Hugo Fatorusso: “Así como un artesano trabaja con cuero, vidrio, metales o madera, yo lo hago con notas”

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 Mariano Nieva-APU

Hugo Fatorusso es una leyenda viva de la música rioplatense. Entrevistado por la Agencia Paco Urondo de Argentina evocó los años en que fue parte de Los Shakers, la difícil estadía en los Estados Unidos tras la disolución del trío OPA, y la inestimable ayuda que le brindó el periodista argentino Osvaldo Papaleo para abandonar el país del norte y volver a conectarse con la música. Además, se refirió a Dos orientales, nuevo álbum en vivo grabado en Buenos Aires junto al músico japonés Yahiro Tomohiro y a la invitación que recibió para un homenaje a Charly García que se está preparando. “Estoy invitado para versionar uno de sus temas que espero poder grabar antes del viaje a Japón para actuar con Yahiro Tomohiro. Así que estoy muy feliz de poder participar en ese homenaje”, relató.

– Fuiste parte de un grupo como Los Shakers, que fue fundamental para la conformación de la cultura rock rioplatense ¿Cuáles son los recuerdos de aquella época? 

– Todavía me sorprende la cantidad de cariño que recibimos por las grabaciones hechas con Los Shakers. Un grupo que fue un intento de copiar algo realmente imposible de hacer, como es la música de The Beatles, unos verdaderos cracks. Y encima cantando en un idioma que no era el nuestro. Recién en 2006, cuando nos reunimos e hicimos en Buenos Aires un show en el ND Ateneo, grabamos algo cantado en español, pero no le dimos todo el empuje a esa nueva etapa que, tal vez, hacía falta. De todos modos, siempre aparece alguien que me pide firmar un disco de Los Shakers. 

-No sos de festejar, pero cumplir 80 años merecía una celebración como la que ocurrió durante dos noches consecutivas en el Teatro Solís, de Montevideo, donde te acompañaron hijos y nietos que llegaron de distintas partes del mundo.

Fue un poco por el empuje del sello discográfico. Cuando me dijeron tenés que tocar, mi respuesta fue que en mi cumpleaños solo lo hacía si había muchos invitados. Entonces, empezamos a hacer una lista de gente con la que ya tenía trabajos grabados y como eran muchos decidimos hacer dos shows, interpretando dos temas con cada formación para que entrara toda mi música y no fuera muy pesado para el público. Entre otros, vinieron Yahiro Tomohiro, de Japón; Hugo “Ringo” Thielman, bajista de OPA a quien hacía tiempo no veía. Y cruzaron el charco desde Buenos Aires, Daniel Maza y Fabián Miodownik, del Trío Oriental. Hubo músicos locales y, como tú dijiste, mis hijos y nietos con quienes me di el gusto de abrir los conciertos.

– Al escuchar tu disco nuevo, Dos orientales, pude encontrar estilos que van desde el jazz a la world music, y pensé en la etapa formativa que fueron aquellos viajes por Brasil y Estados Unidos donde, al estallar la música disco, hizo que la experiencia de OPA tuviera que terminar.

– Exactamente, fue el fin de la fuente de trabajo para OPA y muchos más tríos y cuartetos que estaban de moda, tocando en diferentes lugares nocturnos, mucho antes de la llegada de la música disco que hizo desaparecer el circuito, prácticamente. Espacios como restaurantes italianos donde nos presentábamos, por ejemplo, dejaron de contratarnos, el arribo de esta música bailable cambió todo y nos dejó sin trabajo.

“Hicimos 13 giras consecutivas por Japón hasta que la pandemia las suspendió, retomamos en 2022 y este año continuamos en septiembre, octubre y noviembre”.

– Imagino muy difícil la situación de estar desempleado en Estados Unidos.

-Fue un momento muy difícil. Mi hermano Osvaldo hizo una serie de cosas, se mudó al estado de Georgia y estuvo empleado en diferentes oficios. Yo estuve trabajando como mensajero con mi moto hasta que fui a buscar otra forma de ganarme la vida al hipódromo, sin saber andar a caballo y conciente, además, que la jornada laboral comenzaba a las 5 de la mañana. Lo cierto es que finalmente surgió la posibilidad de salir de Estados Unidos y regresar a Sudamérica gracias a una propuesta de Osvaldo Papeleo quien nos encontró, mágicamente, viviendo en Atlanta sin un mango. No teníamos para pagar el alquiler, mi hermano viviendo en una casa de prestado con su novia, Carol Moore. Y yo con Francisco, mi pequeño hijo recién nacido, casi no teniendo ni para comer. Fue muy duro.

-Mencionaste al periodista argentino Osvaldo Papaleo como la persona clave para que tu hermano y vos salieran de EEUU, y de esa forma poder comenzar de nuevo.

