hoy su relevancia. Con estos países se han firmado una serie de acuerdos bilaterales de cooperación en el ámbito militar, destinados a crear espacios comunes de defensa y seguridad con cada uno de ellos, tal y como prevén los acuerdos con Abjasia sobre alianza y asociación estratégica de fecha 24 de noviembre de 2014 y con Osetia del Sur sobre alianza e integración del 18 de marzo de 2015. Por tanto, la firma e implementación de los acuerdos mencionados con Sujumi y Tsjinvali está dictada por el interés mutuo de las partes y es un factor importante para la paz y la estabilidad en esta parte de Transcaucasia.

– ¿Cómo se resolverá el asunto de una investigación internacional de lo ocurrido en Bucha, puesto que hay aseveraciones contrapuestas: fue una provocación o hubo crímenes de guerra?

– Las afirmaciones que hizo no son contradictorias. La provocación ucraniana en sí misma es un crimen de guerra que debe investigarse. El 3 de abril, en Bucha, el régimen de Kiev realizó un montaje cínico, acusando a los militares rusos de matar a civiles. Sin embargo, nuestras tropas abandonaron la ciudad el 30 de marzo y durante todo el tiempo que estuvieron allí, ningún residente local había sufrido ninguna acción violenta. Así como después de su partida, durante cuatro días, hasta la llegada de agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania a Bucha, no hubo ni un solo informe de ejecuciones masivas de personas.

Lo que los ucranianos y sus mentores occidentales intentan presentar como “las atrocidades del ejército ruso en Bucha” es, por supuesto, una puesta en escena. Podemos aseverar esto con absoluta precisión por toda una serie de razones. Probablemente usted haya visto los análisis de estas puestas en escena elaborados por el Ministerio de Defensa ruso, donde se muestra con bastante claridad la mala calidad de las falsificaciones de la propaganda occidental.

Lo importante es que a Occidente esta vez no se le ocurrió nada nuevo. Estas provocaciones son un mecanismo que ya probaron, ya emplearon, hay evidencia de que los nazis usaron exactamente los mismos algoritmos de falsa propaganda contra el Ejército Rojo durante la Gran Guerra Patria. Citaré sólo dos ejemplos.

En octubre de 1944, las tropas soviéticas ocuparon temporalmente y luego abandonaron la ciudad de Nemmersdorf. Inmediatamente después de la transferencia de la ciudad nuevamente bajo el control del Tercer Reich, los especialistas en propaganda alemanes “corrieron” allí, incluido el jefe del departamento de propaganda del NSDAP para Prusia Oriental, K.Gebhardt. Trabajaron durante dos días, después de lo cual, el principal periódico nazi “Völkischer Beobachter” publicó el artículo “La furia de las bestias soviéticas”. Este artículo describía los “horrores”, las “mutilaciones” presuntamente infligidas a la población civil de Nemmersdorf por las tropas soviéticas. Personalmente, el jefe del servicio de prensa del NSDAP, Otto Dietrich, el 26 de octubre de 1944, dio instrucciones de “exponer en plano ampliado los terribles crímenes bolcheviques en Prusia Oriental y comentarlos de la manera más punzante”.

El Reich incluso organizó una “comisión internacional”, donde invitó a representantes de “gobiernos de bolsillo”, en particular, Estonia. Literalmente en una semana, la “comisión” de H.Mäe publicó un informe en el que culpaban a Moscú de todo. El informe de H.Mäe de finales de 1944 se convirtió en uno de los documentos más citados de la propaganda de Goebbels. Sus copias fueron enviadas en diversos idiomas extranjeros a todas las agencias del mundo.

Naturalmente, después de la guerra, esta historia comenzó a ser abordada. El historiador de guerra alemán B. Fish, quien participó en las batallas de Nemmersdorf, admitió que después del descubrimiento de los cuerpos por parte alemana, no se hizo ningún intento por identificarlos. Las imágenes publicadas mostraban cuerpos de víctimas llevados especialmente desde varios pueblos de Prusia Oriental. Y ya en el siglo XXI, el Ministerio de Exteriores de Alemania admitió que las falsificaciones de Nemmersdorf fueron compiladas especialmente por Pfeiffer, un teniente de la policía secreta de campo de la Wehrmacht, después de lo cual fueron propagadas por Berlín.

