El “Marco Democrático para Venezuela”, otro cerco antidemocrático de EEUU

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Juan Alberto Sánchez Marín

El “Marco Democrático para Venezuela” del exagente Mike Pompeo y el exconvicto Elliot Abrams es igual al denominado “acuerdo del siglo” o “plan de paz para Medio Oriente” (Palestina) del especulador inmobiliario Jared Kushner, el judío ortodoxo yerno de Donald Trump, y similar al que hace poco el presidente estadounidense propuso para Corea del Norte: ninguno vale para nada.

Se trata de una ofensa para los respectivos pueblos, no son acuerdos sino imposiciones ridículas, y son acordados de antemano con una sola de las partes implicadas, la de los amigos o subalternos, confeccionados a su medida, y con el total desconocimiento de las contrapartes.

El mal llamado “Marco Democrático para Venezuela”, además, ofrece como zanahoria la promesa de que Guaidó se hará a un lado, como si el deslustrado personaje tuviera sitio alguno donde hacerse, como no sea en una celda, por traidor a la patria y ladrón de los recursos financieros internacionales del estado venezolano.

En todo caso, Guaidó no puede apartarse de donde no está ni estuvo nunca, es decir, no se deja el poder que no se tiene. A estas alturas, y desde hace más de un año, hasta los gobiernos que una vez creyeron presidente al autoproclamado, saben que vale más un cero a la izquierda.

Con la excepción, claro está, del presidente colombiano Iván Duque, que no gobierna en el país vecino, sino, también, en un mundo paralelo. Y que debe a la pandemia actual que alguien lo escuche, aunque sea apenas para estar al tanto de las ayudas que le otorga a sus amigos los ricos. Bueno, pero esa es otra cara, aunque de la misma moneda.

Los medios dominantes, por su parte, se deleitan presentando como una gran noticia algo que ni es ni será un suceso destacado de la semana, y anunciando como primicia la aceptación de Guaidó, cuando nunca se trató de una proposición para que fuera aceptada o no, sino de una orden que fue acatada sí o sí de antemano por el títere de Abrams, Pompeo y demás lunáticos de la administración de Trump, y de los manipuladores congresistas Marco Rubio, Ted Cruz y Bob Menéndez.

En ese recién anunciado “Marco Democrático para Venezuela” hay que tener claro que el marco es cerco y lo democrático es todo lo contrario, un abuso más del gobierno soberbio de una potencia prepotente, a la que le han fallado todos los intentos previos de hacer las cosas a su modo.

Pobre Estados Unidos, con unas élites tan poderosas en armamentos y tan avezadas en los ilusionismos financieros, y a la vez tan débiles en las ideas y en el entendimiento del mundo, incluso, de las comarcas que por décadas han portado bajo el brazo. Hacer el bien jamás les fue algo favorable, y ahora ni obrar mal les sale bien.

Y pobrecito Juan, cada vez más lejos de Estados Unidos y más cerca de la cárcel en Caracas.

 

*Periodista, escritor y director de televisión colombiano. Analista internacional. Fue consultor ONU en medios. Productor en Señal Colombia, Telesur, RT e Hispantv. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).