Apuntes de campaña: Maduro, cómodo. Falcón, de frío a tibio

372

MADURO SE VE CÓMODO HACIENDO LO MÍNIMO DE CARA A LAS ELECCIONES

Clodovaldo Hernández

¿Necesita Nicolás Maduro una campaña electoral muy bien estructurada y de asesores de alto nivel para ganar las elecciones o le basta con cumplir con el abecé de realizar actos masivos y tratar de no cometer errores garrafales en los días que faltan para las elecciones?

Todo parece indicar que se trata de la segunda opción. La campaña diseñada tiene los clásicos elementos de este tipo de trabajos de propaganda y publicidad, entre ellos logotipos, jingles, cuñas de radio y TV, varios lemas, afiches, etcétera. Pero, la campaña en sí no se perfila como un factor crucial en el resultado.

Otros componentes predominan. Uno de ellos es la maquinaria electoral del Partido Socialista Unido de Venezuela, que se puso en evidencia con el simulacro de comicios realizado quince días antes de las elecciones. Otro es el eficiente trabajo de big data realizado principalmente a través del carnet de la patria. Un tercero es la percepción que densos sectores de la población tienen acerca de los roles que han desempeñado Nicolás Maduro y los factores que se le oponen en la grave crisis económica que sufre el país.

Dentro y fuera de los partidos revolucionarios se valora a Maduro como un presidente que ha hecho cuanto ha estado a su alcance para atenuar los daños al pueblo causados por la guerra económica. Al mismo tiempo, estos sectores culpan a la oposición por el agravamiento de los problemas económicos.

En ese sentido, la estrategia publicitaria es un factor de refuerzo significativo, pues procura refrescarle al elector los beneficios concretos que ha recibido o recibe de parte del gobierno y –presidencialismo mediante– gracias a Maduro: CLAP, bonos, hogares de la patria, vivienda, electrodomésticos, etcétera. Maduro se erige como el gran protector, no porque lo diga la campaña, sino porque lo evidencian hechos concretos, percibidos directamente por la gente.

Asimismo, son gruesos los sectores que atribuyen las calamidades sufridas por el colectivo nacional en los últimos años a la coalición de fuerzas nacionales y globales de la derecha. Conseguir la demostración de esto no es una tarea demasiado complicada, pues los voceros de la oposición se han mostrado muy diligentes en la solicitud de sanciones, supuestamente dirigidas contra funcionarios específicos, pero que han afectado evidentemente al pueblo en su conjunto.

Estas gestiones se han sumado a otros factores que habían dejado maltrecho el prestigio opositor, como la infausta ola de violencia de 2017, que incluyó varios de los actos más depravados que se hayan visto en Venezuela en mucho tiempo, como la quema de personas, el aprovechamiento de jóvenes y adolescentes en acciones sumamente violentas, empleo de excrementos en manifestaciones y otra serie de barbaridades.

El cuadro patético de los opositores (divididos entre violentos y solicitantes de la intervención extranjera) favorece ampliamente las posibilidades de Maduro, pese a todas las críticas que sufre su gestión y a los inclementes ataques que él, en términos personales, ha recibido durante cinco años.

DE FRÍO A TIBIO: LA CAMPAÑA DE HENRI FALCÓN

Randolph Borges

 

La frialdad con la que inició su campaña el ex-gobernador del estado Lara, Henri Falcón, hacía dudar a propios y extraños de que su iniciativa haya sido la más acertada para enfrentar a Nicolás Maduro y toda la maquinaria chavista. Incluso la negativa a participar de buena parte de los partidos opositores, restó méritos al atrevimiento de Falcón de sortear el boicot que la extinta Mesa de la Unidad Democrática trató de hacer a las elecciones presidenciales que tanto habían pedido en los últimos años.

Sin embargo la campaña de Falcón comenzó a calentarse junto a la radicalización de su discurso. A juicio de la socióloga y experta en comunicación, Mariclen Stelling, “el discurso de Falcón aún no se ha logrado ganar al sector más radical de la oposición… a ese sector tan arraigado en sus posiciones”. Pese a ello, el aspirante a la silla presidencial ha potenciado su discurso y lo ha convertido en una de las propuestas más neoliberales de los últimos enfrentamientos electorales.

 

Falcón ofrece que de llegar a la presidencia dolarizará la economía venezolanaincluyendo el salario, favorecerá la privatización de empresas del Estado como CANTV, Movilnet, Corpoelec, entre otras; promoverá una Ley de Hacienda Pública Estadal e implementará una “tarjeta solidaria” para favorecer a los sectores más vulnerables durante lo que ha llamado “proceso de estabilización”. También ofrece dar mayores ventajas al sector privado nacional e internacional para promover la inversión en el país.

Para Stelling, esta oferta de Falcón, por más neoliberal que luzca, brinda a los electores una “alternativa más esperanzadora, que no luce contaminada con cargos públicos… su campaña está generando expectativas económicas concretas adornadas de un discurso esperanzador”. Ese estilo de campaña, con ideas pero sin confrontación irracional, le ha hecho ganar algunos números importantes en los últimos días.

Respaldado por esta leve marea alta, y de cara a la recta final de la campaña, Falcón se reunió con el resto de los candidatos opositores para conformar una fórmula única que él encarnaría. Pero el único que hasta el momento se pronunció fue el ex candidato por cuenta propia, Luis Alejandro Ratti. Los otros candidatos, Reinaldo Quijada y Javier Bertucci, han decidido continuar la contienda por separado.

Es estas últimas semanas Falcón ha recibido el coqueteo de algunos representantes de otras toldas políticas que están fuera de carrera. El ex gobernador de Miranda, también ex-candidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, ha guiñado el ojo a Henri Falcón en algunas de sus declaraciones públicas, tratando de encausar una inesperada ola de votos en favor del candidato. “Estudios de opinión en el país, indican que una gran mayoría de venezolanos quiere y desea votar, saben que sólo así alcanzaremos un cambio que perdure y que logre el respaldo de todos los países del mundo que nos respaldan en la lucha por restablecer la democracia”, escribió Capriles en su cuenta de twitter, contradiciendo la postura abstencionista de su partido Primero Justicia.

 

La campaña de Falcón, con altos y bajos, se ha levantado como la principal opción del electorado que se opone a la revolución bolivariana. Su vinculación inicial con el chavismo y su llegada a cargos de elección popular con la maquinaria del Comandante Chávez, le hizo ver ante la mirada de propios y extraños como un infiltrado que solo buscaba hacerle el juego electoral a Maduro. Pero el transcurrir de la campaña le ha hecho lucir como un candidato con ideas muy distintas a las que defiende el chavismo, un candidato que como nunca antes se presenta ante los ojos de los venezolanos como el restaurador del capitalismo y el que sumará de nuevo al país a los designios del Fondo Monetario Internacional.

Tal vez aprovechando el peor momento de popularidad de la revolución bolivariana y su propuesta de marchar al socialismo, Henri Falcón se presenta al mejor estilo de los mandatarios neoliberales que hoy gobiernan de espaldas a sus pueblos en varios países de América Latina. El 20 de mayo sabremos si Venezuela elige transitar de nuevo aquellos caminos por los que nos llevó CAP hace casi 30 años.