Pero ni siquiera la conocida provocación en Nemmersdorf fue la primera. En 1941, quiero llamar su atención, el periódico Krakowskie Vesti, en su edición en lengua ucraniana, censurado y controlado directamente por el Tercer Reich, publicó un artículo sobre “personas torturadas hasta la muerte por los asesinos del NKVD que yacían en las calles de la ciudad de Lvov”, abandonada tras la retirada del Ejército Rojo. Por cierto, se hacía énfasis en la nacionalidad de los asesinados. Krakowskie Vesti escribió que “los bolcheviques ametrallaron a 1.500 ucranianos étnicos en Lutsk”. ¡Paradójicamente, el Reich nazi acusó a la internacionalista Unión Soviética de genocidio!

Krakowskie Vesti era muy consciente de su papel en esta historia: en el contexto de Ucrania, eran el transmisor de propaganda de la Alemania fascista para todo el mundo. Los empleados de Krakowskie Vesti hablaron directamente sobre esto en la prensa: su tarea era utilizar a las víctimas para que “la palabra “Ucrania” volviera a aparecer en las portadas de los principales periódicos”, y de “la sangre de los ucranianos hacer capital moral para el pueblo”.

Exactamente igual que ahora. Una vez más, las provocaciones fascistas se están utilizando para “llevar a Ucrania a las portadas de los periódicos”, y la vida de las personas es solo una moneda de cambio en este juego de propaganda de los fascistas.

Por cierto, sabe qué es lo más interesante. El editor de Krakowskie Vesti era un tal Mijailo Jomyak, colaboracionista ucraniano y partidario de Hitler, el abuelo directo del actual Viceprimer Ministro de Canadá, C.Freeland, una de las figuras clave en los círculos rusófobos del continente americano. Precisamente C.Freeland es quien más a menudo llama a aislar nuestro país, refiriéndose, entre otras cosas, a Bucha. Simplemente repite después de su abuelo lo que él y sus socios fascistas no consiguieron hace ochenta años.

– ¿No cree que la actual operación especial en Ucrania acercará aún más la OTAN a las fronteras de Rusia, especialmente si Suecia y Finlandia se unen a ella?

– La formulación de esta pregunta no es correcta. La operación especial de Rusia en Ucrania debe percibirse como una consecuencia de la agresiva política expansionista de la OTAN dirigida por Estados Unidos, y no al revés. El bloque del Atlántico Norte, paso a paso, llevó a cabo la estrategia de atraer nuevos países a su órbita, acercándose cada vez más a las fronteras rusas e ignorando nuestras repetidas advertencias sobre el peligro de tal planteamiento para todo el sistema de seguridad europeo.

En cuanto a Finlandia y Suecia, su “reclutamiento” activo se ha venido realizando por la Alianza desde hace mucho tiempo. Para influir radicalmente en la política de estos Estados escandinavos, la OTAN creó minuciosamente la imagen de Rusia como enemigo. Aunque en realidad fue la Alianza la que creó una amenaza a la seguridad de nuestro país. Hemos estado advirtiendo a nuestros vecinos del norte de Europa de forma regular y durante bastante tiempo que ser arrastrados a la órbita de la OTAN amenaza con desequilibrar el sistema de seguridad europeo. Este no es “un tema de las últimas semanas”.

Hablé sobre esto en detalle mucho antes de febrero de 2022. Ya en 2015, advertí: “La adhesión de Suecia a la OTAN tendría consecuencias político-militares y de política exterior que requerirían medidas necesarias de respuesta por parte de Rusia”. En 2016, el Ministerio de Exteriores de Rusia informó que la adhesión de los escandinavos a la OTAN alteraría la estabilidad y cambiaría el equilibrio de poder en la región, obligándonos a tomar medidas adicionales para garantizar nuestra seguridad. En 2018, hablamos sobre los riesgos asociados con la participación de Suecia y Finlandia en el ejercicio Trident Juncture de la OTAN. También toqué este tema, por ejemplo, en una sesión informativa el 24 de diciembre de 2021. El material relevante se publicó también más recientemente, a la luz de las últimas declaraciones de las autoridades de Estocolmo y Helsinki, el 15 de abril de este año.

