Centroamérica, una región que pone los muertos

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RAFAEL CUEVAS MOLINA| Centroamérica es una región ubicada en el centro de múltiples acontecimientos, procesos y hechos que caracterizan a nuestra época. s región geoestratégicamente ubicada entre países productores y consumidores de droga, puente por el que pasan cargamentos de toneladas y toneladas de cocaína. El tráfico de drogas es el gran negocio con el que lucran, para variar, las mafias norteamericanas.
En efecto, el comercio de la droga produce anualmente unos $80,000 millones, de los cuales $5,000 se quedan en los países productores del sur y $75,000 en el país del norte. En Centroamérica, sin embargo, se “rebalsa” muy poco de las ganancias fabulosas del negocio.

En esta región los grandes cárteles mafiosos se pelean entre sí el territorio por donde transitará el oro blanco. Tienen a su disposición miles de armas de todo tipo que provienen del “libre mercado” de instrumentos mortíferos estadounidense que proporciona más del 90% de ellos.

Tienen a su disposición, también, elementos de los cuerpos de élite de los ejércitos centroamericanos, formados para la guerra contrainsurgente, que ahora constituyen su fuerza de choque. Y tienen a una inmensa población sumida en la pobreza que los ven como alternativa para salir de su estado de postración.

Centroamérica es, también, espacio de acción de incontables redes de tráfico de personas. Personas que van en busca de trabajo en el norte; personas que, engañadas, son traficadas para ejercer la prostitución; personas que serán objeto de adopciones ilegales; personas de las que solo se trafican algunas de sus partes: sus órganos vitales.

Las redes del tráfico de personas han caído últimamente bajo la atención de los Estados Unidos en su afán por contener la avalancha de migrantes que cruzan sus fronteras. Hasta a CNN se le ha salido su veta humanitaria y ha iniciado toda una campaña contra el tráfico de personas. No nos engañemos: esto forma parte de la estrategia más conservadora norteamericana que ve en los migrantes la razón de todos sus males.

Estas redes de tráfico de almas tratan a su “mercancía” de la forma más inhumana. Muchos de los que corren tras un coyote[1] mueren en los desiertos del sur de los Estados Unidos o son masacrados en el tránsito por México.

Centroamérica es, también, una de las regiones que están siendo golpeadas con más fuerza, y lo será aun más en el futuro, por el cambio climático. En ella se alternan sin solución de continuidad sequías y diluvios que dejan todos los años tras de sí otra estela de muertos que se suman a los de la violencia producto del narcotráfico y del tráfico de personas. Bien vistas las cosas, este estrecho puente que une (y separa) a la América del Sur de la América del Norte, sufre las consecuencias de la bonanza, el regodeo y los hábitos de consumo de otros que no son, por cierto, centroamericanos.

Como se sabe, el principal consumidor de drogas del mundo son los Estados Unidos; como hemos dicho más arriba, el negocio que deriva de ese desaforado consumo es norteamericano. Como también se sabe de sobra, el calentamiento global y el cambio climático es producto del mal desarrollo de las sociedades del norte, especialmente de los Estados Unidos. Y, para terminar, el tráfico de personas (de mujeres, de órganos, de migrantes) tienen como destino los Estados Unidos.

Es decir que Centroamérica es, en muy buena medida, la que paga las consecuencias de un modo de vida que está llevando a todo el Planeta al despeñadero, pero a ella en primer lugar. Como dijeron los presidentes de Guatemala y El Salvador en la reunión realizada el 25 de octubre pasado con ocasión de los desastres de las últimas lluvias: en Centroamérica, lo que ponemos son los muertos.

NOTA

[1] . Se llama coyote en Centroamérica y México a la persona que sirve de guía en el tránsito que llevan a cabo los migrantes entre su lugar de origen y su destino, generalmente los Estados Unidos de América.