El Frente Amplio demostró en elecciones internas ser la mayor fuerza política uruguaya

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Luvis Hochimín Pareja

Unos 130 mil votantes voluntarios en las elecciones internas del 5 de diciembre muestran que el centroizquierdista Frente Amplio (FA)  sigue vivo y dando lucha en el Uruguay, pese a que después de las elecciones de 2019 muchos de los vencedores de la coalición de derecha que hoy gobierna el país esperaban arrinconarlo en términos de adhesión popular, imponiendo el imaginario colectivo de que el Frente no volvía más.

Afiliados y simpatizantes, así como miles de independientes, votaron entre la amenaza de la llovizna para elegir la nueva conducción de la alianza progresista que gobernó el país de poco más de tres millones de habitantes durante 15 años, administra Montevideo y pretende volver al poder en 2024.Votantes, en el Comité de Base Parqué Rodó.

Se cerró una jornada importante, que no marca el final de una etapa sino el inicio de una nueva”, dijo Ricardo Ehrlich, coordinador del Frente Amplio (FA), una vez que cerró el plazo de votación de las elecciones de la coalición de izquierda. El domingo estuvo en juego la presidencia nacional del FA y la de cada una de sus departamentales, así como los sectores para los plenarios –nacional y departamentales– y los representantes de las bases –también en los dos niveles.

Asimismo, Ehrlich informó que el plazo de votación se tuvo que prorrogar, dada la “fuerte asistencia en todo el territorio nacional” (40 por ciento superior a la de 2016), y que se realizará una segunda etapa de estos comicios en España y Argentina la próxima semana, por lo que el escrutinio será un “proceso lento”, que durará varias semanas.

En tanto, el expresidente y líder del Movimiento de Participación Popular (MPP) José Mujica, resaltó que “es interesante” el proceso de elecciones internas porque “es una necesidad que tiene una organización política que consulte formalmente a su gente simpatizante y a su militancia. Me gustaría un proceso más descentralizado, donde se tenga en cuenta realidades locales; lentamente se pueden ir mejorando las cosas”, dijo.

 “Para el Frente Amplio es importante, porque quien sea el presidente o la presidenta, es un proceso que debe participar todos los ciudadanos amigos políticamente; estamos en un cambio de época, donde se están dando un conjunto de procesos contradictorios que crean tensiones en la sociedad, y una sociedad es una cosa muy compleja”, agregó

La intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, una de las figuras más fuertes del FA, sostuvo que “este momento del mundo obliga a renovar la propuesta de contenidos” e instó a “hacer un esfuerzo propositivo para transformar la realidad”.

No estaba muerto ni hundido

Durante más de dos años, el gobierno encabezado por Luis Lacalle Pou y sus repetidoras del aparato comunicacional hegemónica, trató de imponer  el relato de que tres gobiernos nacionales sucesivos habían deteriorado profundamente la credibilidad frenteamplista y que ese proceso iba a continuar en forma acelerada, probablemente potenciado por la ausencia o la vejez de los dirigentes con mayor protagonismo en los triunfos anteriores.

Quedan aún casi tras años para las elecciones de 2024 y se hace difícil (y poco serio) aventurar un pronóstico sobre todo porque ni siquiera se sabe cuáles podrían ser las candidaturas a la presidencia, salvo en el caso del ultraderechista general Guido Manini Ríos, de Cabildo Abierto, integrante de la coalición multicolor derechista. Pero lo que quedó en claro es que el FA no fue hundido y por aún, se mantienen  como la mayor fuerza política del Uruguay.

El desempeño frenteamplista en las postergadas elecciones departamentales fue bastante bueno en ese contexto, pero marcó la pérdida de tres intendencias y un retroceso fuera del área metropolitana salvo en Salto.

Los analistas encuentran el primer indicio en la intensa reactivación de la militancia frenteamplista entre la primera y la segunda vuelta de 2019, con un aumento significativo d votos, pese a que el candidato no lograba cuajar en la militancia. Pero la realidad lo cierto es que no hay una alternativa hacia la que pudieran migrar los militantes frenteamplista.

Pero lo que realmente marcó la activa supervivencia del FA fue la exitosa campaña de recolección de firmas contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración de Lacalle, construido en gran medida por organizaciones sociales y militancia política de base, encabezadas por la central unitaria de trabajadores PIT-CNT.

Y tras medio siglo de existencia, se está dando un relevo generacional: se presentaron candidaturas nuevas, de personas relativamente más jóvenes y con perfiles diversos. Durante el primer año del actual gobierno nacional los dirigentes y parlamentarios del FA tuvieron grandes dificultades para ubicarse como oposición, muy amplificadas por las circunstancias inesperadas de la emergencia sanitaria, que incluyeron una jerarquización casi excluyente de la Presidencia, recuerda ladiaria.

Los candidatos

Tres candidatos fueron propuestos para la presidencia del FA: el dirigente sindical Fernando Pereira, el diputado socialista Gonzalo Civila y la ex senadora Yvonne Passada.

Pereira, en cuarentena preventiva por haber tenido contacto con un caso positivo de coronavirus, dijo que a partir de los resultados, el FA debe encaminarse colectivamente, como lo hizo siempre, no sólo en la construcción de su dirección, sino también para dar una batalla “por construir una nueva mayoría que derogue los 135 artículos de la LUC de una vez y para siempre, porque realmente son muy negativos para los derechos de los uruguayos”.

Agregó nque el FA debe pensar “la izquierda del futuro” en forma colectiva y generar “la renovación generacional”, que no implica “sustituir a nadie, sino que casi siempre las renovaciones generacionales son hijas de la renovación de ideas, y viceversa”. “Sin temores, con la pluralidad y la diversidad que tiene el FA, pero atreviéndose a discutir cuál es la alternativa al modelo neoliberal, concentrador y excluyente”, señaló.

Por su parte, Gonzalo Civila, subrayó que cree en una construcción hecha desde la militancia y el pueblo frenteamplista, y señaló que la etapa que viene “requiere de mucha unidad, de mucha lucidez, de mucha discusión crítica y autocrítica, que siempre tiene que ser una seña de identidad de un proyecto de izquierda”.

Agregó que que las consecuencias de la derrota del FA en 2019 “son las políticas que se están llevando adelante hoy, que están generando un efecto muy nocivo sobre la enorme mayoría de la sociedad”. “Que después de esa caída electoral, que fue significativa, hoy tengamos más votos que en la elección de 2016 es una señal muy fuerte, y debería ser una señal muy fuerte para este gobierno, que debería replantearse la política que está llevando adelante”, finalizó.

Ivonne Passada sostuvo que “esto recién empieza” y “es un trabajo en equipo”. “Estamos convencidos de que esto fue una fiesta. Lo vimos en cada lugar que fuimos a visitar, a saludar a nuestros compañeros que estaban atendiendo las mesas. Tenemos el trabajo de la anulación de los 135 artículos de la LUC; lo haremos más fuerte, más organizados, más profundo y juntos, así que a todos nos hace pensar que está volviendo la alegría para esta casa”, finalizó.

*Periodista uruguayo, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)