Las necesidades electro-domesticadas
SIMÓN ANDRÉS ZÚÑIGA| El mundo del consumo de bienes semi-durables (televisores de pantalla plana, neveras, lavadoras, secadoras, blue-ray, etc) parece ser la primera línea de ataque para un Ejecutivo que, hasta ahora, no gobernaba sobre la fijación especulativa de los precios. Es una demostración de poder del Estado que pretende defender los intereses de la población que ve cómo algunos grandes comerciantes se han enriquecido durante estos últimos años, a partir del fraude cambiario.
El Presidente Nicolás Maduro difundió un conjunto de medidas el pasado miércoles 6 de noviembre; el siguiente viernes se anunció la toma de la red de tiendas DAKA, una hipervendedora de electrodomésticos importados; durante el fin de semana se procedió a la venta controlada por el gobierno de mercancía a precios sustancialmente inferiores, y simultáneamente se produjeron saqueos muy puntuales que fueron controlados por las fuerzas militares.
Finalmente, avanzó la intervención de otras grandes comercializadoras de bienes electrodomésticos, y de los sistemas de venta por internet que venían contribuyendo con el espiral especulativo.
Algunos breves comentarios sobre cada uno de estos aspectos son necesarios para un balance de la coyuntura, caracterizada como “guerra económica”. En primer término, sobre los anuncios del Presidente Maduro en materia económica.
Los anuncios en política económica:
Lo primero que destaca de los anuncios en materia económica, es el intento por ordenar una institucionalidad del Estado que ha sido incapaz de detener la fuga de capitales, la especulación sobre el precio del dólar y de los precios de los bienes.
Lo segundo, es que se avanza en una visión integral de la problemática coyuntural, aunque todavía con grandes sesgos y vacíos. Llevamos casi una década donde, en materia de política económica coyuntural, predominaban decisiones parciales, concentradas en el mecanismo cambiario.
Predominó una toma de decisiones miope: devaluar, rebajar el IVA, aumentar el IVA, aplicar un impuesto a las transacciones financieras, aplicar un SITME (fabricado entre un director del BCV y el zar de un poderoso grupo financiero); eliminar el SITME, aplicar un SICAD; crear un órgano Superior Cambiario, para en unos pocos días crear un Órgano Superior de la Economía que terminaba enterrando al anterior. Todo un ejercicio de improvisación que daba la sensación que las decisiones se tomaban por Tâtonnement (es decir por tanteo, por ensayo y error). Eso es explicable porque estamos en plena acción de guerra.
A lo anterior, contribuía la indefensión que heredó el gobierno de Maduro en cuanto a la capacidad de las instituciones responsables de la política macroeconómica. En el Banco Central de Venezuela, en el Ministerio de Finanzas, y en el Ministerio de Planificación, ha predominado una cultura económica que reduce la política macroeconómica a decisiones de pulpería.
Ante la ausencia de economistas heterodoxos que estén a favor del gobierno, ante la inexistente discusión de tesis económicas en el PSUV y ante la alta presencia de economistas neoclásicos que (también) están en el gobierno, se ha recurrido, en estos años, a una política económica de “zapatero remendón” con una alta influencia de asesores provenientes del sector financiero privado nacional e internacional.
Asesores, que no son precisamente hermanitas carmelitas descalzas, que recomiendan instrumentos que “resuelven” un problema creando diez problemas adicionales y peores; que han creado adicción y además arriman el agua para sus molinos financieros. Estos caramelos de cianuro han sido las notas estructuradas, los bonos indexados en dólares, el SITME, y otras “soluciones” altamente nocivas si se consumen en exceso.
Hay que reconocer que, las medidas recientes, de alguna forma son el resultado de un diagnóstico más elaborado por parte del Gobierno, y en ese sentido tratan de salir de la trampa del cortoplacismo, la improvisación y el monotema del esquema cambiario
Lo tercero, es que se continúa inclinando la balanza hacia el mantenimiento del control de cambio, pero bajo una reingeniería que involucra esa visión sistémica e integral. Con ello, las posiciones más liberales dentro del gobierno, que se habían preparado para liquidar el control de cambio, se mantienen contenidas, “por ahora”.
