OMC, FMI, BM y OCDE insisten en relajar las tensiones comerciales

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Eduardo Camín|

En una reunión que se celebró el 10 de octubre en Bali (Indonesia), los jefes ejecutivos de cuatro organizaciones internacionales instaron firmemente a relajar las tensiones comerciales y a centrarse de nuevo en la importancia del comercio y del sistema multilateral de comercio para impulsar el crecimiento económico.

Este llamamiento del Director General de la OMC, Roberto Azevêdo, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, el Presidente del Banco Mundial, Jim Kim, y el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, se hizo en una conferencia organizada conjuntamente sobre el tema “Cómo puede el comercio promover el crecimiento para todos”.

Análisis

Es lógico que los ideólogos del capitalismo imperial inventen toda clase de sofismas para eternizar la explotación. En efecto de aquel oasis de prosperidad prometido por la globalización, pasamos a un desierto de desolación y desconfianza para la mayor parte de la humanidad.

Barajamos y damos de vuelta, en realidad,  la metáfora tendría aún sentido, si no fuera porque seguimos jugando la partida con las cartas marcadas.  ¿Cómo podríamos hablar del comercio como motor del crecimiento, cuando es muy claro que el comercio mundial está cada vez más determinado por los comportamientos monopólicos que dominan el mercado mundial.

En realidad este mensaje de las organizaciones mencionadas es en el fondo la Resultado de imagen para bm fmi ocde omc en  balidefensa a ultranza de la  ideología de la globalización, un discurso que valora, justifica y toma posición respecto a este fenómeno de tal manera que, por una parte amenaza con la marginación o la autodestrucción  a quien se oponga a ella y, por otra predica que el avance de las naciones tiene un solo camino, ser competitivas en el mercado mundial.

La mayor parte del comercio internacional  actual se realiza al interior de las corporaciones o empresas multinacionales, transnacionales o globales. El libre comercio es un mito, una falacia y lo que en realidad predomina y consolida es el comercio desigual.

Nos invade el sentimiento del “déjà-vu” en este “construir confianza” por parte de estos organismos internacionales,  que nos recuerda el de aquella crema de la oligarquía mundial, en el Foro Mundial de Davos en el alba del 2003, que se reunía bajo el mismo lema,  mientras se preparaba la intervención en Irak, en aquella cruzada contra “el eje del mal” basado en la mentira y el engaño, que generaría aun mas desequilibrios y por yende desconfianza.

Serio problema para los dueños del mundo: la confianza -parte decisiva para el crecimiento y desarrollo-, en jaque, instituciones en apariencia robustas han quedado hundidas por el desastre, los escándalos y la guerra comercial llevada adelante por el presidente estadounidense Donald Trump.

Si algo hemos aprendido de las “mil agonías” del capitalismo es que no se ata a doctrinas, sino a la defensa de sus intereses, más adecuada a cada momento. Cuando una doctrina deja de servirle, cambia la letra, los voceros, los maquillajes, realineando a sus ejecutores. No en vano surgen estos movimientos, estos llamados de atención en el marco de los principales organismos comerciales, financieros y económicos.

Los estados nacionales más poderosos que ahora están confrontados en sus batallas comerciales  se otorgan en una especie de mandato hegemónico la tarea de organizar y administrar el comercio mundial no en la perspectiva real de un libre mercado sino para asegurar la hegemonía de sus empresas sobre los mercados nacionales y locales de las naciones emergentes, claramente en inferioridad de condiciones.

Durante años el neoliberalismo sirvió a los intereses de las transnacionales y los grandes grupos económicos, fue y sigue siendo, la base política e ideológica del contubernio entre las clases dominantes  de los países dependientes. Es sin lugar a dudas el instrumento conceptual seudocientífico que predomina en los organismos internacionales de crédito. Y en este sentido es el fundamento de la política de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a cuya sombra nació el mundo unipolar.

La idea de centrarse en el comercio como motor de crecimiento no es un instrumento de la libertad del mismo, sino del ordenamiento del comercio mundial a favor de un núcleo central de países bajo la égida de un capitalismo puro y duro que va contra el muro de la historia.Resultado de imagen para tensiones comerciales china vs eeuu

Frente a ese escenario, la salida no es optar por esa falsa disyuntiva, ni limitarse a aceptar meras reformas cosméticas que se propone el neoliberalismo agresivo que en su guerra “comercial” no busca persuadir sino amedrentar, debemos decirlo claramente que más “libre comercio” no equivale a más desarrollo, ni siquiera a menos pobreza ni a menor desigualdad.

Las opciones que ofrecen los defensores  lampedusianos  y los críticos como Trump son en realidad funcionales a distintas fracciones de las clases dominantes de los países centrales, inmersos en sus guerras comerciales, por los mercados y las materias primas.

Es la contradicción que sigue sustentado el capitalismo, que navega por las aguas turbulentas de la globalización, arrasando a su paso todo lo que se le ponga en el camino. Las condiciones de la humanidad ya no son simplemente desiguales sino inhumanas: una conclusión que permite apreciar las diferencias del mundo virtual de la globalización, y el mundo real de sufrimientos, inquietudes y luchas.

*Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU. Redactor Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)