Crece el respaldo popular a Lula, quien viaja a Africa a la cumbre de los BRICS
Juraima Almeida
El 60 por ciento de los brasileños respalda al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y aprueba su labor como presidente, que al cumplir ocho meses de iniciado su tercer mandato, envión anímico con el que emprende el domingo un viaje al África para participar en la cumbre número 15 de los BRICS en Johanesburgo.
Lula, que tuvo que afrontar un intento de golpe de Estado al cabo de una semana de retomar la presidencia, sale fortalecido en las encuestas, que muestran que solo el 35 por ciento adversa al mandatario de 77 años.
De la cumbre BRICS, grupo formado por cinco grandes economías -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que no forman parte del G7. Además de Lula, asistirán al evento los líderes de China (Xi Jinping), India (Narendra Modi) y Sudáfrica [Cyril Ramaphosa].
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, participará a través de videoconferencias, ya que pesa en su contra una orden de arresto de la Corte Penal Internacional (CPI), por el “traslado ilegal de niños de Ucrania a Rusia” en el contexto de la guerra entre ambos países.
El encuentro tratará tres temas importantes: la expansión de los BRICS (hay 7 solicitudes de afiliación); temas relacionados con los desafíos y oportunidades en África, y la discusión sobre el tema del uso de monedas locales para transacciones comerciales, una eventual unidad de referencia BRICS.
Popularidad
La mejora de cuatro puntos en su popularidad desde e sondeo anterior realizado dos meses atrás, obedece a la situación económica, que sus compatriotas ven con optimismo, por lo que se han mitigado las reticencias en el sur rico del país y entre los electores evangélicos, grupos que apoyaron en las elecciones mayoritariamente al ultraderechista Jair Bolsonaro. El rechazo a su gestión también cayó cinco puntos, según la encuesta de Genial/Quaest.
El índice actual de popularidad del presidente están aún lejos del récord alcanzado por Lula cuando “el primer presidente obrero de Brasil” abandonó el poder en 2010, gozaba de un apoyo superior al 80%. Ninguno de sus predecesores o sucesores alcanzó ni de lejos niveles similares.
Entonces nadie podía vislumbrar la fuerza que adquirió el antipetismo, azuzado por Bolsonaro y los medios de comunicación hegemónicos, y que Lula pasaría por la cárcel antes de protagonizar una resurrección política igual de inesperada.
Lula es más popular entre los habitantes del noreste (72 por ciento), los más pobres (68 por ciento), las mujeres (60 por ciento) y los jóvenes (57 por ciento). Además, el sondeo arrojó un hito importante para el presidente: consiguió por primera vez el beneplácito de los evangélicos.
El nordeste sigue siendo la region que mas apoya a Lula, pasando de 71% a 75%, pero también el apoyo en el sur y en centro-sur creció sustancialmente, del 48% al 59% y del 51% al 55%, con una pequeña caída en el norte y el centro-oeste, del 56% al 52%.
El apoyo a Lula, líder del Partido de los Trabajadores, en el sur del país ha dado un salto de 11 puntos, para colocarse al borde de la media nacional. Los Estados sureños -la mitad más blanca y rica del país- son territorio bolsonarista, pero el plan Safra (cosecha) de apoyo a los agricultores aparentemente ha tenido efecto.
Mientras, la tarea del Gobierno federal recibe menos apoyo, y menos rechazo que la del presidente, con un 42% que la considera positiva, un 29% regular y y 24% mala.
Lula mantiene una intensa agenda internacional que lo lleva a África, tras conversar media hora por teléfono -el miércoles 16- con el presidente estadounidense Joe Biden, quien ha reconocido “las responsabilidades de los países desarrollados [en el cambio climático] y la necesidad de apoyar a los que están en desarrollo [a afrontar las consecuencias]”, según una nota de la presidencia brasileña.
El paquete de obras públicas y privadas en todos los Estados que pretende inyectar 350.000 millones de dólares en la economía es ambicioso, aún cuando algunos especialistas ponen en duda la consistencia del programa de aceleración del crecimiento porque no aclara del todo el origen de los fondos ni las prioridades.
La economía no le ha dado disgustos a Lula desde que asumió la presidencia. Un programa que puso en marcha para incentivar la negociación de las deudas con los bancos ha sido bienvenido por los millones de familias que están atrapadas en números rojos.
El desempleo ronda el 9%, aunque el sector informal alcanza 40 millones de trabajadores (en un país con 203 millones de habitantes). En el primer trimestre el PIB aumentó un 4% respecto al mismo periodo del año pasado.
El apoyo entre las mujeres subió del 58% al 60%. Entre los hombres, pasó del 54% al 59%, entre los católicos, del 61% al 63%. Y entre los evangélicos, un colectivo que vota de manera bastante homogénea a la extrema derecha, por primera vez Lula tiene más partidarios (50%) que detractores (46%) aunque la diferencia es pequeña y está muy por debajo de la media nacional. Los líderes de las principales denominaciones evangélicas tienen una alianza política con Bolsonaro
El apoyo a Lula se mantiene prácticamente igual entre los que le han votado y avanza entre los que han votado a Bolsonaro. Las encuestas muestran que el pais ha vuelto a vivir un clima de optimismo, y señalan también, que la mayor preocupación de los brasileños sigue siendo la violencia en la vida cotidiana y en el orden público.
Fraude electoral
Mientras, Bolsonaro se encuentra más cerca que nunca de la posibilidad de ir preso, frente a las denuncias sobre contrabando de joyas del ex-presidente. Esta semana, un famoso hacker reveló que Bolsonaro prometió indultarlo luego de contratarlo para simular un fraude con las urnas electrónicas, desacreditar a la justicia electoral y crear un escenario político para desconocer la victoria de Lula.
Bo sabía que era un delito, pero era una orden del presidente, expresó Walter Delgatti ante la comisión parlamentaria que investiga los actos golpistas del 8 de enero. Dijo que recibió 40.000 reales -unos nueve mil dólares- de la diputada ultraderechista Carla Zambelli como adelanto por colaborar, y la promesa de convertirse en empleado del Gobierno en caso de que Bolsonaro fuese reelecto.
Delgatti indicó que el exministro de Defensa, general Paulo Sergio Nogueira, le daba órdenes para intentar detectar algún problema en el sistema electoral y comentó que fue cinco veces a su ministerio para dialogar con técnicos de las Fuerzas Armadas sobre cómo se podía violar dicho sistema. Señaló que el sistema no puede ser invadido porque el código fuente está offline.
Bolsonaro le aseguró a Delgatti que servicios de inteligencia extranjeros espiaron el teléfono del juez Alexandre de Moraes, jefe de la justicia electoral y miembro del Supremo Tribunal Federal (STF) para intentar reunir datos y filtrar algún escándalo que lo inhabilitara como magistrado antes de los comicios.
“Bolsonaro me dijo que un país extranjero había conseguido filtrar a Moraes, que tendría conversaciones comprometedoras y que yo debía asumir la autoría de ese espionaje por la credibilidad que tuve en el caso de Lava Jato”, contó el hacker a la prensa.
*Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)