La escenificación del poder

Maryclen Stelling
Rumbo a las parlamentarias 2015, el CNE, cual novela por entregas, va descubriendo las condiciones de la contienda y propone la realización entre el 22-N y el 6-D. Mientras, la oposición pide “revelar ya” la fecha y exige al ente rector definir observación internacional, el Psuv dice estar preparado para iniciar su campaña el 26 de mayo. Una oposición fracturada y “sin acuerdo por tarjeta única” contrasta con un Psuv en el que, según Diosdado Cabello, “los candidatos nacerán con legitimidad del pueblo”.

Un dirigente de Copei alega que “la MUD es la mesa de la desunión y del odio” y acusa a la alianza de coalición excluyente. Al tiempo que Maduro afirma: “Planteamos una alianza perfecta con todos los partidos del GPP”. Sin embargo, un impreso de oposición informa “División en el Psuv: Marea Socialista se separa” y esperan legalización. Maduro y Cabello llaman a unidad en filas del Psuv.

En los medios -pro Gobierno y pro oposición- las reseñas noticiosas sobre un mismo hecho se construyen desde lugares distintos y pretenden generar en sus audiencias consenso y arraigo profundo con la “verdad mediática” que comunican. Ante la realidad electoral, no hay lugar para las dudas.

Dos marchas tienen lugar el 1º de mayo. Para el sector oficial los trabajadores van en defensa de la patria y sus derechos. La oposición exige al Gobierno que decrete un alza de 100% y el presidente Maduro anuncia aumento de 30% en el salario mínimo. El sector privado considera que el ajuste salarial debe acompañarse de medidas que fortalezcan el aparato productivo y ataquen la inflación. La extrema oposición descalifica y denuncia que “No alcanza para comprar una arepa al día”, “Los bolivianos ganan 6 veces más” y “Salario mínimo… Solo supera al de Cuba”. El Gobierno resalta que el 30% representa una variación de 52% en seis meses.

Desde lugares e imaginarios políticamente distintos, los medios, de una u otra tolda política, cumplen las funciones manipulativa y movilizadora de la opinión pública con la intención de que la mayoría se someta a la conducta esperada.

En la procura del control social, desde el sector oficial, los medios escenifican el poder y el control resultante de ese poder. En contraste, desde la oposición los medios escenifican la deslegitimación de tal poder.