Stanley o Grabois

Juan Grabois y Paula Abal Medina inscriben su candidatura para las PASO. (Twitter @juangrabois)

Marcos Salgado |

Los acuerdos políticos (roscas, en el argot argentino) de última hora en la coalición oficialista rebautizada Unión por la Patria condujeron a una situación particular: las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) previstas para agosto confrontarán modelos de país a lo interno del oficialismo. Por un lado, el actual ministro de Economía, Sergio Massa, por el otro, un dirigente social y referente político, Juan Grabois.

De llegada directa al Papa Francisco -es miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede- Grabois comienza por estas horas una campaña en redes con una consigna tan directa como sugerente: “Activa Juan 23”. La apelación a su nombre y el año de la candidatura está presente tanto como el nombre de “el papa bueno”, canonizado por Bergoglio en 2013 a poco de comenzar su pontificado.

De lado y lado de la arena política interna de Unión por la Patria se augura para Grabois en las PASO una buena cosecha. En sus filas se preparan para disputar votos de los sectores más progresistas del oficialismo, desamorados por la caída del candidato de Cristina Fernández, Wado de Pedro, y la repentina asunción de Massa. Además de repolarizar a su propio sector del Frente Patria Grande, un partido con presencia nacional y militancia formada.

 

(Prensa Juan Grabois)

La corta campaña hasta las PASO recién comienza, y aunque los reflectores de la mediática cercana al oficialismo y no tanto apuntan a Massa, Grabois parece moverse con cintura, y no se muestra dispuesto a moderar discurso para disputar votos.

Repicó en los medios en las últimas horas la carta punzante que Grabois le envió a Mark Stanley, embajador de Estados Unidos en Argentina, quien lo convocó a una reunión en La Embajada.

De movida, Grabois indica que las condiciones iniciales de la invitación patentizan un “ritual de sumisión” que forma parte de la “triste historia de subordinación neocolonial que mantiene a Latinoamérica en un estado de miseria, dependencia y maldesarrollo”. En la oración siguiente, el precandidato asegura que la situación actual de la Argentina “es producto de una corresponsabilidad” entre Estados Unidos “y los actores locales –políticos, dirigentes sectoriales, funcionarios públicos, jueces, fiscales, periodistas, etc– que se someten indignamente a rendir pleitesía a una potencia extranjera y defender sus intereses más que los de sus conciudadanos”.

Igual, Grabois invita al embajador Stanley a una reunión junto a su compañera de fórmula, Paula Abal Medina, “en nuestra oficina”. Enseguida aclara que la locación es “un espacio tal vez humilde para élites” y advierte que “no podemos acordar ningún tipo de confidencialidad en torno a la conversación que eventualmente tengamos ni discutir asuntos vinculados a la política interna de nuestro país”.

(Twitter @JuanGrabois)

Grabois advierte que la eventual conversación “deberá versar exclusivamente sobre temas de política internacional, la co-responsabilidad del estado norteamericano en el criminal endeudamiento de la Argentina y la permisividad en la evasión impositiva de ciudadanos argentinos que radican capitales no declarados en su territorio”. Stanley salió del grupo.

Del otro lado de la arena política de la interna del oficialismo está, lo dijimos más arriba, Sergio Massa, a quien corrillos propios y ajenos sindican como el candidato de La Embajada y a quien el mismo Grabois calificó en una entrevista al diario Clarín como el plan A del círculo rojo. Así se conoce en la Argentina al poder concentrado, mediático y empresarial, que jaqueó la candidatura y le hizo la vida imposible a Cristina Fernández, dos veces presidenta y referencia política más popular del país.

*Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTv en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)