Siempre hemos mantenido el tema de la OTAN en la agenda de nuestros contactos con nuestros socios finlandeses y suecos. Así, el viceministro de Exteriores ruso A.V.Grushko lo discutió con el embajador de la República de Finlandia ante la Federación Rusa A.Helanteria en noviembre de 2020, etc. En general, desde hace tiempo hemos estado siguiendo la forma en que los estadounidenses y la OTAN atraen progresivamente a los escandinavos a los eventos de la Alianza.

Por favor, comprenda: la confrontación geopolítica con Rusia es la esencia de la existencia de la OTAN. Todo lo que se habla sobre el carácter defensivo de esta organización es ficción. Los esfuerzos de la OTAN están dirigidos a cambiar radicalmente la situación político-militar en Europa, socavando el equilibrio estratégico de fuerzas y conteniendo a nuestro país. Si Finlandia y Suecia se unen a la Alianza, se convertirán en un espacio de confrontación entre el bloque del Atlántico Norte y Rusia, con todas las consecuencias resultantes, incluso para nuestras relaciones de buena vecindad probadas a través del tiempo. ¿Es esto a que aspiran los pueblos de Suecia y Finlandia?

– ¿No son muchos más los inconvenientes para Rusia, entre ellas las sanciones y las bajas en el campo de batalla, de continuar las acciones militares en Ucrania que las ventajas?

– Hemos dicho más de una vez que el inicio de la operación especial en Ucrania era una medida forzada. No nos han dejado otra opción. Se está llevando a cabo para detener el genocidio de los habitantes de las repúblicas de Donbass, que han estado viviendo durante ocho años en las condiciones de los interminables bombardeos por parte de Ucrania, la destrucción deliberada de la infraestructura de agua, gas y electricidad y un bloqueo económico de la banca y el comercio. Una tarea igualmente importante de la operación especial es proteger a la propia Rusia de las amenazas que emanaron del territorio ucraniano como resultado de su aprovechamiento militar por parte de los países de la OTAN, la rusofobia y el odio por todo lo relacionado con Rusia hinchados artificialmente.

– ¿Qué futuro ve usted en la actual situación a las relaciones entre España y Rusia?

– Por supuesto, no hay nada bueno en el hecho de que muchas cosas positivas conseguidas en las relaciones bilaterales hayan quedado borradas por la decisión de las autoridades españolas de sumarse a las sanciones contra Rusia. Por cierto, Madrid no se detuvo exclusivamente en el componente económico de las restricciones: ya se han realizado dos entregas de armas a Kiev, incluyendo las consideradas letales. Nuestros lazos diplomáticos han sufrido un golpe por la adhesión de los españoles a la campaña de expulsión masiva de diplomáticos rusos. Además toda una serie de proyectos en los sectores de la energía y el transporte han quedado suspendidos por falta de visión de nuestros socios. Está además en el aire la localización de la producción textil española en empresas de la industria ligera rusa. Tampoco la posición de la parte española en cuanto a un mayor desarrollo de los lazos culturales y humanitarios no aporta nada positivo. Se decidió “congelar” la cooperación en los ámbitos científico y educativo, incluyendo el trabajo en documentos normativos que estaban ya listos para ser firmados.

Vemos que España, como muchos otros países, se ha sumado activamente al proceso de destrucción de todo lo creado en las últimas décadas. Sólo cabe esperar que la percepción tradicionalmente positiva del mundo ruso por parte del pueblo español resulte mucho más fuerte que la actual tendencia belicosa hacia la destrucción de las bases de las relaciones bilaterales, que están apoyando activamente las autoridades españolas.