Claudio Katz, economista: “Venezuela avanza o involuciona”

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Paul Walder-Punto Final

Una característica de la etapa neoliberal del capitalismo ha sido romper la autoestima del trabajador, a partir de la masificación de la desocupación y la precarización laboral, fenómeno que casi ha eliminado de los textos el concepto de clase obrera. Un proceso intenso impulsado desde el capital que ha excluido a los trabajadores, como sector explotado, en su capacidad histórica de revertir el sistema capitalista.
Esta visión, sin duda inquietante y también sombría ante los procesos sociales, la expresó el economista argentino Claudio Katz durante su participación en un coloquio organizado por la Fundación SOL, la Unión Portuaria del Bío Bío y la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC). Un enfoque que subraya al decir “no creo en lo más mínimo que en esta etapa neoliberal estemos ganando”. Pese al crepuscular panorama, el economista nos consuela: “Cuando en esta época terrible de regresión de las conquistas obreras, si en algún país se logra algo, hay que apoyarlo. Ese es el mensaje”.ar claudio katz
La conversación que sostuvimos con Claudio Katz no estuvo acotada al sector laboral. Giró en torno a las actuales tensiones económicas y políticas mundiales, a la caída de los precios del petróleo y otros commodities y a las presiones de Estados Unidos y las oligarquías locales sobre Venezuela. Katz, profesor de la Universidad de Buenos Aires, es autor, entre varios otros títulos, de Bajo el imperio del capital (2011), un texto de necesaria lectura para comprender el capitalismo contemporáneo y la crisis económica global.

“Bajo el imperio del capital” es un libro que analiza el imperialismo en su etapa actual y el papel que cumple Estados Unidos. Usted observa grandes cambios entre los imperialismos de comienzos del siglo pasado y el actual. ¿En qué radican las principales diferencias?

“La idea del imperialismo que disputa colonias con otros imperialismos para predominar en el mercado mundial resultaba aceptable, valedera y empíricamente corroborable en la época de Lenin y probablemente varias décadas después. Pero a partir de la postguerra esa tesis perdió actualidad. Y en estos momentos es definitiva su pérdida de actualidad. Es inimaginable una guerra interimperialista entre Japón y EE.UU., o Francia contra Inglaterra, o EE.UU. contra Italia. Los conflictos clásicos del imperialismo tendieron a disolverse, a disiparse, desde la postguerra a partir de dos procesos.

El primero es la supremacía de EE.UU. y el ejercicio de su rol de sheriff global, de garante del capitalismo mundial. País que maneja el grueso del presupuesto militar del mundo y garantiza a las clases dominantes protección ante cualquier amenaza de revolución o tensión geopolítica. Estados Unidos se convirtió en el garante del orden mundial y en ese rol fue aceptado por los viejos imperialismos, que hicieron una relación asociada con EE.UU. Y desde ese momento rige lo que Samir Amin llama ‘imperialismo colectivo’. O imperio del capital, que es la misma idea”.

Maniobras de Obama
-¿Cómo situamos los conflictos que han surgido con Rusia, o la relación con China? ¿Cómo se insertan en este esquema esas potencias?
obama-emperador-“Una de las características de este poder imperial más colectivo es la necesidad de generar una ampliación, un reforzamiento de su dominio, exhibir su autoridad contra todos los países o economías que cumplen un rol competidor o desafiante. Rusia y China son dos casos clásicos. Por eso, después de la caída de la Unión Soviética, Estados Unidos amplió la OTAN a toda la frontera de la vieja URSS y asoció, a la manera de vasallos, a distintos países que estaban en la órbita soviética. EE.UU. tiene una pretensión de agresión sistemática hacia Rusia, para transformarlo en un poder irrelevante al no poder integrarlo como vasallo a esa estructura colectiva, lo cual ha suscitado una serie de conflictos”.

-El nuevo paso que ha dado Obama es forzar una reducción del precio del petróleo para debilitar a Rusia y Venezuela.
-“El precio del petróleo no cae sólo por esto. Cae también por razones económicas. Hay una caída de la demanda, producto de la recesión internacional y una sustitución de formas tradicionales de extracción por formas de shale, con nuevos tipos de perforación que le ha permitido a EE.UU. incrementar su producción y reducir su dependencia de la importación. Estados Unidos en estas condiciones ha lanzado una campaña para debilitar económicamente, mediante la caída del precio del petróleo, a Rusia, Irán y Venezuela. Estamos viendo esa pulseada. No está tan claro que China se ubique en una alianza junto a Rusia frente a Estados Unidos. No lo daría por seguro”.

