Argentina: Cristina, el papa…y la deuda

JUAN GUAHÁN| Cristina Fernández, presidenta argentina, va a Francia con motivo de la Feria del Libro, invitada por su colega de ese país. Pero antes se reunirá, en audiencia privada, con el Papa Francisco. La pregunta es si esto es una causalidad, vinculada a la vecindad territorial, o si hay alguna razón que vincule ambas reuniones con esta coyuntura por la que atraviesa el país. arg cris y papaQuestion Latinoamérica

Quienes conocen los datos más completos de nuestra situación financiera y la estrategia presidencial, para esta última etapa de su gobierno, como también las expectativas del Papa Francisco, no tienen dudas sobre la razones que vincula ambas reuniones y otras circunstancias que, paso a paso, irán tomando estado público.

Como cuestión central se trata, ni más ni menos, que de la “crisis de la deuda” a la que se está “pateando para adelante” desde hace bastante tiempo. La estrategia presidencial es muy simple y clara. Terminar el actual mandato de la mejor manera posible, manteniendo la capacidad de consumo popular y la marcha de la economía en el mejor nivel que pueda, aunque sea al costo de resignar algunas banderas.

Pero ocurre que la situación se salió de cauce, tal cual se pudo verificar en el mes de enero, ahora el gobierno necesita reencauzarla para alcanzar su objetivo. El Papa comparte su preocupación por el futuro argentino porque su credibilidad se vería afectada si una crisis grave asomara nuevamente en el panorama político de su propio país.

En el medio hay una cuestión permanente de la cual no se habla, como si fuera un secreto de familia cuya repercusión se quiere evitar. Ese secreto es la “deuda que nos reclaman”, la cual está en el centro de nuestros problemas financieros y  nos tiene al borde de la cesación de pagos.

Es sabido que la deuda argentina sigue siendo una soga que se ajusta sobre el cuello de todos los argentinos y amenaza a nuestro futuro. La deuda no para de crecer, los vencimientos los pagamos con más deuda, o con la plata de “los familiares” (Banco Central, ANSES, Banco Nación), pero ese mecanismo no es eterno y está llegando a su límite. A esto hay que agregarle la voluntad del gobierno por resolver la situación financiera para poder contar con recursos que le permitan llegar, del modo señalado, a diciembre del 2015.

El gobierno necesita ganar ese tiempo. Por eso quiere “comprar tiempo” y pagarlo con deuda futura (bonos/pagarés) que comenzará a cubrir el próximo gobierno.
Después de los pagos al CIADI, del acuerdo con REPSOL, ahora va por el “premio mayor”: Arreglar con el “Club de París” y con los “fondos buitres”, que litigan en Nueva York. Supone que, si resuelve estos dos problemas, podrá contar con los fondos internacionales que necesita para alcanzar su objetivo.

El viaje de la Presidenta está íntimamente ligado a esta problemática. Su reuniónfr hollande arquero con Francoise Hollande, el Presidente francés, apunta a cerrar el acuerdo político con el Club de París. En Nueva York sigue litigando con los “fondos buitres”, el gobierno de los Estados Unidos había manifestado sus simpatías hacia nuestra posición, pero esta semana el Secretario de Estado, John Kerry, manifestó que “Estados Unidos no apoyará a la Argentina en la disputa con los fondos buitre”

La Presidenta, sabiendo que el Papa Francisco no quiere que su país desbarranque y de las milenarias relaciones del Vaticano con los poderes mundiales, es muy factible que coloque este tema sobre la mesa. Esta confiada que la charla que realizará con Francisco, en la Casa de Santa Marta, rebote en la Casa Blanca y en el Palacio del Elíseo.

Las dudas sobre el glifosato y el fracking

A nadie le quedan dudas sobre el rol que glifosato y fracking tienen, respectivamente, sobre la actualidad y el futuro de la economía.

