Capriles pacta con el diablo

MIGUEL ÁNGEL PÉREZ PIRELA | La semana que pasó fue rica en revelaciones de planes conspirativos. Tenemos el deber de denunciar una especie de triángulo de las Bermudas que comprende tres destinos políticos de la oposición venezolana: Israel, Colombia y Estados Unidos.

Foto: laiguana.tv

 Correo del Orinoco

Vimos con estupor en los pasados días la reunión que sostuviera en Israel el alcalde opositor Antonio Ledezma con el primer ministro de esta nación Benjamín Netanyahu,  para discutir asuntos “comerciales” que pueden resumirse en la entrega de Venezuela a Israel en el caso que Capriles gane las elecciones. Lo que pidió a cambio Ledezma es más que evidente: apoyo político y conspirativo a través del Mossad.

Al mismo tiempo vimos con preocupación como Capriles Radonski fue recibido en el aeropuerto de Bogotá por el mismísimo Alberto Federico Ravell, cuyos presuntos vínculos con el narcoparamilitarismo en Colombia son ya Vox Populi. Las reuniones y negociaciones giran en torno a donaciones multimillonarias de dólares para financiar la campaña de Capriles Radonski que, sin duda, se ha convertido en un negocio redondo.

Por otro lado, en Miami, específicamente en el apartamento de una periodista opositora venezolana, se encontraron dos prófugos de la justicia venezolana: el banquero Eligio Cedeño y el ex magistrado Eladio Aponte Aponte. Recordemos que desde esa misma ciudad estadounidense, hace algún tiempo, se había enviado una suma aproximada de 50 millones de dólares que, por cierto, no llegó completa a sus destinatarios.

Peligroso triángulo de la infamia que no vislumbra nada bueno para nuestro país. Al parecer la campaña presidencial de la derecha dejó de ser exitosa en términos de votos, pero comenzó a serlo en cuanto a los jugosos y oscuros negocios que está propiciando.

La preocupación es la siguiente: ¿qué destino le espera a un candidato que está pactando con el diablo y lo está haciendo con muchos dólares de por medio? La respuesta es angustiante, pues todo indica que lo prometido por Capriles y su equipo de campaña no se cumplirá. No ganarán las elecciones presidenciales.

A menos que el pacto con el diablo tenga que ver con acciones desestabilizadoras antes, durante y después del 7 de octubre. En ese caso, el triángulo Israel-Colombia-USA no solamente se justifica, sino que toma dimensiones preocupantes.

Quien pacta con el diablo siempre pierde algo. Evidentemente al cogollo de la oposición no le gusta perder y antes de hacerlo preferirá hacer perder al pueblo todo.