India-Paquistán: tambores guerra con peligro nuclear

Isabella Arria

Los tambores de guerra resuenan entre las dos potencias nucleares, aunque por ahora mantienen abiertos sus habituales canales de comunicación. Al menos 43 personas han muerto a ambos lados de la frontera. Según el Gobierno de Islamabad, estos ataques provocaron la muerte de 31 civiles y dejaron 57 heridos.

Efectivos del Ejército indio cerca de Pahalgam, al sur de Srinagar, el 22 de abril de 2025.
Efectivos del Ejército indio cerca de Pahalgam

Nueva Delhi, por su parte, asegura que al menos 100 supuestos “terroristas” murieron tras su acción militar, y sostiene que ésta es una respuesta al atentado a finales de abril, en  el que murieron 26 personas y que ha sido reivindicado por el grupo separatista de Cachemira Frente de Resistencia.

India ha ejecutado este miércoles ataques contra varios objetivos de su vecino y principal rival, Paquistán. Esta ofensiva, conocida como Operación Sindoor, dirigidos contra lo que afirma que eran infraestructuras terroristas en Paquistán y la región de Cachemira, administrada por Paquistán.

Paquistán denuncia que los ataques de India han proseguido en las últimas horas. Este jueves, el Ejército pakistaní informó de que ha derribado al menos 12 drones indios en su territorio, con al menos una persona muerta.  El primer ministro paquistaní Shahbaz Sharif describió la operación como “un acto de guerra flagrante y no provocado”, y su gobierno invocó el derecho a tomar represalias. Paquistán también  informó al Consejo de Seguridad de  Naciones Unidas de los ataques con misiles de la India, y reiteró su derecho a la legítima defensa.

La escalada belicista entre India y Pakistán comenzó el pasado 22 de abril, cuando 28 personas murieron y más de 20 resultaron heridas en un ataque perpetrado en Pahalgam, en la porción de Cachemira bajo control de Nueva Delhi, y que las autoridades indias atribuyeron a facciones islámicas alentadas por Pakistán.

En respuesta, se expulsó a los representantes diplomáticos de ese país, retiró a los suyos de Islamabad, interrumpió la concesión de visas, cerró la frontera común; asimismo, suspendió la aplicación de los acuerdos bilaterales de manejo de aguas, lo que causó inundaciones y sequías en el lado paquistaní. En los días siguientes, los ejércitos de ambas naciones intercambiaron disparos en la línea fronteriza, y el martes pasado el gobierno indio lanzó ataques con misiles sobre localidades situadas en la Cachemira bajo control del país vecino. En respuesta, Pakistán bombardeó puntos situados al este y sur de la línea de control que separa a ambas potencias

Imagen de unos soldados indios montando guardia en Pulwama, en el territorio de Jammu y Cachemira, en India, a 7 de mayo de 2025.El Gobierno indio ha declarado que estos ataques, llevados a cabo en el marco de la Operación Sindoor, han sido una respuesta directa al mortíferoataque terrorista del 22 de abril en Pahalgam–territorio ubicado en la región de Cachemira administrada por la India–, que causó múltiples víctimas. Añadió que la operación fue un esfuerzo dirigido a desmantelar la infraestructura terrorista, desde donde se han planificado y dirigido ataques contra la India.Según Nueva Delhi, no se alcanzó ningún objetivo civil, económico o militar paquistaní. Paquistán, sin embargo, asegura que decenas de civiles sufrieron los ataques, con al menos 26 muertos y 46 heridos.

 

Escalada bélica mundial

Funeral del soldado pakistaní Muhammad Kashif, muerto tras un ataque indio en la región de Baluchistán.
Funeral del soldado pakistaní Muhammad Kashif,

La escalada es, en efecto, alarmante, no sólo por lo intrínsecamente indeseable de cualquier confrontación armada, sino por dos circunstancias críticas: por un lado, una nueva guerra entre India y Paquistán vendría a sumarse a la que ya se desarrolla entre Ucrania y Rusia, al genocidio que el régimen de Tel Aviv perpetra contra la población palestina de Gaza, a los amagos entre Israel e Irán, al desorden provocado por el empeño de Donald Trump en redefinir el orden mundial, a los diversos conflictos que tienen lugar en África, a las tensiones en el mar de China entre la determinación de Pekín de reintegrar Taiwán a su soberanía y los afanes separatistas de esa isla autogobernada. En ese contexto planetario, una cuarta guerra entre las dos naciones asiáticas mencionadas acentuaría sobremanera la volatilidad y la inestabilidad por las que transita la comunidad internacional.

Pero el aspecto más preocupante del conflicto indo-paquistaní es que sus dos protagonistas poseen sendos arsenales nucleares, lo que coloca al mundo ante la perspectiva de una guerra que podría desembocar en un holocausto atómico, el primero de la historia desde que la fuerza aérea de Estados Unidos lanzó bombas nucleares contra las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, hace casi 80 años. Pero Islamabad y Nueva Delhi no son los únicos participantes en el conflicto histórico por la región de Cachemira: debe considerarse que una parte de esa disputada zona está bajo control de China –otra potencia nuclear–, que mantiene una vieja alianza con Pakistán y una rivalidad igualmente añeja con India.

La enemistad entre los dos países asiáticos son una más de las herencias malditas del colonialismo –en este caso, del británico– que proliferan en el mundo.

*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)