Lima, ante un inédito y decisivo proceso de revocatoria
JOSÉ CORONADO | A solo un mes de realizarse un inédito proceso de revocatoria de la alcaldesa de la ciudad más importante del país y a la vez capital peruana, la tendencia parece encaminarse hacia un escenario en el que las diferencias entre las opciones del SÍ revocador y el NO se acortan cada vez más.
Susana Villarán de la Puente afronta la paradójica situación de ser al mismo tiempo no solo la primera mujer alcaldesa en la historia de Lima, sino también la primera que podría ser vacada del cargo en el municipio más importante del país. Elegida para el periodo 2011-2014, en unas elecciones en las que empezó su campaña con un escaso 5 % a favor de su partido Fuerza Social con el apoyo de movimientos de izquierda, terminó imponiéndose a la favorita, otra aspirante y curtida política peruana como Lourdes Flores, varias veces candidata presidencial.
La legislación electoral peruana contempla la Consulta Popular para vacar o revocar autoridades elegidas por el voto popular solo en el caso de alcaldes, regidores, presidentes y consejeros regionales; más no así para los cargos de presidente de la República ni congresistas o legisladores.
En realidad, Susana Villarán empezó a sentir la espada de Damocles de la revocatoria ni bien empezó su mandato y cuando su presencia en la municipalidad limeña significaba la posibilidad de investigar casos de corrupción que involucraban a su antecesor, Luis Castañeda Lossio. El más emblemático fue el que se conoce como el caso Comunicore, que consistió en el pago de 35 millones de Nuevos Soles (más de 10 millones de dólares de la época) por una deuda a una empresa privada que había sido renegociada en 14 millones de Nuevos Soles.
A partir de entonces se estableció una alianza entre los sectores políticos involucrados con la corrupción y el poder económico y mediático vinculado a estos sectores para desprestigiar y satanizar la gestión de la alcaldesa limeña a través de demoledoras campañas que se tradujeron en deprimentes cifras de aprobación que un momento apenas alcanzó apenas un 18 %. Si bien la percepción general es que los promotores de la revocatoria son el ex alcalde a quien le apodan “el mudo” y el ex presidente Alan García, la cara visible es un oscuro abogado que un tiempo fue regidor de Izquierda Unida y luego terminó haciendo consultorías para Castañeda Lossio, llamado Marco Tulio Gutiérrez, a quien hoy han bautizado como “Marco Turbio”.
Hay que decir también que la propia alcaldesa y su equipo de gestión le han hecho sendos favores a los revocadores, pues más allá de importantes iniciativas para resolver los grandes y graves problemas que sufren los casi nueve millones de limeños, han tenido deslices y errores políticos y de gestión que han sido aprovechados para bombardear su gestión.
Sin embargo, más allá del hecho conciso de que la figura de la revocatoria es parte del juego político democrático que impera en el país, en este caso concreto lo que se percibe es que es utilizada como un instrumento de venganza política de quienes perdieron las elecciones municipales y pretenden volver a controlar el gobierno de la ciudad y recuperar lo que consideran que es su botín que les fue arrebatado por una advenediza.
Para ello, el principal argumento de los revocadores es la supuesta “incapacidad” de la alcaldesa y para demostrar eso no han vacilado en descargar gruesos adjetivos descalificadores contra Villarán, lo que incluye la capacidad de mentir descaradamente como acusarla de pagar 50 mil dólares a una encuestadora para que levante las cifras a favor del No.
Por cierto, más allá de los errores, la gestión de Villarán es percibida como una de las más honestas y transparentes, lo que resulta ser quizás un valioso capital político al momento de las decisiones claves, este 17 de marzo día de la consulta popular. Se le reconoce también estar afrontando dos de los más complejos problemas de la Capital a través de una reforma del transporte público urbano y el comercio mayoritario de alimentos, medidas que han tocado intereses de mafias enquistadas por años en estos negocios. El reciente desalojo del llamado Mercado Mayorista de Lima, que ningún alcalde anterior se atrevió a ejecutar y cuyo operativo llevó casi una semana con costos de vidas humanas, grafica tal vez lo que significa enfrentar estos problemas. Por lo demás, la actual gestión ha puesto en marcha un ambicioso programa de construcciones para la modernización de Lima que comprometen cientos o miles de millones de dólares de inversión con aporte de empresas privadas.
Lo cierto es que la batalla por Lima ha entrado a la fase final y además, de la trascendencia que tendrá para el futuro de la Capital, este proceso revocatorio ha puesto sobre el tapete otros temas en la política peruana. Uno de ellos es el poder y el margen de maniobra de la corrupción enquistada en la política en alianza con el poder económico y mediático. Como bien ha dicho el reconocido politólogo Sinesio López, no por algo “son los gobernantes más corruptos de los últimos tiempos” los que aparecen tras la campaña por el Sí revocatorio como el fujimorismo, el Apra y el propio partido de Castañeda Lossio. Otro tema que ha salido a debate es la pertinencia misma de la figura de la revocatoria como instrumento que fortalece la institucionalidad democrática o la debilita. Esto tomando en cuenta, que de prosperar la revocatoria, Lima correría el riesgo de tener hasta cuatro alcaldes en un periodo de cuatro años.
Al concluir esta nota, dos encuestadoras han publicado cifras que revelan lo que parece ser la tendencia predominante de este último mes de campaña: el ascenso de la opción por el NO y el declive el SÍ. Una de ellas arroja 47 % por el SI y 45 % por el NO, dato que no resulta menor si se considera que hasta el mes de enero el SI llegó a proyectar casi un 70 % de apoyo. A ello, sin duda ha contribuido la presencia de importantes y prestigiosos políticos, deportistas, artistas e intelectuales que apoyan a la alcaldesa. Hasta hace un mes, la revocatoria de Susana Villarán a mitad de su periodo era casi un mero trámite; ahora a solo un mes de la consulta, las cosas han cambiado rotundamente. Sea cual fuere el resultado, este será muy ajustado y de hecho se abrirá un nuevo escenario político no solo en Lima sino que trascenderá en el futuro político del país.