Israel y Turquía: ¿Amenazas mutuas?

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Pablo Rodríguez

Israel y Turquía atraviesan una etapa de desconfianza y competencia. Ambos buscan ampliar su influencia en Medio Oriente y el Mediterráneo.

Las relaciones bilaterales se han deteriorado tras los conflictos en Gaza y Siria. Ankara cortó relaciones diplomáticas en 2024, aunque mantiene canales de diálogo técnico para evitar enfrentamientos directos.

Israel considera a Turquía una amenaza emergente. Un comité de seguridad israelí recomendó prepararse para una posible guerra y aumentar el presupuesto de defensa. “Están entrando en escena nuevas fuerzas y debemos estar preparados para lo inesperado”, dijo Netanyahu.

Medios israelíes califican a Turquía como “el nuevo Irán”. Existe preocupación por la capacidad militar turca y su programa nuclear. Israel busca garantizar la capacidad de atacar activos militares turcos si fuera necesario.

Turquía percibe a Israel como un peligro regional. Erdogan afirma que “Israel ha superado con creces al tirano Hitler en crímenes de genocidio” y que sus ataques “deben detenerse sin falta”.

El gobierno turco acusa a Israel de querer rodear Anatolia y desestabilizar la región kurda. “El objetivo político y estratégico de Israel es rodear la región de Anatolia”, declaró un alto dirigente turco.

En Siria, ambos países compiten por influencia. Turquía busca erradicar la presencia kurda y controlar el norte, mientras Israel intenta evitar que armas lleguen a grupos hostiles y crear zonas de amortiguación.

A pesar de la rivalidad, ambos países evitan una confrontación directa. Han establecido mecanismos de diálogo para prevenir incidentes militares, especialmente en Siria.

Las diferencias ideológicas y estratégicas dejan poco margen para el compromiso. “Estas visiones del mundo contrapuestas dejan poco margen para el compromiso”, señala una analista turca.

En resumen, Israel y Turquía se perciben como amenazas mutuas, aunque prefieren la disuasión y la gestión de la rivalidad antes que la guerra abierta.