Biden trata de impedir que se sigan matando entre estadounidenses
Mirko C. Trudeau
En medio de un repunte generalizado de la violencia en las ciudades de Estados Unidos, el presidente Joe Biden anunció en Nueva York nuevas medidas para dificultar el acceso a las armas de fuego por parte de criminales y garantizar que la policía tenga recursos suficientes para responder.
Biden viajó a Nueva York para hablar sobre el fuerte aumento de los homicidios y para dar su apoyo a las fuerzas de seguridad después del reciente asesinato de dos agentes en un tiroteo registrado en el barrio de Harlem.
Allí anunció un plan de 500 millones de dólares para afrontar la ola de violencia armada que padece el país. El proyecto, que debe ser aprobado por el Congreso, incluye reforzar a las policías con las herramientas, el entrenamiento y la financiación que necesitan, el fomento a las actividades extraescolares para tener ocupada a la adolescencia, así como la creación de oportunidades económicas en las zonas con mayores carencias.
El mandatario, quien llamó a decir ya basta a la violencia generada por las armas de fuego, enfrenta un difícil panorama en que es criticado tanto por la izquierda de su partido como por la oposición republicana, y una encuesta de ABC/Ipsos afirma que 69 por ciento de la población desaprueba sus políticas en la materia.
El actual repunte de la violencia se inició con el estallido de la pandemia y está afectando a la mayoría de ciudades estadounidenses, llevando en algunos casos -como en Filadelfia, la sexta ciudad del país- a récords históricos de homicidios. Nueva York no se ha librado de esa tendencia y, por primera vez en una década, se acercó el año pasado a los 500 homicidios.
“La respuesta no es quitar fondos a la policía”, subrayó Biden, reiterando su oposición a ese reclamo que se hizo popular durante las protestas contra la violencia policial de los últimos años y que abrazó buena parte de la izquierda del país.
Con la opinión pública cada vez más preocupada por la inseguridad y continuas críticas desde el Partido Republicano, que acusa a los demócratas de ser blandos frente al crimen, el presidente dejó claro que su Gobierno no se quiere quedar de brazos cruzados ante el problema de las armas de fuego, que en 2021 se cobraron en EEUU más de 20.000 vidas -sin contar suicidios-, según el recuento de Gun Violence Archive.
Las acciones anunciadas, sin embargo, no presentan grandes novedades y se centran principalmente en aplicar con mayor rigor normas ya existentes, sobre todo en lo que respecta al tráfico ilegal de armas.
Biden aprovechó la ocasión para volver a demandar al Congreso importantes reformas legislativas que por ahora no tienen visos de prosperar, como la prohibición de las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, la verificación de los antecedentes de los compradores de armas o el fin de la “inmunidad” de que disfrutan los fabricantes ante posibles demandas.
La Casa Blanca, que ya presentó el año pasado una amplia estrategia contra la violencia armada, se comprometió esta semana a reforzar la cooperación con las autoridades locales y estatales para frenar el aumento de los tiroteos.
En especial, se buscará poner fin al continuo flujo de armas desde estados del sur del país, que en general tienen normas más laxas, hacia las ciudades del noreste como Nueva York, que son mucho más restrictivas pero adonde esas pistolas y rifles terminan por llegar y son usados por criminales.
Un estudio del Consejo de Justicia Criminal indica que el año pasado los homicidios en 22 ciudades aumentaron cinco por ciento respecto a 2020, y 44 por ciento en comparación con 2019, mientras 2021 ha sido el año con más incidentes y heridos por armas de fuego en escuelas, con un caso cada tres días y un muerto a la semana. Cada año, en promedio tres mil menores mueren y 15 mil son heridos por armas de fuego, cifras sin parangón entre las naciones “desarrolladas”.
Al menos nueve ciudades importantes han batido sus anteriores récords anuales de homicidios en 2021: Filadelfia, Indianápolis y Louisville en Kentucky; Columbus en Ohio; Albuquerque en Nuevo México; Tucson en Arizona; Rochester en Nueva York, y Portland , Oregon. Milwaukee, Minneapolis y Nashville. Los Ángeles registró 352 homicidios y Chicago ha visto 756, con aumentos en 2021 del 12% y 4%, respectivamente. En Houston, los homicidios aumentaron un 18% desde 2020.
Biden admitió que para atajar esta crisis lo primero es combatir el tráfico, el flujo de armas, algo evidente en un país en el que adquirirlas no requiere más que tener más de 21 años, una licencia de manejo y rellenar un formulario, y donde apenas cinco de los 50 estados prohíben la venta de fusiles de asalto a civiles.
Washington podría verse beneficiadas por la demanda entablada por México contra 11 empresas fabricantes de armamento por diseñar y fabricar armas de guerra, y comercializarlas, garantizando la provisión de armas letales, de manera rutinaria, a los cárteles de la droga qu operan en México y Centroamérica.
*Integrante del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva York), asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)