La primera semana

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ELEAZAR DÍAZ RANGEL | Tres hechos de significación tuvo la primera semana electoral: el comienzo de la campaña, con ambos candidatos recorriendo el país a una velocidad nunca vista dada su cortedad, y donde no se observó confrontación de programas, pues sólo el de Chávez (Maduro) es conocido; las denuncias de la MUD, una contra la Fuerza Armada (Fanb) por supuesta o real parcialización a favor del candidato del Psuv y aliados, y otra, más real que supuesta, por entrega de códigos de control de las maquinas de votación al Psuv, y la denuncia de Maduro de la guerra económica que ejecutan empresarios opositores junto a sabotajes en el sistema eléctrico.

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Detengámonos en los más recientes. La Asamblea Nacional negó que se abriera una investigación sobre ese documento y me parece con suficientes razones, pues el propio proponente lo que solicitaba era investigar si era auténtico o no. Es decir, que en la MUD sospechaban que era forjado. Pero insistieron y lo llevaron al CNE, que tampoco lo procesará tan contundente fue el desmentido del Comando Estratégico Operacional, ratificado por el ministro Molero. Se trata de un documento forjado, con una portada original y un montaje de páginas que en absoluto corresponden a estas elecciones.

La segunda denuncia tiene más seriedad, aunque la propia MUD admite que la entrega de un código de acceso a las máquinas al Psuv no pone en riesgo ni los resultados ni la transmisión ni la totalización, ni ningún otro proceso del acto del sufragio, pero es una irregularidad la entrega de ese código a una de las partes. Vicente Díaz lo confirmó: “Lo sucedido no tiene repercusión en la integridad del sistema de votación.

Sigue siendo tan seguro como antes”. Identificado el responsable, el CNE determinó que no se trata de un funcionario en su nómina sino de un representante del Psuv. Con cambiar las claves todo se resuelve.

La denuncia de Maduro llevó consigo la remoción del responsable de Corpoelec en Aragua, varios detenidos y la intervención militar para garantizar la seguridad en el sistema eléctrico y evitar sabotajes mayores.

La cuarta pata del proceso son los resultados de las encuestas. Todas las conocidas, con mayor o menor credibilidad, revelan que Nicolás Maduro debe ganar por una ventaja que oscilaría entre 10 y 20%. La más reciente de todas es de Ivad, que da a Maduro 53,3% frente a 34,7% de Capriles, con la particularidad de que éste subió cuatro puntos entre el 23 y el 31 de marzo, mientras Maduro aparece estancado. De todas maneras es una ventaja muy sólida, reforzada con las respuestas a la pregunta de quién cree que ganará: 64,9% ve a Maduro y sólo 21% a Capriles, lo que revela que la tercera parte de quienes votarán por Capriles creen que perderá.

Hinterlaces tiene a Maduro ganando por 20%: con 55% frente a 35% de Capriles. En cambio, GIS XXI reduce esa diferencia a unos diez puntos: 55,3% a 44,7%, la única encuesta donde Capriles tiene más de 40%. En Datanalisis aparece 49,2% para Maduro y 34,8% a Capriles. En la de Consultores 30-11 CR con 38,6% y NM con 52,8%. Y preguntados sobre el CNE, 67,8% tiene confianza en el árbitro, pese a la campaña en contra.

La de ICS arrojó 58,2 NM y 40,5% ECR. Consultores 21 y Delphos, únicas que en septiembre daban a Capriles ganador, parece que no hicieron encuestas.

Como ven, es amplia la ventaja de Maduro en todas y quizás por esas razones ni se ha hablado de “guerra de encuestas”, ni han aparecido las de maletín, acercando a los dos candidatos. Todo hace suponer que Maduro ganará con un porcentaje superior al de Chávez, aunque con menos votos. La abstención rondará el 30%.