La renuncia de Guzmán deja en la cuerda floja al gobierno de Alberto Fernández
Claudio della Croce
La magnitud de la crisis desatada en Argentina el sábado, momento en el que fue publicado el tuit de renuncia del cuestionado ministro de Economía Martín Guzmán, un mes después de la salida del titular de Desarrollo Productivo Matías Kulkas, se conocerá en los próximos días, mientras analistas interpretan que significan el fin de al menos la orientación ideológica y económica del presidente Alberto Fernández
En las siete carillas que escribió Martín Guzmán a la hora de decir adiós no hay un solo atisbo de autocrítica. Guzmán dimitió por diferencias políticas con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que, según él, trababan la gestión.
Y tras exigir, sin éxito, tener más poder para poder correr del cargo a funcionarios kirchneristas en el área de Energía, que le venían demorando la aplicación de los aumentos de tarifas y segmentación de susbidios. Hito central para Guzmán en línea con el cumplimiento de las metas con el Fondo Monetario (FMI).
Con la renuncia en caliente, el Presidente empezó a debatir esquema para Hacienda y personas que podrían ir a ese cargo. La danza de nombres incluyó al ex viceministro de Axel Kicillof, Emmanuel Álvarez Agis; Silvina Batakis, ex ministra de Economía bonaerense; la titular del organismo fical, Mercedes Marcó del Pont y Cecilia Todesca, hoy encargada de negocios de la Cancillería y cuadro de mucha confianza del Presidente.
También se debate en la Casa Rosada la posibilidad de un súperministerio comandado por el titular de Diputados, Sergio Massa, conteniendo a Producción y Agricultura, que mantendrían a sus ministros.
Guzmán se va, el FMI queda
La renuncia de Martín Guzmán durante el discurso de Cristina Kirchner en el aniversario de la muerte del expresidente Juan Domingo Perón, abre una nueva etapa de la crisis. Se fue el ministro, pero quedó el Fondo Monetario. Al Gobierno le queda un año y medio de gestión, tiempo que no admite experimentos técnicos sino que amerita soluciones políticas, que de una vez por todas desaparezcan el peligro del estallido social en un país, granero del mundo, con el 40 por ciento de la población por debajo del nivel de pobreza.
La exembajadora argentina en Venezuela y Reino Unido, Alicia Castro, acusó públicamente a Guzmán de asumir la gestión pública solo para firmar el contrato por la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y lanzó: “Lo cumplió y ahora le darán su comisión”. “Sea más sincero, joven. Usted vino a hacer un mandado: firmar un contrato de adhesión con el FMI, que legalizó la conspiración entre [Mauricio] Macri y el FMI para que los oligarcas fugaran la plata de la Argentina”,
El economista, catedrático y analista Horacio Rovelli señaló que cuando el Estado no tiene un proyecto propio, no planifica, no analiza ni prevé y, peor aún, justifica su accionar aplicando a rajatabla las leyes de la dictadura militar creyendo que con eso cumple con su deber, el resultado no puede ser otro que el de improvisar sobre la marcha y ser funcional al poder económico que pergeñó dichas leyes.
La dimisión del preferido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue precedida, por un lado, por las medidas adoptadas por el Banco Central con el objetivo de acumular reservas, que afectarán el crecimiento económico al limitar las importaciones. Y por otro lado, por la corrida cambiaria y financiera que puso en jaque a la principal fuente de financiamiento estatal, el mercado de bonos en pesos, que presiona sobre una inminente devaluación por la que se inclina el presidente Alberto Fernández.
Una tercera disputa, en la que el ministro de Economía perdió hace tiempo ya, es la carrera entre precios y salarios donde se define la puja distributiva: el ingreso de quienes trabajan sigue perdiendo en términos reales y ya se ubica por debajo del nivel que tenían en diciembre de 2019, punto de partida del actual gobierno del Frente de Todos.
El cuarto argumento fue introducido por el Fondo Monetario Internacional, en un informe de 107 páginas publicado la semana pasada, y que anuncia que para el segundo semestre del año está pautado un fenomenal ajuste presupuestario. Pero el quinto elemento de estrés fue el decisivo: la pérdida del apoyo político al interior de la coalición oficialista, con participación de las estrategias de desestabilización desplegadas por el establishment, los medios y la oposición neoliberal.
¿El fin del gobierno de Alberto?
El motivo particular que desencadenó su renuncia fue una solicitud que dos días antes le hiciera al presidente Alberto Fernández, donde le explicó la complejidad del escenario, y le dijo que necesitaba más manejo y coordinación de áreas claves para evitar las próximas corridas y corregir el rumbo. La respuesta presidencial no fue positiva.
La revista Crisis, señala que con la eyección hace un mes del ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, y el abandono de Martín Guzmán ahora, ha llegado a su fin el gobierno de Alberto Fernández. “Es difícil imaginar, en semejante escenario de debilidad, algo parecido a un relanzamiento. Comienza un período de sobrevida”, agrega.
Añade que hay otras líneas causales de más largo aliento, que explican el final abrupto de la gestión del profesor de Columbia, ya que es muy posible que su hipótesis general de trabajo haya sido, desde el momento mismo de largada, un error de cálculo político, presentándose como “un superministro para la tranquilidad”. No de la transformación.
En su carta de renuncia y despedida, Guzmán, alumno de Joseph Stiglitz en Columbia, reconoce que “a mí siempre me pareció (y me parece) que tranquilizar la economía constituiría una verdadera épica”. La épica de la moderación quizás sea, en la Argentina realmente existente, la elección menos realista. O la más naif de las utopías.
La última página del texto de renuncia de Martín Guzmán está íntegramente dedicada a los agradecimientos, pero la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, principal expresión de un peronismo que cada vez se muestra más intranquilo, no fue alcanzada por la gratitud del exministro.
Menos de un mes pasó entre la renuncia de Kulfas y la de Guzmán. piezas fundamentales de las filas del presidente Alberto Fernández. “Él tiene la lapicera, ella tiene el poder”. resume el conservador diario La Nación.
En el contexto que atraviesa la economía global y con una crisis de deuda estanflacionaria al acecho, el acuerdo firmado por Guzmán (en nombre de la Argentina) con el Fondo Monetario Internacional, organismo especializado en aplicar los dictados de austeridad que bajan del norte, es un molesto grillete que el ministro Martín Guzmán deja como legado a la Argentina… y a Alberto Fernández haciendo equilibrios en la cuerda floja.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)