Biden teme que la oligarquía “de extrema riqueza” se apodere del poder

Beverly Fanon-Clay

La advertencia no fue de un izquierdista: “Está tomando forma en Estados Unidos una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que literalmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos y libertades básicos y la oportunidad justa para que todos salgan adelante”, alertó el presidente Joe Biden en su discurso de despedida a la nación.

El mandatario saliente advirtió al país sobre algunas cosas que le preocupan mucho:.”Y esta es una preocupación peligrosa: la concentración de poder en manos de unas pocas personas ultrarricas, y sus consecuencias si no se controla el abuso de poder. Hoy se está formando una oligarquía”, insistió.

El enemigo al que Biden advirtió que en 2020 representaba una amenaza mortal para el alma de Estados Unidos estará de nuevo detrás del escritorio del despacho oval, con Biden en camino a una jubilación en Delaware y dejando al país para que se enfrente a lo que sea que ocurra después.

Momentos antes de su discurso, Biden se atribuyó el mérito del acuerdo de alto el fuego en Gaza, sin recordar que su gobierno entregó 26 mil millones de dólares en asistencia militar a Tel Aviv, desde que comenzó la guerra el 7 de octubre de 2023, cifra que se suma a 310 mil millones que EEUU otorgó a Israel en ayuda castrense y económica desde su fundación, según datos del Council on Foreign Relations.

Biden dijo que su presidencia sería un puente, y lo fue… pero no lo construyó para una nueva generación demócrata. Es el presidente que se quedó demasiado tiempo y cuya administración se arqueó así entre dos mandatos de una némesis al que una vez derrotó y luego dejó volver al poder: Donald Trump, señaló Stephen Collinson en CNN..

Los telespectadores se preguntaron cómo había llegado Biden a la conclusión de que estaría en condiciones de ejercer un segundo mandato completo que le habría llevado hasta los 86 años. Hace medio siglo llegó a Washington como un joven senador. El mundo era bastante distinto: Mao Zedong dirigía China, Leonid Brézhnev gobernaba la Unión Soviética y Richard Nixon trabajaba en el despacho desde el que Biden habló.

Pero lo cierto es que Biden sacó a la economía estadounidense de la pandemia de covid-19 tan mal gestionada por Trump con mayor crecimiento y creación de empleo que todos los principales competidores de EEUU. Su cosecha legislativa para la recuperación tras la pandemia es más impresionante que la del primer mandato de Trump y los dos mandatos tanto de Barack Obama como de George W. Bush.

“Los estadounidenses están siendo sepultados bajo una avalancha de información errónea y desinformación, lo que permite el abuso de poder. La prensa libre se está desmoronando, los editores están desapareciendo. Las redes sociales están renunciando a la verificación de los hechos”, dijo Biden.

“La verdad se ve ahogada por mentiras que se dicen para obtener poder y ganancias. Debemos exigir a las plataformas sociales que rindan cuentas para proteger a nuestros niños, a nuestras familias y a nuestra propia democracia”, aseveró.

Con advertencias similares a las del ex presidente Dwight Eisenhower sobre el complejo militar-industrial cuando terminó su mandato, señaló: “estoy igualmente preocupado por el posible surgimiento de un complejo industrial tecnológico que también podría representar peligros reales para nuestro país”.

El aún presidente se abstuvo de mencionar a su sucesor a partir del próximo lunes, Donald Trump, ni a su aliado Elon Musk, el hombre más rico del mundo, quien gastó más de 100 millones de dólares en la campaña republicana, y está a punto de tener una línea directa hacia la Casa Blanca.

Biden se refirió a la concentración de poder hace más de un siglo en manos de barones ladrones, que se rompió mediante prácticas antimonopolio, tema que Biden convirtió en prioridad durante su administración más de un siglo después. “No castigaron a los ricos. Simplemente los obligaron a seguir las reglas que todos los demás tenían que seguir. Los trabajadores querían derechos para ganar su parte justa”, afirmó.

