Correa, tras cinco años de gobierno: el mejor legado no son obras sino la voluntad de cambio

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, afirmó que el mayor legado de su gobierno, que hoy cumple cinco años, no son las obras sino “el despertar de la fuerza interna del país y la voluntad de cambio para superar el fatalismo que hacía creer a la gente que todo estaba perdido”, y no descartó la posibilidad de aspirar a ser reelecto.

Télam

“No sólo entregamos caminos: estamos pulverizando mitos, rompiendo paradigmas, estereotipos, el derrotismo, ese supuesto determinismo ineluctable que nos condenaba al fracaso, al retraso, a la miseria; hemos vencido a esos profetas del desastre que decían que no se podía, que siempre sería lo mismo”, sostuvo el mandatario.

Correa pronunció un discurso anoche (la medianoche en la Argentina) en el acto central con que una multitud estimada en más de 50.000 personas celebró el quinto aniversario del comienzo de su mandato.

Al acto, realizado en el estadio Alejandro Serrano Aguilar, en Cuenca, a 432 kilómetros al sur de Quito, asistieron artistas ecuatorianos y venezolanos, y el cantante y compositor cubano Pablo Milanés, informó la agencia noticiosa estatal Andes.

Correa asumió la Presidencia el 15 de enero de 2007 pero ese primer mandato quedó inconcluso por la entrada en vigencia de la reforma constitucional de 2008, que obligó a efectuar nuevas elecciones, en las que fue reelecto en 2009 y el 10 de agosto de ese año inició su segundo mandato, de cuatro años con la posibilidad de una reelección inmediata.

Anoche, cuando la multitud gritó “reelección”, el presidente respondió: “Ya veremos. Estaré donde mi patria, la revolución, donde ustedes me requieran, me necesiten. Ahí estaremos, siempre cumpliendo”. “Hemos derrotado ese fatalismo con el que nos bombardearon durante siglos para inmovilizarnos, acomplejarnos, someternos; somos tan capaces como cualquiera, no hay nada que no podamos hacer, no hay obstáculo que no podamos vencer; ése es el principal legado de nuestra revolución”, señaló Correa.

El mandatario caracterizó a estos cinco años en la Presidencia como “duros, de sacrificio personal para la familia”, pero aseguró que “también han sido los cinco años más maravillosos” de su vida.

Entre los momentos difíciles de su gobierno citó la muerte, en un accidente aéreo y a pocos días de haber asumido el cargo, de la ministra de Defensa, Guadalupe Larriva, y de cinco oficiales de la Fuerza Aérea.

También el bombardeo de “un gobierno falsario”, en alusión al que presidía Alvaro Uribe en Colombia, que el 1 de marzo de 2008 atacó sin autorización un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, causando la muerte de 25 personas y la ruptura de las relaciones diplomáticas.

Asimismo, Correa mencionó los hechos del 30 de septiembre de 2010, cuando lo que comenzó como una sublevación policial derivó en intentos de golpe de estado y de asesinato del mandatario.

Por otra parte, el presidente citó entre las dificultades a “las traiciones que nunca faltan en estos procesos” y sostuvo que no hay argumentos que puedan justificar a “esa izquierda falsaria” que se alió a la derecha y le es funcional. “Es imperdonable irse del otro lado, al lado de los sepultureros de la patria”, subrayó.

Como contrapartida, destacó como “momentos mágicos” a la instalación de la Asamblea Constituyente, en 2008; el triunfo en ocho procesos electorales consecutivos, y la reacción de los ciudadanos que salieron a defender la democracia el 30 de septiembre de 2010.

Con respecto al proceso para las elecciones generales de 2013, el mandatario advirtió que “la mediocridad política de la partidocracia, los mismos de siempre, los llevará a usar los recursos, los únicos que conocen: la calumnia, la fuerza, la destrucción”.

Por ello, recomendó “a quien quiera que sea el candidato” de su organización política, la alianza País, no sólo prepararse para vencer en la elección presidencial y dar continuidad a su proyecto político, sino captar una amplia mayoría y así no depender de lo que denominó “diputados de alquiler” y de la traición de quienes “se fueron al otro extremo”.

Señaló que así como ha habido momentos duros, el proceso ha permitido conocer “gente maravillosa, manos y corazones cotidianos y anónimos que sostienen la revolución, y sin esperar recompensa personal alguna construyen día a día la patria nueva”.