Desde Brasilia, Darío Pignotti señala que Bolsonaro lloró e insinuó pedir refugio en una embajada, pero tras cartón aseguró que no escapará de la justicia. Exaltó la soberanía y, enseguida, posó al lado de un póster de Donald Trump sobre una bandera estadounidense. Jair Messias Bolsonaro está confundido: es un vaivén en persona.

El expresidente ultraderechista padece de insomnio: teme que la policía acabe arrestándolo de madrugada. Atraviesa su peor momento en años a sabiendas que el Supremo Tribunal Federal seguramente lo va a imputar como jefe de “organización delictiva” responsable por la destrucción del Palacio del Planalto para, una vez derrocado el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, establecer un régimen conducido por militares.

También está acusado de haber planeado el asesinato de Lula, mediante envenenamiento y para tal fin infiltró un informante en el equipo de seguridad del actual presidente.

Una investigación de la Policía Federal, con casi novecientas páginas, leída por los jueces del Supremo, asegura que el proyecto golpista nació en 2022 o antes, y se aceleró tras la victoria del líder del Partido de los Trabajadores en octubre de 2022. La hoja de ruta de los conjurados contemplaba, además, matar al vicepresidente, Geraldo Alckmin.

Onde estavam Lula, Alckmin e Moraes no dia marcado por militares para que fossem assassinados? Veja - Estadão
Los blancos de la ultraderecha: Lula, Alkmin y Moraes

La tercera víctima del plan, según y la denuncia de la Procuraduría General de la República, iba a ser el juez Alexandre de Moraes,  instructor del proceso . Estos son algunos de los elementos de una acusación “sólida y bien documentada ” que debiera llevar al popular jefe ultraderechista a la cárcel, avizora el penalista Antonio Carlos de Almeida Castro , profesional influyente en el foro brasiliense.

Entre los cinco cargos que pesan sobre el capitán retirado que gobernó Brasil desde el 1 de enero de 2019 al 30 de diciembre de 2022figuran los de tentativa de golpe de Estado y abolición violenta del Estado de Derecho.

Según audios y mensajes de texto obtenidos con autorización judicial, después de matar a Lula, Alckmin y al juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal los sediciosos se lanzarían a la caza de políticos, jueces y periodistas opositores, para cuyos encierros iba a montarse un campo de concentración posiblemente en el entorno de la capital federal.

Mientras, la extrema derecha construye una versión simplista y engañosa de la condena a 14 años de prisión de Débora Rodrigues dos Santos, la golpista del 8 de enero que se hizo conocida por haber pintado con lápiz labial la escultura Justicia , del Supremo Tribunal Federa, tratando de ocultar que en realidad sus grafitis representaban el clímax de los atentados de ese día contra el Estado de Derecho y los poderes de la República..

PERDEU, MANÉ' | Fotos registradas pela Folha durante a invasão e destruição das sedes dos Três Poderes, no dia 8 de janeiro em Brasília, mostram uma mulher que possivelmente foi a pichadora
Débora Rodrigues dos Santos momentos después de vandalizar la escultura A Justiça. Foto de Gabriela Biló

Los extremistas afirman que fue un acto poco relevante para una pena tan severa y, por tanto, desproporcionada. Quieren hacernos creer que Débora habría realizado un tipo de intervención artística, en lo que sería un acto único y ajeno a la acción delictiva principal. De esta manera, ocultan que en realidad los grafitis de Débora representaban el clímax de los atentados de ese día contra el Estado de Derecho y los poderes de la República.

Parte de la turba del asalto a Brasilia, escribió, con pintalabios, el lema “Perdiste, hermano” en la estatua de la justicia que preside la entrada del Supremo. Varios jueces han pedido ya 14 años de cárcel para ella.

La defensa de Bolsonaro recurrió para apartar de la causa a los dos jueces de la máxima corte nombrados por Lula en este mandato, pero su petición fue rechazada. El expresidente también intentó, sin éxito, ser juzgado por el pleno, es decir, incluidos los dos magistrados que él mismo designara.

Mientras, Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario y  enlace con la internacional libertaria,  renunció temporalmente a su escaño de diputado para instalarse en Estados Unidos, para hacer lobby en la Cámara de Representantes y el Partido Republicano, contra el juez Alexandre de Morales y desgastar la imagen del gobierno lulista, al cual tildó de nazi.

En busca de seguridad,  Eduardo viajó cuatro veces a Estados Unidos desde enero. Se sacó fotos con renombrados dirigentes del Partido Republicano y celebró como si fuera fanático de un ídolo pop, que Donald Trump hubiera retornado a la Casa Blanca. Eduardo Bolsonaro con una gorra de apoyo a Donald Trump

La audiencia de este martes decidirá, y es casi un hecho que así lo hará, si son imputados, o declarados “reos”, Bolsonaro y los principales miembros “Núcleo Uno” – así llamado por la Procuraduría – de la trama golpista. Grupo del cual eran parte cinco altos oficiales de las Fuerzas Armadas.

Según la Procuraduría,el golpe fue pergeñado por el Bolsonaro en reuniones realizadas en el Palacio da Alvorada, donde permaneció recluido durante dos meses después ser derrotado Lula. En esos sesenta días, período en el cual no pisó el Palacio del Planalto, sede del gobierno, dejó de cumplir responsabilidades de Estado, para abocarse a tiempo completo a la rebelión.

En el grupo apuntado como responsable intelectual del putch de enero de 2023 están los generales Walter Souza Braga Netto -actualmente preso por obstruir las investigaciones -, candidato a vice de Bolsonaro y jefe de gabinete en el último tramo del gobierno anterior y Augusto Heleno, titular del superministerio de informaciones recreado a imagen del existente en la dictadura.

El tercer general es Paulo Sergio Nogueira de Oliveira, comandante del Ejército hasta el 31 de diciembre de 2022. Gracias a su complacencia miles de bolsonaristas montaron campamentos junto a las principales unidades del Ejército, incluyendo su Cuartel General, en Brasilia, a ocho kilómetros del Planalto. De allí partieron los activistas, conducidos por militares especializados en sabotajes, camuflados como civiles, que el domingo 8 de enero de 2023 devastaron los palacios de la Presidencia, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal.

El otro integrante de la círculo áulico donde se ideó el alzamiento  el almirante de escuadra, Almir Garnier, comandante de la Marina hasta el último día de la gestión bolsonarista.

Jair Bolsonaro volvió a llorar durante una transmisión en vivo por las redes sociales realizada con motivo de su cumpleaños 70, celebrado el 21 de marzo.  Según diputados del Partido Liberal, el partido  de los Bolsonaro, el diputado Eduardo decidió permanecer en Estados Unidos sin el permiso de su padre, quien está pfreocupado por su “asilo”, ya que será difícil convencer a sus seguidores, fuertemente nacionalistas, sobre el declamado patriotismo de su hijo.

Desde el bloque de diputados del Partido de los Trabajadores se solicitó que la Casa no autorice la licencia del “cobarde y huidizo” Eduardo, y se pidió a la Justicia colocar una tobillera a Jair, para que no huya a Estados Unidos.

La prensa destaca la pobre capacidad de convocatoria demostrada por Jair Bolsonaro el domingo 16 de marzo cuando movilizó alrededor de 20 mil personas en la playa de Copacabana, después de prometer una oleada amarilla (color de la camiseta de la selección y símbolo nacional) de un millón de simpatizantes. La intención era reunir una multitud frente a la icónica playa de Río, para intimidar a los jueces del Supremo. Fue escasa la concurrencia al acto donde Bolsonaro fue secundado por un pastor militante en el sionismo-evangélico

*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)