-Junto a la caída en el precio del petróleo se observa un descenso en los precios de las materias primas, lo que afectará a muchos gobiernos latinoamericanos. Por el momento, ya está afectada, sin duda, la economía venezolana. ¿Qué consecuencias trae este fenómeno?
-“Depende de la intensidad final que tenga esta caída. Una cosa es que sea una coyuntura y otra es que sea el fin del superciclo de más de diez años de precios altos de las materias primas. Si es una reversión de todo ese largo ciclo, los problemas para las economías latinoamericanas no van a ser para 2015-2016, sino que será un prolongado periodo de vacas flacas. Esto afectaría a todos los países latinoamericanos que en parte lograron capear la crisis de 2008 utilizando los ingresos de divisas por la venta de materias primas. Cada país será afectado de forma distinta según el tipo de producto que exporta.

Lo que singulariza al petróleo es que la caída ha sido violenta en los últimos seis meses y se está estabilizando a niveles bajísimos. Evidentemente el gran país afectado en América Latina es Venezuela, y el gran promotor es Estados Unidos, que quiere recuperar el dominio petrolero de la región consolidando los gasoductos con Canadá, privatizando Pemex en México y recuperando PDVSA en Venezuela. Es un proyecto estratégico. Intentará mantener bajo el precio del petróleo hasta conseguir sus objetivos”.

-¿Esta estrategia de Estados Unidos podría tener como objetivo salir de la crisis económica interna?petroleo refineria
-“Para EE.UU. el dominio del petróleo tiene funciones geopolíticas, militares, estratégicas, y no sólo económicas. El manejo de la crisis global depende de otras cosas. Lo veo más asociado a otros factores, como al profundo declive de la industria norteamericana frente a la competencia externa y el desempleo que esto produce. El petróleo no resolverá esos problemas”.

-Analistas piensan que esa recuperación nunca se dará. Aún más, que la decadencia es irreversible y el colapso del capitalismo, inminente.
-“Tengo mis cuestionamientos a esa previsión. Me parece que hay que tener mucho cuidado en el análisis de la geopolítica mundial en términos clásicos. Hay potencias que declinan y potencias que ascienden. Es el esquema típico de la teoría del sistema mundial, que establece que en el siglo XV fueron las ciudades italianas, más tarde vino Holanda, Inglaterra, Estados Unidos. En cada siglo una potencia sustituye a la anterior. En este caso sería China, pero antes se dijo que sería la Unión Europea.

Tomemos con más cuidado esa teoría. Me parece que EE.UU. cumple un rol de custodio global del capital, que es difícilmente sustituible por otra potencia. Difícilmente Alemania, Japón o China cumplirán el rol militar de Estados Unidos. Puede declinar como potencia en el plano económico, pero en el plano militar nada se equipara al poder que tiene. Además EE.UU. sigue manejando el dólar, que si bien es una moneda en cuestionamiento, permanece como la principal divisa de reserva. Maneja Wall Street, la FED, los grandes bancos, rehabilitó al FMI, etc.”.

Gobiernos de avanzada
-En nuestra región, si bien hay más avances respecto a las décadas anteriores neoliberales, ¿qué expectativas podemos tener con los actuales gobiernos orientados hacia políticas socialistas?
-“Esto lo restringiría a los gobiernos más radicales, Venezuela, Bolivia, por cierto Cuba. Allí está el dilema de radicalizar y profundizar un proceso o detenerlo y neutralizarlo, por tanto autoeliminarlo. Esa es la disyuntiva que han atravesado muchos procesos políticos transformadores y es la disyuntiva que enfrentan hoy Evo y Maduro. A diferencia de hace años, esta disyuntiva es a más largo plazo. No se dirime en términos de meses, como fue el caso de Salvador Allende. Hay más espacio, pero la dinámica es la misma: o estos gobiernos radicalizan sus medidas o sufrirán una involución. Y esto dependerá no tanto de los gobiernos sino de la capacidad de los trabajadores, de las organizaciones populares, para lograr niveles de organización independientes, autónomas, sólidas, con ideales socialistas y con Rafael Correa, Nicolas Maduro, Evo Moralesproyectos de transición socialistas”.

