Los negocios millonarios detrás del robo del avión venezolano en Buenos Aires

Llegada del avión de EMTRASUR a Venezuela, en febrero.

Marcos Salgado |

El gobierno de Nicolás Maduro reclama la devolución del avión Boeing 747-300 del Estado venezolano, registrado en la empresa de cargas Emtrasur, varado desde hace más de dos meses en el aeropuerto de Ezeiza, junto a la tripulación, que no puede todavía salir de Argentina.

Lo que comenzó siendo una operación mediático-judicial en pos de una redada antiterrorista sin sustento serio, derivó después en un nuevo episodio de bloqueo estadounidense contra Venezuela y, también, en una burda operación de rapiña para garantizar el statu quo en el mercado de las cargas aéreas en la región.

Un estudio de la Comisión Económica Permanente para América Latina y el Caribe (CEPAL), revela que el indicador de capacidad de transporte de carga aérea ACTK (la cantidad de toneladas disponibles para transportar por distancia recorrida), revela que “América Latina y el Caribe es la región más severamente impactada por la reducida capacidad de transporte de carga”, por la pandemia de la COVID-19.

Gráfico interanual de la caída de la capacidad de transporte aéreo de carga, durante 2020. (Estudio CEPAL)

El mismo estudio indica que varias empresas de la región quedaron al borde de la quiebra, todas con presencia en mercado de cargas previo a la pandemia, como Latam y Avianca; y otras de Europa pero con rutas en la región, como Lufthansa y Air France. Las acciones de las aerolíneas de América Latina bajaron en conjunto un estrepitoso 69,1% en 2020.

En paralelo y lógicamente, crecieron monstruosamente los precios de los fletes de carga aérea en todo el mundo.

En ese contexto, la iniciativa de Conviasa de comenzar a operar un avión de gran porte en la región tiene que haber encendido alarmas. Llegaba a disputar espacio en un negocio en crisis, con una ventaja comparativa vital: el precio del servicio.

Mario Arraga, gerente de Finanzas de Emtrasur y uno de tripulantes retenidos en Buenos Aires, explicó en una entrevista en la TV Pública argentina que a pesar del corto tiempo de operaciones (desde febrero de 2022) Emtrasur “se ha posicionado en la región” por “la capacidad de carga que ofrecemos con nuestra aeronave y los precios que manejamos”.

Mario Arraga, gerente financiero de Emtrasur, durante una entrevista en la televisión estatal en Buenos Aires.

Arraga explicó que las ventajas en el acceso a combustible para el avión de Emtrasur permitía a la empresa ofrecer precios ventajosos, en un mercado que, como indicábamos más arriba, está en crisis, con reducción y consiguiente creciente monopolización de actores. Según estadísticas de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), antes de la pandemia la segunda empresa en volumen de cargas aéreas transportadas en América Latina era Atlas Air, con oficinas centrales en Nueva York.

Atlas Air es la única compañía en el continente con aviones similares al “Luisa Cáceres de Arismendi”, tal como se bautizó al Boeing 747-300 de Emtrasur.

La penetración del avión de Emtrasur en el complejo escenario de la aviación de carga en América Latina queda demostrada, leyendo entre líneas, en las mismas crónicas de medios hegemónicos donde se lo demoniza: el avión llegó a Buenos Aires con una carga de la automotriz Volkswagen, desde México.

El avión de EMTRASUR, recibido por el habitual arco de agua a su llegada a Venezuela, en febrero de 2022.

Artículos enredados de varios medios (con publicidad de Volkswagen en sus páginas, en una innecesaria operación de deslinde digna de mejores causas) no hacen más que confirmar el lugar vital que, con poca historia y un solo avión, había logrado Emtrasur en el mercado de cargas aéreas regional.

Pero el avión de Emtrasur lleva más de dos meses varado en Buenos Aires, donde un juez federal local dispuso una medida de incautación conjunta entre Argentina y Estados Unidos, haciendo lugar a un exhorto de un juez de Miami. La siguiente movida en la saga es un posible exhorto estadounidense para subastar el avión.

Antes, el Poder Ejecutivo argentino tiene la potestad legal, según su normativa, de frenar el dislate y devolver el avión a su dueño: el Estado venezolano. Por ahora no muestra disposición en ese sentido.

* Periodista argentino del equipo fundacional de Telesur. Corresponsal de HispanTV en Venezuela, editor de Questiondigital.com. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).