El glifosato es la base del “paquete tecnológico” que sostiene el cultivo de la soja transgénica, clave de la actual producción agraria y economía del país. Este cultivo, con más de 20 millones de hectáreas para la presente cosecha, abarca más de 50% del total de la superficie sembrada. Según los datos provenientes de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), en la cosecha 2012/13 se utilizaron 317 millones de litros de glifosato, la mayor parte de los cuales (cerca de 200 millones) fueron a parar a los sembradíos de soja. arg glifosato-631x280

De acuerdo a la información existente la cantidad de glifosato aplicado por hectárea, crece año por año. Esto ocurre porque también crece la resistencia de las malezas. Pero ¿cuál es el problema de esto? El glifosato y los agregados que se utilizan producen, según un Informe de la Unión Europea, “un efecto nefasto para el ambiente a largo plazo”. Además trae como consecuencia efectos cancerígenos y renales, mucho más inmediatos, que se conocen en las zonas de mayor aplicación de estos productos y que ya fueron reiteradamente denunciados.

Lo cierto es que esta semana se conoció una noticia importante. El gobierno de Sri Lanka (ex Ceilán), una isla ubicada al Sur de la India con más de 20 millones de habitantes, ha resuelto la total prohibición del uso de glifosatos, ordenando el retiro de todas las existencias del mismo. Es el primer país del mundo en tomar esa decisión. ¿La causa? Lo fundamentan en el hecho que han comprobado, en la zona norte de esa isla, la existencia de más de 25 mil enfermos crónicos del riñón. Las investigaciones médica realizadas consideran que el glifosato es la principal causa de las mismas.

En Argentina una gran parte de los ingresos fiscales dependen de la soja. Su cultivo envenena suelos, alimentos y personas. Somos beneficiarios y rehenes de este cultivo, bajo las modalidades actuales.

En cuanto al fracking, hasta el más distraído observador de las pantallas televisivas pudo ver -en las últimas semanas- cómo se alaba la extracción de gas y petróleo con este método (se trata de inyectar agua y químicos, a gran profundidad para romper rocas y extraer los hidrocarburos que allí reposan). Aquí, hoy, no se hará eje en los problemas ambientales que esto plantea. Simplemente que es bueno tener presente los límites de una euforia propagandística que olvida algunos detalles. Somos presentados como la Arabia Saudita del futuro, por las riquezas que encerrarían nuestras rocas.

Sin embargo, en nuestro país se está concretando el retiro o venta de las firmas pequeñas y medianas (Apache, Apco Oil, Gran tierra Energy, Magdalena Energy) por no soportar los costos de esta explotación. Los yacimientos de Vaca Muerta y las inversiones de Chevron (que se siguen esperando) son presentados como el camino para ingresar a un mundo de maravillas. En Estados Unidos, donde este método está más desarrollado, la situación actual indica que la estimación de recursos existentes disminuye constantemente y las empresas, ante los altos costos y la baja rentabilidad, comienzan a reducir su presencia en esta actividad. Algo parecido está pasando en Méjico, Inglaterra y Australia.

Queda como anécdota lo ocurrido con Rex Tillerson, presidente de Exxon Mobil, quien en tal carácter defiende la explotación del fracking sosteniendo que los problemas ambientales que genera “son manejables”. Pero como dueño de un “rancho” en Texas le inició juicio, junto con otros vecinos, a la empresa que preside por los efectos que esta explotación le produce a sus propiedades. ¿Lindo tipo? Pero no termina allí.

En un reportaje en el The New York Times este mismo señor sostiene: “en el negocio del gas de fracking todos hemos perdido hasta la camisa”. Para algunos observadores, pareciera que en esta cuestión del fracking empieza a verse la “pata de la sota” y la gigantesca “burbuja financiera” que este negocio encierra. ¿Será que lo importante no es tanto extraer hidrocarburos, sino juntar dinero, que produce ganancias, ofreciendo –a cambio- vidrios de colores?

A los argentinos nos convendría averiguarlo.