-La internacionalización del capital no ha tenido como contraparte una internacionalización de la organización social y sindical. ¿Cuáles son los problemas que trae este fenómeno a la lucha social? ¿Existen vías para cambiar este trance?
-“Estamos en una fase neoliberal. Yo nunca pierdo de vista quiénes están a la ofensiva y quiénes a la defensiva. Por eso insisto tanto en valorar lo que hemos logrado. Yo creo que en esta etapa adversa hubo un momento interesante hace unos diez años, que fue el Foro Social Mundial. El movimiento de Foro Social planteó expresiones de organización popular muy poco clásicas, pero con ideas mundialistas, internacionalistas, de cambiar el mundo. Esta experiencia no prosperó, ha declinado, pero dejó una semilla interesante para las formas en que podría reaparecer el internacionalismo del siglo XXI.

Las redes sociales, los jóvenes actuando a través de estas redes, a través de conexiones supranacionales es un potencial favorable. En este contexto adverso creo que América Latina sí ha dado pasos interesantes, no tanto en el internacionalismo pero sí en el regionalismo antiimperialista. Por ejemplo, el caso del Alba y las reuniones periódicas de organizaciones regionales, las cumbres de los pueblos. Eso ha tenido una intensidad inédita durante los últimos diez años. Y el Alba es la corporatización más avanzada. No internacionalismo clásico, pero sí un regionalismo antiimperialista que debemos valorar”.

-En cualquier caso, hoy América Latina y el mundo viven mayor efervescencia social. Sin embargo, falta cohesión.
-“A diferencia de América Latina, muchos movimientos en el mundo tienen la falencia de no haberse plasmado en el plano político. Los movimientos sociales que no evolucionan hacia proyectos políticos pueden terminar en la disolución y a veces, cuando existe mucha frustración, en ser utilizados por la derecha. No nos olvidemos que las modalidades del fascismo están muy presentes: yihadismo en el mundo árabe o antiyihadismo fascista en Europa. Ahí tenemos dos ejemplos de barbarie fascista en desarrollo”.

-Respecto a esto, ¿podemos prever un periodo de mayor radicalización de las fuerzas del capital?
-“Lo que podemos prever es que los procesos políticos que no logren dar respuesta a mejoras sociales, a las demandas populares, van a ser muy utilizados por la contrarrevolución. Un ejemplo es el mundo árabe, con la espantosa sangría que estamos viendo diariamente”.

El petróleo venezolanoven petroleo pdvsa

-El caso de Venezuela también…
-“Por eso es muy importante que la derecha haya sido doblegada, que se haya derrotado la guarimba de 2014, que costó 43 muertos. Si ellos triunfan, los efectos son terroríficos, porque el objetivo no es cambiar gobiernos sino destruir países. Han destruido Iraq, Libia, están intentando aniquilar Siria. Entonces, no seamos ingenuos. La hostilidad del imperialismo hacia el gobierno bolivariano es para demolerlo, y, si es necesario, demoler Venezuela, como lo han hecho en Medio Oriente. Tengamos presente lo que está en juego en cada una de estas batallas”.

-Has citado el gobierno de Allende. Una cosa es llegar al gobierno y otra cosa es controlar el Estado burgués. ¿Es también el drama de Venezuela?
-“La comparación vale si tenemos en cuenta que el contexto es muy diferente. No estamos en una época de dictaduras militares, sino en una época de gobiernos constitucionales y poco margen para dictaduras militares. Este hecho nos conduce a pensar en el caso de Venezuela, que lleva catorce años, en contraste con los tres que estuvo Allende. Incluso se han logrado conquistas democráticas que no se lograron con Allende, como una nueva Constitución, la recuperación de PDVSA, un nivel de movilización equivalente.

Pero las analogías valen a nivel de gobierno, pero son más complejas a nivel del Estado. Tanto en el Estado chileno de los 70 como en el venezolano actual, tenemos porciones del Estado manejadas por la burguesía y otras por el gobierno. Pero sin duda la gran diferencia es que en la sociedad venezolana hay un proceso de organización popular de largo plazo muy importante, a través del poder popular en las comunas, de las milicias bolivarianas, de las Misiones, que van generando formas de poder popular importantes.

El tema es si todo eso se refuerza o se debilita con la crisis económica, con la dificultad de manejar el desabastecimiento, la pérdida de poder adquisitivo. Ahí está el desafío y ahí está la lucha en curso de la Izquierda chavista. Si la Izquierda bolivariana se somete a los ritos, programa y objetivos de la boliburguesía, del establishment, que está fuertemente penetrando también al gobierno, el desenlace será negativo. Tenemos que saber que es una disputa y entenderlo así. Una disputa en que está en juego lo nuestro. No es ajena a nuestros intereses, en ella estamos involucrados y debemos participar”.