Devaluación, consumismo y nuestros medios de comunicación
LUIGINO BRACCI | Hemos pasado meses y meses viendo en VTV colas de gente cargando refrigeradores, cocinas y televisores Haier de 45″. Llevamos años viendo anclas de los medios públicos usando lo más novedoso de la tecnología táctil para leer tuits. El tan necesario discurso contra el consumismo que debe provenir de nosotros los revolucionarios, quedó anulado desde hace tiempo ante lemas como “el vivir bien” o “vivir viviendo” que fueron propios de la necesaria campaña presidencial, pero que además transmitían la equivocada idea de que ser socialista equivale a tener mucho dinero para gastar sin pensarlo mucho, en todo lo que quieras.
Pero la devaluación de 46% anunciada el pasado viernes comienza a hacernos poner los pies en la tierra. Los remarcajes que los empresarios capitalistas realizan en estos momentos, y la poca efectividad de Indepabis en regular la especulación, sin duda que son parte del problema.
Pero no podemos echarle únicamente la culpa a Indepabis. El consumismo que tenemos en nuestras venas, y que sigue siendo inyectado en nosotros a través de medios de comunicación -tanto privados como públicos- es también causa de esta especulación.
Por principios elementales de la oferta y la demanda, si todos en Venezuela queremos tener un iPhone 5 o un Blackberry Z10, el empresario les subirá el precio tanto como sea posible, siempre que haya un idiota que los compre. De allí que vemos a gente vendiendo estos aparaticos a precios tan estafalarios como Bs. 30 mil (el equivalente a 4.760 dólares con el nuevo cambio), y bolsas que los compran.
Soy de quienes opinan que el verdadero revolucionario no compra aparatos para presumir de ellos. En primer lugar, es nuestro deber cuestionar la pertinencia y necesidad de las tecnologías que se nos quieren imponer a través de los medios de comunicación.
El revolucionario comprende que existe algo llamado “obsolescencia programada”, que el capitalismo impulsa a través de los medios para hacernos creer que el aparato que salió hace 6 meses ya es obsoleto, y que debes comprar uno nuevo.
El verdadero revolucionario investiga y aprende cómo usar aquel aparato más económico, aquel que está al alcance de todos, de tal forma que haciéndole unos cambios aquí y allá, pueda funcionar igual o mejor que ese aparato que está en el tope de la pirámide del consumo.
En otras palabras, el revolucionario investiga cómo usar la tablet china de Bs. 1.700, para que pueda funcionar igual o mejor que el iPad que cuesta Bs. 19.000. El revolucionario logra que el celular Android funcione mejor que el iPhone 5, y luego comparte ese conocimiento, y le enseña a otros cómo hacer lo mismo, para que nadie tenga que caer en el error de codiciar un objeto que difícilmente podrá comprar -algo que luego se traducirá en frustración y reconcomios contra el sistema económico que intentamos crear a través de la revolución-.
El camarada Nicolás Maduro, designado por el Presidente Hugo Chávez como vicepresidente, nos dice más o menos lo mismo. Él ha instado este 9 de febrero a “aprender a hacer mucho con poco, más con menos, voltear la cultura rentística petrolera, en donde nos acostumbraron a hacer poco con mucho. Allí va el mensaje de eficiencia en el uso de los recursos, con amor, con creatividad, con dedicación es posible hacer el doble y el triple, con la mayor pulcritud, con la mayor honestidad”. Para ello, el uso de tecnologías libres (aquellas que nos permiten no sólo usarlas, sino estudiarlas para aprender de ellas, modificarlas, mejorarlas, adaptarlas y redistribuirlas a otros) es fundamental.
Por supuesto que estos pequeños esfuerzos para aprender y enseñar a otros a usar las tecnologías libres, se ven aplastados por la gigantesca campaña comunicacional que las transnacionales ejecutan a través de los medios de comunicación. Molesta ver cada 15 minutos una “tonelada” de publicidad en Televen, Meridiano o Venevisión instando al consumismo, pero se comprende que, en esta transición al socialismo, tenemos que convivir con esto.
Pero molesta más cuando cambias de canal buscando alternativas, y te encuentras prácticamente con lo mismo en nuestros medios públicos.
¿Es necesario que todos los anclas de VTV y Telesur muestren casi permanentemente tablets iPad a los millones de personas esperanzadas en construir una sociedad nueva? ¿Se entiende bien que la publicidad por emplazamiento, sea intencional o no, convierte a los objetos mostrados en bienes codiciados por millones de personas?
