En medio de creciente inseguridad, Ecuador elegirá al sucesor del banquero Lasso
Eloy Osvaldo Proaño
En medio de la mayor crisis de seguridad de su historia, Ecuador irá a las urnas a elegir presidente el próximo 15 de octubre entre la progresista Luisa González y el candidato de la derechista alianza Acción Democrática Nacional, Daniel Noboa, que cuenta con una furibunda campaña apoyada por los medios hegemónicos.
Se espera que más de 13,4 millones de ecuatorianos escojan al sucesor del banquero Guillermo Lasso para completar el periodo presidencial 2021-2025, interrumpido por el mandatario al invocar en mayo pasado el mecanismo constitucional de la “muerte cruzada”, disolviendo la Asamblea Nacional de mayoría opositora, que se disponía a votar su destitución, tras un juicio político donde se le había acusado de peculado.
Según los sondeos de opinión, ambos candidatos tienen similares posibilidades de ganar la presidencia del Ecuador, sin embargo, el debate del primero de octubre puede influenciar la decisión final de los ecuatorianos dependiendo de las propuestas que los aspirantes presenten para resolver los agudos problemas socioeconómicos, y sobre las rutas de desarrollo .
La descomposición en Ecuador tiene que ver con muchas razones, pero sobre todo tiene que ver con quienes han gobernado a Ecuador en los últimos años, Lenin Moreno y Guillermo Lasso.
Uno de los eventos emblemáticos de la campaña electoral presidencial en Ecuador fue el asesinato frente al público del candidato Fernando Villavicencio del movimiento Construye, quien recibió tres disparos en la cabeza tras reunirse con votantes en Quito. Su compañero de partido, Christian Zurita, quien ocupó su lugar en la primera vuelta electoral, obtuvo el tercer lugar con (16 por ciento de los votos) y no pasó a la segunda vuelta.
El banquero-presidente, Guillermo Lasso, calificó el incidente como un intento de perturbar las elecciones e inmediatamente declaró el estado de emergencia y también pidió ayuda a la FBI de Estados Unidos. Mientras, voceros de una de las organizaciones criminales más grandes del país -Los lobos- reivindicaron el ataque y dijeron que actuarían de manera similar cada vez que “políticos corruptos que reciben dinero para campañas electorales no cumplan sus promesas”.
En la primera vuelta electoral Luisa González Luisa González, candidata del movimiento progresista Revolución Ciudadana, obtuvo el 33 por ciento de los votos, mientras el neoliberal Daniel Noboa logró el 24 por ciento, como candidato de la alianza Acción Democrática Nacional, pasando ambos a la segunda ronda o balotaje.
Luisa González tiene amplia experiencia en el gobierno, aboga por la reducción de la desigualdad social, la reforma educativa, el combate a la corrupción en los órganos superiores de gobierno y la solución del problema de criminalidad.
Sus prioridades son la adopción de medidas urgentes para aumentar el empleo de la población, e incrementar el bienestar de la gente y reducir la creciente migración; para ello, ofrece beneficios fiscales a las empresas que empleen a jóvenes profesionales y a madres con hijos menores. Asimismo, para cumplir sus promesas electorales, plantea utilizar las reservas internacionales de Ecuador que ascienden a siete mil millones de dólares.
El otro candidato, Daniel Noboa, un político de 35 años que estudió en los Estados Unidos, hijo del multimillonario Álvaro Noboa, excandidato presidencial en cinco ocasiones, promete dirigir sus esfuerzos para desarrollar la agricultura, atraer inversiones extranjeras, tomar medidas para combatir el crimen organizado y garantizar el derecho de los ciudadanos a un juicio rápido y justo.
La última semana, Luisa González denunció ante la Fiscalía General un atentado frustrado contra su vida y solicitó a la institución judicial que investigue el supuesto intento de asesinato. Denunció que este tipo de sucesos constituyen una afectación a la democracia cuando, en lugar de vencer en las urnas, buscan quitar la vida a un candidato. “Es muy preocupante porque se afecta la democracia, ya hay un candidato que fue asesinado. Y, de hecho, a mí me enviaron la alerta”, advirtió.
Las elecciones locales
El 20 de agosto, paralelamente a la primera vuelta presidencial, se realizaron las elecciones legislativas para completar el periodo constitucional del IV Periodo Legislativo, interrumpido por la muerte cruzada, -disolución de la Asamblea Nacional y llamado adelantado a elecciones- decretada por Lasso.
