La prosopagnosia de Maduro

Javier Antonio Vivas – Aporrea
La prosopagnosia en una enfermedad neurológica originada como producto de una lesión cerebral, que posterior al hecho, a pesar de seguir reconociendo la mayoría de objetos y cosas a su alrededor, impide a la persona afectada,  identificar las caras de las personas, incluyendo hasta la suya en los casos de mayor gravedad. Desde mi perspectiva, como estudioso de las alteraciones neurológicas¹ es una de las más extrañas desvinculaciones entre la visión, el pensar, el pensamiento y parte de su realidad social.
Ahora bien, si lo anterior estaría asociado con una situación estrictamente biológica y psíquica, y entendiendo que por otra parte algunos estudiosos de la mente y su conducta (psiquiatras y psicólogos) han marcado espacio para establecer denominaciones como la disociación psicótica sobre aquellos individuos o personas quienes tendrían acciones apartadas y hasta violentas contra un colectivo que apoya la realidad social existente, la prosopagnosia, en este caso, no neurológica, sino política, sería aplicada a quienes desde el poder niegan una realidad, o  bien sobre la base del mentir parcial (“medias verdades”) o estableciendo sobre la población conceptualizaciones o hechos que, a pesar de ser ciertos, no representan la verdad que vive ese colectivo; verbigracia, entregar una vivienda, diciendo que eso es felicidad para una familia, cuando esa familia no es capaz ni siquiera de comer alimentos básicos esenciales, porque su nivel de vida ha sido empobrecido al máximo por las propias políticas del Estado. ¿Será esa familia enteramente “feliz” por el hecho de tener vivienda?ven Nicolás-Maduro14-300x225
La prosopagnosia política del presidente Maduro y sus “colaboradores·” estaría en seguir diciendo que la pobreza según informe de la FAO (Food and Agriculture Organization, siglas en inglés, o traducido,  Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) la pobreza disminuyó hasta el 2012, lo cual es cierto, pero su visión no les permite ver que desde su mandato en 2013, esta ha aumentado quizás hasta los niveles alarmantes que existían antes de 1989.
La prosopagnosia política del presidente Maduro estaría en asimilar sus “verdades”, ordenando a sus “ministros” que digan que  vuelos internacionales fueron suspendidos  hacia Venezuela porque la mayoría de éstos se “desviaron” para un mundial de futbol². La prosopagnosia política ordena escribir artículos que digan que la inflación³ y las colas “no existen”, aunque la población vea subir los precios todos los días,  en el medio de mucha gente que lucha por adquirir un producto esencial para su alimentación, higiene o trabajo.
La prosopagnosia política es aquella que habla que somos un “país potencia” pero no asimila que sólo somos una potencia petrolera, cuyo rentismo jamás nos ha permitido dejar de ser importadores de materias primas y productos terminados, lo cual nos hace ciertamente un país potencia, pero potencia dependiente del conocimiento y la tecnología de otros países.. La prosopagnosia política es aquella que supone que todo lo que ellos hacen está bien, y todo lo que otros hacemos está mal. En otras palabras, no acepta críticas y cuando se autocritica sólo lo ejecuta en el discurso porque en su praxis continúa pervirtiendo sus mismos errores.
La prosopagnosia política no tiene visión para dirimir las necesidades sociales, porque considera al estilo de lo que ocurrió con los otrora partidos políticos que compartieron el poder en Venezuela hasta 1998, que las elecciones se ganan por la “maquinaria” de una organización política y no porque las bases de ese partido, es decir, el pueblo,  sean quien defina con su voto la historia de un país en un momento determinado.
La prosopagnosia neurológica se origina tras una lesión cerebral. La prosopagnosia política se origina por no querer ver ni escuchar las necesidades del pueblo en todas sus dimensiones de vida. La prosopagnosia política del presidente Maduro: ¿una lesión, una enfermedad, un síndrome del poder?  A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
Notas