Como un cuarto elemento, se observa que el Gobierno demuestra una gran capacidad de escucha al considerar algunas propuestas que surgieron desde el sector revolucionario organizado. Me refiero, por ejemplo, a las propuestas que se inspiran en la idea de estatizar el comercio exterior.
La necesidad de aterrizar sobre el terreno de la confrontación
A pesar de este avance en la toma de decisiones gubernamentales en materia económica, la mayoría de las “medidas” anunciadas son proyectos o anteproyectos que requieren mayor tiempo para un aterrizaje. Se ubican en un nivel de suma generalidad que causa desasosiego y angustia. Insistimos que todo lo que ayude a ordenar y a coordinar la menguada acción del Estado es fundamental para garantizar el dominio de la coyuntura y evitar el desgaste político: de ahí que apoyamos las medidas. Sin embargo, la coyuntura exige medidas menos nebulosas, con los pies en el suelo y que puedan aplicarse en el corto plazo.
Ciertamente, se requieren urgentemente medidas concretas, posibles y viables que puedan contener el avance de la especulación cambiaria, de la inflación y del desabastecimiento. Se requiere aumentar sustancialmente la liquidez de las reservas internacionales, para que CADIVI, el SICAD y cualquier mecanismo que se invente funcione y no termine errando.
El sector público venezolano posee un conjunto de activos financieros en el exterior; es decir, posee fondos que manejan importantes flujos en dólares. Pero esa fortaleza externa contrasta con la sequía interna, que contribuye con el ataque cambiario y el desabastecimiento de artículos fundamentales para la cotidianidad. No me refiero a los televisores de pantalla plana, sino al papel sanitario, el aceite, la harina de trigo, el arroz, el azúcar, las medicinas…
El presidente Chávez coordinaba, como atribución constitucional, una serie de fondos en divisas. Luego de su fallecimiento, estos fondos quedaron a la libre, como posible botín para ser repartido entre las diferentes grupos y/o bandas que pugnan por controlar sus procesos de acumulación originaria de capital dentro del aparato del Estado. Estamos hablando de una gran cantidad de dólares que actualmente se manejan bajo la más rapaz conducción discrecional de tesoreros que no les importa que el proceso revolucionario quiebre, mientras ellos hacen sus grandes negocios particulares.
Una medida urgente, es centralizar la administración de esos fondos en divisas y reducir los intereses grupales cuya conveniente miopía está poniendo en peligro la viabilidad política del proceso. Actualmente, se puede aumentar la posición de liquidez del Estado, sin necesidad de recurrir al endeudamiento externo ni exponer la soberanía nacional.
Los zamuros de los bancos de inversión extranjeros están ofreciendo liquidez bajo esquemas que lucen de maravilla, pero en realidad además de constituir trampas cazabobos son mecanismos potenciales de fraudes multimillonarios. El Bank of America, Goldman Sach, el City Bank, el Credit Suisse, entre otras instituciones que frecuentan actualmente al Ministerio de Finanzas y al Banco Central, como los sepultureros frecuentan la morgue de Bello Monte, tienen un expediente bien oscuro y que en algunos casos incluye la participación en la gran lavandería de dólares en que se ha convertido el sistema financiero estadounidense para el negocio del narcotráfico. Mucho cuidado con estos zopilotes
¿Por qué no se ha tomado esta medida de fortalecimiento de la liquidez en las reservas internacionales, la cual tiene la ventaja de ahorrarse la espera de crear otra institución nueva y que con una instrucción presidencial sería suficiente?.
Hay al menos dos posibles respuestas: a) la primera es porque el alto gobierno no ha tomado conciencia de la necesidad de centralizar y fortalecer la posición de liquidez del Estado en dólares; b) lo segundo, es que para el Presidente, tomar una medida como esta lo enfrenta a un tablero de poder nada fácil, debido a las diferentes tribus que predominan en la administración de los recursos del Estado. Es un problema serio, que refleja hasta donde los intereses grupales se convierten en los enemigos de facto del proceso revolucionario.
Por otro lado, se percibe una notable ausencia estructural en estos anuncios: si se quedan en una visión institucionalista, superestructural, se alejan de la visión estratégica con que Chávez siempre impregnaba sus grandes anuncios económicos. El problema no puede centrarse en el comercio exterior, en la administración de los dólares y demás divisas, en centralizar las importaciones….
