Misión Milagro comunicacional y personalismos que no dejan ver

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MARVA VÁSQUEZ | En esto de Milagros para ver nadie se queda sin imágenes. Esto responde a una inmensa necesidad que tenemos los venezolanos de que las cosas mejoren, y al pensar cómo hacer, las ideas se nos arremolina en la cabeza y soñamos con soluciones.

Aporrea

Creo que cada vez esas soluciones se hacen más cuesta arriba por la fuerza que han tomado en el país las comunicaciones a la medida de la gente que comunica y no del pueblo al cual deberían comunicar. Ejemplos abundan, sería interesante que se hiciera un banco de datos sobre la percepción que tenemos los receptores, de lo que se comunica y de cómo se comunica o incomunica. Yo personalmente he sido muy crítica del canal de todos los venezolanos, VTV, pero mis percepciones y sugerencias nunca han llegado a su destino, lo cual me ha hecho simpatizar con la repetida frase Poder Popular sin Voz.

En lo que a ese espectro de comunicación corresponde, cual es VTV y su programación, recientemente hemos percibido realidades que trataremos de señalar con el ánimo buscar sean leídas estas líneas y llegan a alguna parte.

De un tiempo acá todo cambió y se nos comenzó a mostrar una programación en donde el egocentrismo toma la pantalla y desplaza. El egocentrismo cuando es representado con personas del sexo femenino, se presenta en la forma de divas. Poco a poco esas mismas divas se convierten en pasado, sea por la edad o los embarazos, y son remplazadas, o cambiadas de horario. Ahora que la forma de vestir de estas señoras, se ven bellas y seductoras, no lo voy a negar, pero no discretas, esto es algo que debe ser observado y corregido porque esos espacios tienen fines y objetivos muy relacionados con la formación y la educación de la gente. Vanessa Davis sí se mantiene incólume con su misma presencia y forma, sencilla, amable; diferentes escenarios y ambientes. Tania se nos fue. Ella lo planteó de tal manera, que pensamos era necesario e íbamos para mejor. La realidad ha sido diferente. Hay una periodista, no diré su nombre, inteligente, preparada y seria, no la ponen en horario estelar, creo que hay algo de racismo en esa realidad, porque dado su preparación y forma de comunicar debería tener mayor presencia mediática. Podría dar más ejemplos pero iré al grano.

El egocentrismo tiene dos caras visibles, diferentes y fundamentales en dos de los programas vespertinos. En ambos se aparenta una gran conexión con el público a través de las redes, todo se resuelve después con la lectura de dos o cinco mensajes, es decir puro show, no hay conexión con las televisoras comunitarias ni radios comunitarias sino unos que otros participantes privados que mandan su mensajito.

Un programa, de estos dos, es una formalidad sin mayor profundidad, que se la podrían proporcionar algunos invitados de calidad, si los dejase hablar, porque cuando los invita las preguntas son larguísimas y con respuestas incluidas. Allí estuvo Aristóbulo, visiblemente disgustado, se cansó de esperar. El programa está lleno de detalles innecesarios, pérdidas de tiempo, para después decir que queda poco tiempo. Se Camina también de aquí para allá en un escenario inmenso, hay poca o ninguna conexión con redes y organizaciones comunitarias. Es un programa en solitario a pesar del nombre y del énfasis con el cual éste se pronuncia; no se entiende por qué, si en ese espacio podría haber más talento y diferentes visiones, pero es parte de este montaje personalista que se ha apoderado del canal.

La otra cara visible del egocentrismo es un enredo mayúsculo de falta de modestia con evidente carencia de preparación del programa, lo cual le hace repetir frases enteras, he contado algunas hasta cuatro veces, aludir asuntos que quedan como acertijos y lugares comunes. Se ofrecen videos en donde debemos ver lo que hemos querido evitar, se dice que se desmontan las noticias y lo que se hace es repetir noticias o leerlas y después finalizar diciendo, “saquen ustedes sus propias conclusiones” En determinados momentos el programa se vuelve una referencia personal de estudios, títulos y supuestos méritos propios. En muchas oportunidades se adula a la persona del Presidente. Actualmente el presentador, se ha quedado anclado en las elecciones y sigue repitiendo discursos y videos caliches y sin actualidad.

Ambos programas se presentan con entradas musicales, que se repiten después de los cortes, en las cuales podemos sospechar, por las caras, expresiones y movimientos, que muchas de las escogencias melódicas se hacen desde la sensualidad, y suscitan recuerdos y fantasías privadas. Con tanta música que necesitamos que la gente conozca y escuche esta selección podría ser una cátedra de musicalidad diaria, variada, venezolana y latinoamericana.

Señores VTV se anuncia como “El canal de todos los venezolanos” sería interesante analizar qué quiere señalar esa frase tan bella, y buscar que así lo sea. Hay que deslastrarse de personalismos, los periodistas no están en VTV para hacer política, así como no están como médicos o psiquiatras. Las noticias deben dejarse para los noticieros, a veces vemos repetir una misma noticia por tres programas en secuencia y luego de último en el noticiero, los cual nos habla de que la programación es sin conexión de unos programas con otros. Se debe aprender a utilizar las redes sociales para dar profundidad no efectos, y evitar que se conviertan en un recurso al servicio de la moda. Los programas pueden reflejar libertad pero no informalidad de forma tal que los presentadores deben evitar exhibirse o dar la impresión de estar en la sala de su casa, las tomas de cámaras deben contribuir en darle calidad y belleza a los programas.

Cada programa de TV es un trasmisor de valores, éticos, estéticos de pautas morales, de formas de comportamiento; hay que ver a VTV como la principal arma comunicacional a disposición de la Revolución para que los venezolanos podamos disfrutar de los valores de uso, de la cultura. Ernesto, tome la batuta y busque la luz en VTV, que todos podamos experimentar el Milagro de Ver al sintonizar el Canal de Todos los Venezolanos.
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