– Papaleo, primero encontró a la familia de Carol, en el estado de Florida. Y por medio de ellos nos pudo ubicar y nos dejó el teléfono del lugar donde estaba parando para que lo telefoneáramos. Enseguida con mi hermano lo llamamos y nos dice: “Milton Nascimento va a tocar tres noches en Obras Sanitarias y, hablando con mucha gente en Buenos Aires, nos pareció que OPA tiene que ser el grupo telonero”. Quedamos en encontrarnos en un hotel cinco estrellas de Atlanta que yo conocía por haber hecho, en alguna oportunidad, un par de noches de piano bar. A los pocos días nos reunimos y arreglamos todo. Osvaldo Papaleo nos dio un adelanto en efectivo porque no teníamos un centavo y se comprometió en enviarnos, desde Argentina, los pasajes aéreos y un giro con una buena cantidad de dinero. Con eso compramos ropa, comida y pagué tres meses de alquiler que debía. De esta manera, con mi hermano Osvaldo, nos pudimos ir de Estados Unidos donde estábamos viviendo sin ninguna posibilidad a la vista de poder trabajar como músicos.

Dos orientales

-En Dos orientales trabajaste con un músico japonés, Yahiro Tomohiro ¿Cómo lo conociste?

Fattoruso y Tomohiro, o cómo un uruguayo y un japonés hicieron un dúo que  recorre el mundo - EL PAÍS Uruguay– La primera vez que viajé a Japón en 1985, era integrante de la banda de Djavand y ya vivía en Río de Janeiro, Brasil. Recuerdo que en una oportunidad, Joyce Moreno, una increíble cantautora carioca me dijo: “Hugo, ahora que vas a ir a Japón para actuar con Djavand, allá te vas a encontrar con un percusionista que habla muy bien español. Se crió en Gran Canaria, toca conmigo, y sabe mucho de sonidos afro”. Entonces, antes de viajar le compré un birimbao hecho por un amigo y se lo llevé. Al llegar al continente asiático nos alojamos en un hotel de Shibuya, donde conocí a Tomohiro. Al entregarle el obsequio, recuerdo que se emociónó porque le gustaba mucho OPA ¡Sabía del grupo! Te imaginás mi sorpresa.

-¿Cuándo empiezan a hacer música juntos?

– Luego del primer show que damos con Djavand, me dice Yahiro “¿Qué vas a hacer, más tarde? ¿No quieres venir a grabar con mi grupo Speak and Spain?”. Acepté y fue así que descubrí una serie de músicos con los cuales estuve un par de días recorriendo Tokio. Volvemos al año siguiente y esa vez le dejé a Tomohiro anotado en un papelito el número de mi prima, por si en algún momento me quería contactar. En mi casa no había teléfono. Diez años después, en 1995, me buscó en Río de Janeiro y al no dar conmigo recordó el dato de mi prima, quien le cuenta que yo me había radicado en Nueva York. Yahiro consigue llamarme y me propone hacer una gira, nuevamente por Japón, como parte de Super Group donde además de nosotros iban a estar Pedro Aznar, Toninho Horta, Álex Acuña y Takamasa Segui.

Faltando una semana, Acuña dijo que no iba, nadie supo bien por qué. Por eso, el gordo Segui tuvo que salir a pedir disculpas 10 minutos antes de empezar el recital, porque era mucha la Hugo Fattoruso & Tomohiro Yahiro - Dos Orientales (2008)gente que iba por Alex Acuña, un gran baterista reconocido mundialmente. Con el grupo hicimos cinco ciudades importantes de Japón. Hasta que luego de tocar varios años en diferentes proyectos un día Tomohiro me plantea “¿Qué te parece si empezamos a tocar simplemente a dúo?”. De esta forma, en 2006 comenzó Dos orientales, dueto con el que hicimos 13 giras consecutivas por Japón, hasta que la pandemia las suspendió. Retomamos en 2022 y este año continuamos en septiembre, octubre y noviembre.

-Luego de editar tres recordados discos, Dos Orientales, Orienta y Tercer viaje, decidieron dejar un registro en vivo de un concierto en Buenos Aires y sacar el nuevo álbum en vinilo.

-Todo esto es gracias al productor Marcelo Olguín. Él se enteró de que íbamos a tocar en Boris Club, del barrio de Palermo, en Buenos Aires, y nos preguntó sobre la posibilidad de grabar y filmar el concierto, esto fue hace más de diez años atrás. Así que esto existe por Marcelo y, lógicamente, por el señor Robert Bindon del sello Zorn Records, de Suiza. Fue mezclado en Montevideo donde trabajé con Gerardo Alonso, y ahora sale en formato vinilo de 180 gramos.

-Vas a formar parte de un futuro homenaje a Charly García.

-Exactamente, y otra vez tengo que agradecerle a Marcelo Olguín y a toda la gente que produce el evento para Charly García, por ser parte. Estoy invitado para versionar uno de sus temas que espero poder grabar antes del viaje a Japón para actuar con Yahiro Tomohiro. Así que estoy muy feliz de poder participar en este homenaje para Charly, un fenómeno.

-Te hago la última ¿Por qué te gusta definirte como un artesano de la música?

– Es como un título, un concepto. Yo no pido nada de lo que exigen los artistas, como tener agua o rosas de lugares exóticos en un camarín. Así como un artesano trabaja con cuero, vidrio, metales o madera; yo lo hago con notas. Que combinado a ritmos construyen música, sonidos. Por eso me considero un artesano y no un artista.