Los republicanos confirmarán esta semana la fórmula que enfrentará a Obama
El ex gobernador de Massachussetts, Mitt Romney, será confirmado esta semana durante la Convención Republicana que se realizará en Tampa, Florida, como candidato presidencial de esa formación política, inmersa en una lucha intestina en la que va ganando terreno la ultraderecha.
Télam
El cónclave partidario, que formalizará la nominación de Romney, se iniciará el martes y terminará el jueves con una lluvia de globos y papel picado tricolor, liturgia que busca construir la imagen del republicano como un líder de un frente sin grietas y un neoliberalismo sin tapujos, para aplastar en las urnas la política “socializante” de Barack Obama.
La reunión, prevista inicialmente para el lunes, fue postergada por el posible paso de la tormenta tropical “Isaac” por Tampa, informó la agencia de noticias DPA.
En el segundo cambio al cronograma inicial del evento en dos días, el presidente del Comité Nacional de los republicanos, Reince Priebus, dijo que, debido a los pronósticos meteorológicos, la convención “será inaugurada el lunes, pero de inmediato entrará en receso” hasta el martes por la tarde.
Tal como estaba previsto desde el arranque, Romney ofrecerá su primer discurso como candidato presidencial republicano oficial el jueves por la noche.
Los delegados del evento, en representación de los 50 estados del país, el Distrito de Columbia, y cinco territorios, serán quienes consagren a Romney y al congresista Paul Ryan, como la fórmula partidaria, de cara a los comicios del próximo 6 de noviembre.
La Convención, que será cubierta por cerca de 15 mil periodistas y camarógrafos de todo el mundo, incluye una selecta lista de oradores, entre ellos el propio Romney, quien pronunciará el tradicional discurso de aceptación.
También tomarán la palabra Paul Ryan, los gobernadores Chris Christie (Nueva Jersey), Susana Martínez (Nuevo México), Nikki Haley (Carolina del Sur), el senador por Florida Marco Rubio; el exgobernador de Florida Jeb Bush; la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, y la esposa de Romney, Ann Romney.
Romney, llega a la máxima reunión republicana con un llamativo respaldo en las encuestas, muy pocos puntos porcentuales por debajo de su enemigo del Partido Demócrata.
Sin embargo, para estrechar esa diferencia tiene ante sí la colosal tarea de meter en la misma bolsa a los más conservadores, que lo critican por “progresista”, y a los independientes y las minorías, que miran con recelo el avance del extremismo republicano y sus políticas que condenan todo gasto social.
El Tea Party, la agrupación xenófoba surgida con la crisis financiera que predica sin ningún pudor una drástica reducción de los apoyos a la educación, la salud o el desempleo, ya ha sacado una buena tajada en la lucha partidaria.
El candidato a vicepresidente será Paul Ryan, un apóstol de la reducción del déficit fiscal a costa de cualquier sacrificio, excepto el presupuesto militar, quien al aceptar su postulación, dijo todo lo que la ultraderecha esperaba: reivindicó la prohibición del aborto, aún en casos de violación, y glorificó el libre albedrío de los mercados financieros.