Añadió que se les dio el trato que ayudó a encaminar al país hacia “la construcción de la clase media más grande y el siglo más próspero que cualquier nación del mundo haya visto jamás. Tenemos que hacerlo de nuevo”.

Asuimismo, en su discurso de despedida se refirió a los planes de Trump de reducir las protecciones ambientales y retirarse de un importante acuerdo global internacional para combatir el calentamiento global, y alertó que fuerzas poderosas quieren ejercer su influencia sin control para eliminar las medidas tomadas contra la crisis climática con el fin de beneficiar sus propios intereses de poder y ganancias.

Sostuvo que Estados Unidos, y no China, debería liderar el desarrollo de la inteligencia artificial, pues es la China y la inteligencia artificial en 2025: lo que los ejecutivos globales deben saber para mantenerse a la vanguardiatecnología más importante de nuestro tiempo, tras presumir de haber sacado a la economía estadounidense de la profunda crisis provocada por la pandemia del covid-19 y de haber fortalecido las alianzas de Estados Unidos en el extranjero. “Tomará tiempo sentir el impacto total de lo que hemos hecho juntos, pero las semillas están plantadas, crecerán y florecerán durante décadas”, dijo.

Después de advertir sobre una creciente oligarquía y lanzar ataques velados contra su sucesor a lo largo de su discurso, Biden señalo que ahora le toca a los ciudadanos  montar guardia. “Les toca mantener la fe. Amo a Estados Unidos. Ustedes también. Dios los bendiga a todos. Y que Dios proteja a nuestras tropas”.

Biden deja el cargo en un momento en el que una abrumadora mayoría de estadounidenses ha dado la espalda a su presidencia.  Su índice de aprobación está igualando el nivel más bajo de su historia. Aún son menos los que valoran positivamente su actuación en materia de inmigración (31%), asuntos exteriores (32%) o economía (33%).

En retrospectiva, el mandato de Biden se hundió en cuatro errores históricos, que implicaron que la Casa Blanca dijera a los estadounidenses que los acontecimientos que podían ver con sus propios ojos no estaban ocurriendo en realidad.

Su gobierno nunca entendió el golpe que la inflación infligió a los ciudadanos, como lo demuestra la vuelta triunfal del presidente con su Bidenomics”. La insistencia en que los precios altos eran “transitorios” desencadenó un desastre político a cámara lenta.

También juzgó mal el estado de ánimo y la preocupación del país por la inmigración indocumentada, que se cruzó con sentimientos de inseguridad generalizada que abarcaban el miedo a la delincuencia y las dificultades económicas de las familias.

Biden en 1972, cuando asomaba a la política

Biden insiste en que hizo bien en poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos en Afganistán, mientras subsisten las imágenes de refugiados aferrándose a los aviones estadounidenses que despegaban de Kabul en medio del avance talibán y la muerte de 13 militares estadounidenses en un atentado suicida durante una caótica evacuación.

Fue la insistencia de Biden en que podía volver a vencer a Trump lo que provocó el eclipse que culminó en el discurso de despedida. Tomó la decisión de presentarse a pesar de las encuestas que mostraban que era demasiado viejo. En realidad, la presidencia de Biden terminó en 10 insoportables minutos en Atlanta en junio, cuando su edad y su borrosa capacidad mental quedaron al descubierto en un debate con Trump.

Esa triste imagen de la noche del miércoles quedará en la retina de los estadounidenses. Las generaciones futuras no recordarán al Biden más joven, al político guapo y bromista. ni al abuelo que los votantes eligieron en 2020 para restaurar cierta apariencia de normalidad en medio de la pandemia. Lo recordarán en su momento más frágil e ineficaz: el comandante en jefe se va, sin  tiempo para remodelar la reputación de su único mandato. Triste, solitario… final.

 

* Socióloga estadounidense, profesora universitaria, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Traducción de Vicky Korn.