Asimismo, se realizó simultáneamente una consulta popular sobre la continuidad de la explotación petrolera en un bloque del parque nacional Yasuní: Casi el 60% de los ciudadanos que han participado en la consulta apoyan suspender la extracción de hidrocarburos en el emblemático parque nacional
El partido del banquero-presidente Guillermo Lasso, el Movimiento Creando Oportunidades (CREO), perdió la única prefectura provincial que tenía y no ganó ninguna otra; de los tres alcaldes municipales de capitales provinciales que tenía, se quedará solo con el de la ciudad amazónica de Zamora, en el sur-oriente del país. CREO habría ganado unas 10 alcaldías en todo el país, cuando en 2019 obtuvo 32.
Junto al descalabro del CREO, también perdieron el Partido Social Cristiano (PSC), representante de la derecha empresarial, que debió renunciar a sus bastiones de Guayaquil y Guayas, donde había ganado por 30 años ininterrumpidos, y la Izquierda Democrática (ID), un partido social-liberal que emergió en las presidenciales de 2021 y que solo consiguió media docena de alcaldías, entre la cuales figura la de la sureña ciudad andina de Cuenca, antaño su bastión electoral.
Hubo tres grandes ganadores de las elecciones locales: Uno fue Revolución Ciudadana (RC), del expresidente Rafael Correa, que ganó ocho prefecturas provinciales sobre 23, entre ellas las más grandes del país: Pichincha, Azuay, Manabí y Guayas, y también las alcaldías de Quito y Guayaquil y otras tres capitales provinciales.
Este resurgimiento luego de la debacle de 2019 se debió a un esfuerzo de atraer dirigentes deportivos (el alcalde electo de Guayaquil), a ex-militantes del correísmo que se habían salido de sus filas (la reelecta prefecta de la provincia costera de Santo Domingo) . El deterioro económico actual contribuye también a realzar el pasado de una administración -del expresidente Rafael Correa- que convivió con la prosperidad del boom de los commodities.
El segundo ganador es el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, ligado a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que ganó siete prefecturas (había ganado cinco en 2019). Se impuso en prefecturas más pequeñas, de provincias marginalizadas, con importante presencia indígena, salvo la de Tungurahua, en la Sierra central, una provincia más grande y dinámica, donde también ganó por primera vez la alcaldía de Ambato, su capital, una mujer indígena.
La flexibilidad en las alianzas electorales de Pachakutik se explica por un factor diferente al del correísmo: la extrema descentralización de su estructura organizativa. Hubo desde alianzas con CREO en la amazónica provincia de Orellana hasta el acuerdo electoral en la provincia de Pichincha con el ex-alcalde de Quito Jorge Yunda, acusado de corrupción durante la pandemia y destituido.
El tercer ganador es la constelación de partidos locales, de alcance provincial o municipal, que, en la muestra de resultados de 114 alcaldías, se queda con 31. Obviamente, no se pueden hacer generalizaciones sobre estos movimientos locales, salvo que su número viene aumentando desde hace una década (fueron 26 alcaldías en 2014, 41 en 2019 y podrían superar los 50 en 2023), lo que denota la prolongada crisis terminal de los partidos o movimientos políticos nacionales.
En la derecha la recuperación se ve lejana: ni CREO ni el PSC parecen poder encarnar una esperanza real. En el centro, las expectativas de ID de representar una opción «moderada» al gobierno de Lasso se han debilitado considerablemente. Y de los dos ganadores, el expresidente Correa aparece como el gran elector futuro.
Hay que resaltar una diferencia esencial entre las elecciones nacionales y las locales: en estas últimas no hay segunda vuelta. También está prácticamente descartada cualquier alianza entre los movimientos ganadores. En ninguna de las 221 circunscripciones municipales hubo en 2023 alianzas entre RC y Pachakutik. La distancia sigue siendo tan irreconciliable como en los últimos años.
Desde los medios hegemónicos y también desde sectores de la izquierda, se insiste en que la corrupción y la impunidad rondaron por las obras del gobierno correísta, cuando se armó un festín de contratos y coímas.Hoy trece altos funcionarios del gobierno, incluido el expresidente Rafael Correa y su vice Jorge Glas enfrentan procesos legales por asociación ilícita, tráfico de influencias, concusión, entre otros.
El analista Mateo Rodríguez señala en Opción que poco tiempo duró el proyecto en que el correísmo aparecía como un proyecto popular y de izquierda. Las políticas económicas beneficiaron a las oligarquías criollas y el capital internacional. Por ejemplo, en 2011 los banqueros tuvieron 393 millones de dólares de ganancia, 10 veces más que en 2001.
El 15 de octubre, los ecuatorianos deberán decidir entre Noboa, otro multimillonario conservador, y Luisa González, la carta del correismo.
*Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)