Todo vale/ Del odio a la guerra: un paso

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Todo vale

Maryclen Stelling | La peligrosa coyuntura actual parece conducir al país a un proceso de legitimación de la violencia política en detrimento de cualquier intento de fortalecer el diálogo, la convivencia y la cultura de paz.

En el presente contexto de confrontación política, los grupos en pugna definen la situación de acuerdo con sus intereses y generan significados sobre el orden social a través de un sistema de creencias e interpretaciones compartidas de la realidad social, dirigidas tanto a la identificación grupal como a la definición del adversario. Creencias grupales que pretenden responsabilizar al grupo “enemigo” de la situación del país y, en consecuencia, deslegitimarlo.Resultado de imagen para venezuela enfrentamientos

Desde ese poder simbólico, se construye un discurso contra el enemigo que justifica y promueve el empleo de estrategias de agresión y eliminación.

Las creencias grupales y la legitimidad social, manejadas por cierto liderazgo político con el apoyo y la complicidad de medios de información políticamente afines, son los motores fundamentales en la justificación de la violencia que se emplea para combatir al enemigo.

Los discursos de la violencia construidos por tal liderazgo alimentan las narrativas mediáticas y circulan vertiginosamente por las redes sociales de la mano de los “prosumidores”, suerte de productores y consumidores de relatos transmediáticos.

Principales instrumentos empleados para difundir tanto los discursos bélicos, como las operaciones psicológicas dirigidas a impulsar la obediencia destructiva en la ofensiva contra el enemigo político.

El manejo perverso del poder, de la influencia y el control social de la protesta conducen a promover el empleo sistemático de la violencia, como medio para transformar la estructura política de la sociedad.

Cuando el conflicto político desemboca en la confrontación violenta, se radicaliza el discurso promotor del terrorismo y, con la excusa de eliminar la amenaza y el peligro que el adversario representa, se incita a ciertos sectores de la sociedad a cometer acciones extremas.

Resultado de imagen para venezuela freddy guevaraCuando el discurso político legitima el terrorismo, se desbordan las compuertas y se consagra la cultura de la violencia.

Cuando “todo vale”, comienza a transitarse la senda de la destrucción y la muerte, negación de las condiciones simbólicas y materiales que nos permitirían alcanzar a una solución no violenta de las diferencias y construir una sólida cultura de paz.

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Del odio a la guerra, un paso

Resultado de imagen para venezuela enfrentamientosBeltrán Haddad Haddad | Hemos visto situaciones de odio muy marcadas por la condición social o por la postura política del otro. Eso está andando en Venezuela como algo parecido al llamado “racismo moderno” europeo que lleva su explicación en la discriminación de los inmigrantes, de los marginados y de los que buscan refugio huyendo de las guerras de Medio Oriente; pero los que aquí instigan al odio, en medio de la crisis política y económica del país, saben que es delito hacerlo pero se amparan en un falso ejercicio de la libertad de expresión.

Y lo hacen sin una pizca de humanidad en la radio, en los periódicos, en las redes y en la televisión. Usted los ve y los oye; puede ser un político, un periodista, un cura, cualquier otro o un locutor. Se nota su ánimo y se percibe cuando hablan o cuando escriben porque van y vienen sin medir el daño que le hacen al país.

La situación que hoy vivimos se presenta como una conglobación de antipatías, de odios, de mentiras y de conductas hipócritas. Los demonios se desatan dentro y fuera del país. Atrás quedó aquella ficción de igualdad que por años y años hizo posible que se mantuviera una desigualdad sin violencia.

Ahora se presenta el odio del que dice ser venezolano y pide en el exterior que no le den financiamiento al país o del que invoca intervención y permite que extranjeros, como Almagro, solicite, contrario a lo que dice la Constitución, “elecciones generales completas a la mayor brevedad”; o que presidentes de gobiernos enemigos de Venezuela, como un “puñado de bandidos que infectan nuestras comarcas”, como diría el Libertador en su Manifiesto de Cartagena, pretendan con su odio un tutelaje de la patria e infectar con su posición injerencista nuestras soberanía e independencia.

Las manifestaciones pacíficas de sectores opositores son manifestaciones de odio que han dejado destrucción y muerte de gente inocente. No podemos ocultarlo por más que insistan los instigadores en hablar de “manifestaciones pacíficas”.Resultado de imagen para venezuela enfrentamientos

Ya es tiempo de recoger su odio y su terror. Se dice que el diálogo es el arte de buscar la verdad en el punto de vista del otro para vivir en paz; en cambio, el odio siempre estará a un paso de la guerra civil.

Hoy, lo que importa es reunirse y hacer renacer el arte de saber hablar y escuchar, sin que ello implique sacrificios para el pueblo. Repito, del odio a la guerra solo hay un paso.

Foto de portada: Carlos Becerra