¿Hace falta que el Banco de Venezuela nos inunde la temporada navideña y de beisbol con publicidad instándonos a consumir y pasar nuestras tarjetas una y otra vez, para acumular puntos que podemos usar nuevamente para seguir consumiendo y consumiendo?
¿Hace falta que Movilnet caiga en contradicciones tan brutales, que al mismo tiempo que promueve smartphones económicos y muy útiles como el Evolución 2, de pronto estos se agotan y entonces comienza a promocionar Blackberries?
Tengo entendido que en los estudios de televisión se cuenta con teleprompters, pantallas y otros recursos para que los periodistas y anclas puedan acceder a la información. El tener una tablet no te vuelve un mejor periodista. Los artilugios tecnológicos usados por Hugo Chávez para comunicar son: marcadores, pizarritas, mapas impresos y hojas de papel. Walter Martínez usa un mapa, un apuntador tipo antena y una carpeta de gancho. Ninguno de los dos ha usado tablets en televisión. Y nadie se atrevería a negar las tremendas habilidades de ambos para comunicar.
Aún si las tabletas realmente fuesen necesarias, viene la segunda pregunta: ¿Realmente tenemos que mostrar casi permanentemente en nuestros medios revolucionarios el producto más costoso de todos, en este caso un iPad de Bs. 19 mil? No hace falta ser un “hacker ruso” para saber que cualquier tablet china de bajo costo puede servir para leer tuits y mostrar fotos… ello hasta que podamos ensamblar las nuestras en Venezuela (VIT ya trabaja en ello, y tiene un producto interesante que usa software libre: la tablet VIT T1100). Seamos cónsonos con nuestra ideología.
Otro asunto muy relacionado con el quinto punto del Plan de la Patria 2013-2019, tiene que ver con el aspecto ecologista y socialista de nuestra revolución. Como movimiento de izquierda, deberíamos ser los primeros en enseñar a la gente que el comprar un nuevo artilugio tecnológico -sea una tablet china o un Blackberry Z10- implica que miles de niños y personas esclavizadas en Congo tuvieron que poner su vida en peligro para extraer coltán, que miles de personas en el sureste asiático -a veces niños- tienen que trabajar en maquilas por 16 horas diarias o más, con una estabilidad laboral casi nula y sueldos pírricos, para que tú puedas disfrutar de un objeto que ellos mismos nunca podrán comprar.
Para que tu hijo pueda disfrutar de un Nintendo Wii, miles de niños en el otro lado del mundo tuvieron que sacrificar su infancia. Ten conciencia de ello, y haz que tu hijo también la tenga.
Esto no significa que seamos “retrotecnológicos” o que nos vayamos a vivir a una cueva. Significa que, cada vez que sintamos que nos están empujando a comprar algo, nos cuestionemos y nos preguntemos una y mil veces si de verdad los necesitamos, o si sólo estamos obedeciendo un impulso consumista, producto de la manipulación que la publicidad hace con nuestras emociones.
De allí que hace falta en el Sistema Nacional de Medios Públicos muchos más mensajes estimulando a acabar con el consumismo e ignorar la obsolescencia programada. Hay que aliarse con el Ministerio del Ambiente y el Ministerio de las Comunas para enseñar a la gente y a los Consejos Comunales cómo disponer de aquellos aparatos y productos perjudiciales que vayan a botar, decirles dónde desecharlos y promover la creación de programas, cortos y micros que enseñen a la gente cómo alargar la vida útil de sus aparatos tecnológicos, combatiendo al mismo tiempo la propaganda capitalista que nos estimula a lo contrario: a consumir.
De aquí, por cierto, un aplauso a los camaradas del Consejo Comunal de Los Ruices (Caracas) por sus jornadas de recolección de desechos peligrosos, entre ellos baterías, bombillas ahorradoras, cartuchos/toners de impresión y similares. Es una demostración de cómo las comunidades pueden organizarse y ser cónsonos con nuestros ideales, con nuestro ambiente y con el Plan de la Patria. Ojalá fueran visibilizados también en nuestros medios públicos, en particular porque tres de nuestras televisoras (VTV, TVes y Telesur) y una de nuestras radios públicas (Radio del Sur) funcionan a una o dos cuadras de donde ellos realizan estas jornadas.
Es mucho lo que tenemos que debatir y cambiar… a nivel macro y micro, tanto en nuestro proceso como dentro de cada uno de nosotros. No neutralicemos este debate… vamos a darlo y a generar cambios.