Chávez construyó una infraestructura de transporte para la gente y para la actividad productiva (la red ferroviaria, por ejemplo); construyó una red de atención en salud y una red en educación; inició una red de comercialización alternativa que fue saboteada por la boliburguesía y por la burocracia ineficiente (Mercal, PDVAL, casas de alimentación); anunció el eje Norte-Llanero; el gobierno de Chávez inició una experiencia de gestión social de importantes empresas que fueron estatizadas, nacionalizadas y recuperadas.
Chávez nunca recurrió al FMI ni le dio entrada por la puerta trasera a los representantes internacionales del capital financiero especulativo y parasitario…¿Dónde queda todo esto?
Es el momento de retomar el camino de la transición al socialismo, pero sólo con medidas que abordan el circuito comercial no basta, porque sustituyen un esquema cambiario improvisado por otro más improvisado, porque evitan aplicar una reforma fiscal…y con el SENIAT tan “eficiente” que tenemos, que siempre supera las metas de recaudación, no es necesario meterse con los ricos y podemos vivir con la esquizofrenia de ser socialistas basando nuestro tributación no petrolera en la tributación neoliberal.
La disyuntivas dentro de la conformación del gobierno expresan los intereses en pugna y esto determina qué se hace y que se deja de hacer en política económica: para evitar una reforma fiscal progresiva, para evitar tocar intereses feudales de alguno de los grupos de poder, para evitar tocar el poder impune de la banca privada; para evitar enfrentar el desastroso manejo gerencial de PDVSA; para beneficiar las cuentas en dólares de la boliburguesía…para todo eso, se prefiere optar por las macrodevaluaciones: más bolívares por cada dólar…¡¡¡y que se jodan los trabajadores!!!! “
Finalmente, en cuanto a la identificación del enemigo principal, se observa una diferencia entre el diagnóstico que expuso el presidente Maduro en su discurso de la Asamblea Nacional del 8 de Octubre (Ley Habilitante). En ese momento identificó al capital financiero como un enemigo del cambio estructural, cito a Giorgio Agamben: “Y si hoy la política no parece ya posible, es porque de hecho el poder financiero ha secuestrado por completo la fe y el futuro, el tiempo y la esperanza” . Tal como lo señalamos en nuestro artículo “La batalla por la renta petrolera: el tipo de cambio como apariencia” (http://www.aporrea.org/tiburon/a174918.html) es el capital financiero especulativo el enemigo principal.
Daka y sus similares se ubican en el eslabón final de la cadena, en el circuito comercial, son la cola del problema. Son lo visible, expresado en síntomas como la especulación y el desabastecimiento. Hay protagonistas menos visibles, pero que tienen una gran responsabilidad en el ataque cambiario. Siguiendo a Agamben, y con ello a Maduro, podemos afirmar que el capital financiero, y especialmente la banca privada, tiene secuestrada la economía y con ello la viabilidad política de la transición al socialismo.
Mientras los enemigos, a través de sus medios de comunicación y de economistas oportunistas, siembran el escenario de caos, de crisis catastrófica, señalando entre otras cosas que en el país se acabaron los dólares.
Un banco criollo hace grandes inversiones en España, adquiriendo centros comerciales y banca. De acuerdo a la prensa burguesa el país está quebrado, mientras se permite la fusión de un banco, que era un banquito regional que terminó convirtiéndose en un emporio, y esto trasmuta a su dueño en uno de los banqueros más ricos en América Latina. No hay democracia, grita histérica la derecha, mientras la banca y los seguros compran medios de comunicación en alianza con capitales extranjeros.
Por ahora, los gerentes/empleados de Daka están presos, y son los que pagan el plato roto de sus amos. Estos últimos, se encuentran en el exterior, nadando en la fortuna, impunes como los PRANES (1)…
Es el momento de las decisiones tácticas en materia económica, y al mismo tiempo hay que tener claro el camino estratégico.
Notas:
(1) PRANES es el término con que se autodenominan los jefes o capos de las pandillas y de las mafias que operan en las cárceles venezolanas y en las zonas populares.
*Economista venezolano miembro de la Sociedad de Economía Política Radical