Un muerto y más de 100 heridos por las masivas protestas en Brasil

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Un muerto y más de un centenar de heridos fue el saldo de las multitudinarias manifestaciones de esta noche en las principales ciudades de Brasil, en las que se registraron serios disturbios y represión policial en Brasilia, Río de Janeiro, Recife, Salvador y Porto Alegre.

Télam

Un manifestante murió atropellado durante la protesta en Ribeirao Preto, en el interior del estado San Pablo, y resultó la primera víctima fatal de la serie de protestas callejeras iniciadas a comienzos de la semana pasada en la ciudad de San Pablo y luego extendidas a todo el país, informó la agencia de noticias ANSA.

Asimismo, más de un centenar de personas resultaron heridas en las diversas ciudades, en las que marcharon en conjunto alrededor de un millón de personas -según cálculos policiales- que configuraron la mayor manifestación popular desde el fin de la última dictadura, en 1985.

La presidenta Dilma Rousseff, quien anteayer había elogiado las protestas y dicho que su gobierno quería escuchar “la voz de la calle”, hoy canceló un viaje a Japón, previsto para la semana próxima, y esta noche convocó para mañana a sus colaboradores a una reunión de emergencia.

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En Brasilia, jóvenes universitarios tanto de izquierda como conservadores fueron reprimidos por la policía con gases lacrimógenos y spray pimienta cuando intentaban ingresar al Congreso.

Paralelamente, otros manifestantes invadieron el Palacio Itamaraty, sede de la cancillería, donde llegaron hasta el segundo piso e incendiaron algunas instalaciones y monumentos.

Mientras tanto, Rousseff mantenía una prolongada reunión con la ministra de la Casa Civil (jefa del gabinete), Gleisi Hoffman, que dio por terminada alrededor de las 20.30 (misma hora en la Argentina), cuando arreciaban las protestas en el Eje Monumental de la ciudad y la mandataria abandonó el Palacio del Planalto y se dirigió a la residencia oficial de la Alvorada.

En San Pablo y Río de Janeiro, grupos ultraderechistas agredieron durante las manifestaciones a militantes de la Central Unica de Trabajadores (CUT) y el Partido de los Trabajadores (PT) gobernante, ambas organizaciones fundadas por el antecesor de Rousseff, Luiz Lula da Silva.

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En Río, donde salieron a las calles unas 300.000 personas, la tropa de choque de la policía militarizada reprimió con gases lacrimógenos a un grupo que apedreó e intentó invadir la sede de la alcaldía, además de haber incendiado contenedores de basura, reportó la agencia EFE.

También en Río, otro grupo quemó un automóvil del canal de televisión SBT, lo que causó heridas o lesiones a cinco trabajadores de prensa, y médicos denunciaron que efectivos policiales persiguieron a manifestantes hasta el hospital Souza Aguiar disparándoles balas de goma.

Más temprano, cientos de manifestantes habían chocado con policías en el centro de Salvador, la capital de Bahía, cerca del estadio donde estaba por comenzar el partido entre los seleccionados de Uruguay y Nigeria por la Copa Confederaciones de fútbol.

Las manifestaciones de esta noche fueron continuidad de las iniciadas la semana pasada en San Pablo en reclamo de la derogación del aumento de las tarifas del transporte de pasajeros y extendidas luego al resto del país y a otras demandas.

Entre las reivindicaciones que fueron sumándose a las protestas figuran el aumento del presupuesto para la salud y la educación públicas, la mejora de la calidad de los servicios públicos y la crítica al gasto gubernamental para la organización de eventos como la Copa Confederaciones y el mundial de fútbol del año próximo.

Pese a que la mayoría de las alcaldías resolvió en los últimos días dejar sin efecto el aumento del precio de los boletos, la convocatoria a las marchas de esta noche -replicada principalmente a través de las redes sociales- se mantuvo en pie.

Incluso, el Movimiento Passe Livre (MPL), iniciador en San Pablo de las primeras protestas, señaló que, aunque hubieran derogado el alza de las tarifas, la manifestación debía realizarse de todos modos “para que el pueblo festeje”.

Las derivaciones de las manifestaciones -que en los días previos también habían registrado episodios violentos, pero no de la magnitud de los de esta noche- obligaron al vicepresidente Michel Temer a cancelar una visita oficial a Israel y Palestina, que había iniciado el lunes, y regresar inmediatamente a Brasil.