Macron homenajeó a las monjas francesas asesinadas por la dictadura argentina

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Claudio della Croce

En la mañana dominguera de Buenos Aires, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, entró a la iglesia de Santa Cruz, donde en una ceremonia íntima y muy breve, acompañado por su esposa Brigitte Macron, habló con familiares de víctimas del terrorismo de Estado y colocó una ofrenda a la memoria de los 22 desaparecidos de nacionalidad francesa que dejó la dictadura cívico militar iniciada en 1976.

Antes de hablar de negocios con Milei, Macron homenajeó a los desaparecidos de origine francés, entre ellos las monjas francesas Léonie Duquet y Alice Domon, secuestradas por militares y arrojadas al mar. Fue juna clara demostración de que buena parte del undo occidental y cristiano también apoya las políticas de memoria, verdad y justicia y toma distancia del respaldo ultraderechista de los crímenes de la dictadura.

En el predio de la Iglesia de la Santa Cruz están los restos de Leonie Duquet, una de las dos monjas francesas a quienes el capitán Alfredo Astiz marcó en diciembre de 1977 para ser secuestradas, trasladadas al campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y arrojadas vivas al mar. En ese operativo se llevaron también a tres Madres de Plaza de Mayo y otros siete activistas.

Macron ser eunió en el interior de la parroquia con familiares de víctimas francesas del terrorismo de Estado en la Argentina, quienes le hablaron de la embestida del gobierno de Javier Milei contra las políticas de Memoria, Verdad y Justicia y le pidieron que le recordara al Presidente sus obligaciones en materia de derechos humanos. “Así lo haré”, respondió el mandatario galo, que también dijo que no podía enterrarse la memoria.

Macron recibió una carta firmada por “las familias de las víctimas francesas” en la que le manifestaron su “preocupación” por “la política de derechos humanos del actual gobierno argentino, que ataca a organizaciones como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, a activistas y también a sitios de memoria, donde funcionaron cientos de campos de tortura, desapariciones y muertes”.

“Flota sobre nuestras cabezas el temor a una amnistía para los genocidas juzgados, condenados y encarcelados”, le manifestaron los familiares al presidente francés.

El presidente argentino, Javier Milei, no participó del homenaje: su “guerra cultural” incluye duras críticas al consenso democrático sobre las aberraciones cometidas por los militares y las bandas armadas de la ultraderecha durante el terrorismo de Estado cotra lo que él deomina “los comunistas”.

La visita de Macron a Buenos Aires, previa de su viaje a Río de Janeiro, donde ya participa de la Cumbre del Grupo de los 20. Sirvió también para verse por segunda vez con Milei, con quien ya se había reunido el 26 de julio en el Palacio del Elíseo durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.

Macron aterrizó en Buenos Aires el sábado por la noche y cenó con Milei en la residencia presidencial de Olivos. El domingo al mediodía se reunió finalmente con el mandatario argentino en la Casa Rosada. Macron partirá luego hacia la cumbre del G-20 y cerrará su gira de seis días por América Latina con una visita a Chile entre el miércoles y el jueves.

El asesinato de las monjas

El asesinato de las monjas Duquet y Domon fue uno de los más emblemáticos de la dictadura en Argentina.  Entre el 8 y 10 de diciembre de 1977, un grupo de militares bajo las órdenes del capitán Alfredo Astiz, de la Marina de Guerr, secuestro a 12 personas vinculadas a las Madres de Plaza de Mayo, que reclamaba por la aparición con vida de sus hijos desaparecidos. La mayoría de ellas fueron apresadas en la iglesia de Santa Cruz, en el centro de Buenos Aires, punto habitual de reunión.

Astiz se había hecho pasar por hermano de un detenido y “marcó” a las mujeres integrantes del grupo de resistencia. Entre las secuestradas estaban las religosas francesas Duquet y Domon. Las monjas fueron apresadas y trasladadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro de torturas de los militares argentinos.

En un páis con más de 30 mil desaparecidos, fue su nacionalidad francesa lo que activó un escándalo internacional, pese a que la dictadura y la prensa complaciente intentaron culpar del secuestro al grupo guerrillero peronista Montoneros con una foto de ambas mujeres sentadas delante de una bandera de la organización… pero ambas ya tenían signos evidentes de tortura, lo que revelaba que la foto fue “montada”.

Entre el 17 y el 18 de diciembre, las monejas Duquet, Domon y otros detenidos fueron arrojados vivos desde un avión militar al Atlántico, frente a las costas del sur de la provincia de Buenos Aires, en uno de los llamados “vuelos de la muerte”. Los restos de Léonine Duquet están enterrados desde 2005 en la iglesia Santa Cruz. Los de Alice Domon jamás fueron identificados.

Astiz, conocido como el Ángel de la muerte, hoy de 73 años, fue condenado en democracia por la muerte de decenas de detenidos desaparecidos, incluido el caso de las religiosas francesas.

En julio pasado, un grupo de diputados de ultraderechista La Libertad Avanza, el partido del libertario Javier Milei,visitó a Astiz en la cárcel federal de Eziza, en un encuentro ampliamente repudiado por organismos de derechos humanos que, incluso,generó tensión dentro del Gobierno, donde no todos abrazan el discurso negacionista del terrorismo de Estado que promueven Milei yh su vicepresidenta Victoria Villarruel, a la postre hija y nieta de militares.

Macron. que apoya el holocausto de un pueblo no puede ser considerado a la vez, defensor de los derechos humanos, señala el analista Carlos Aznárez. “Resulta vergonzoso que ahora venga Macrón y se quiera lavar la cara. Nada menos que él, quien apoya con armas y declaraciones al Estado terrorista de Israel y no se inmuta por el genocidio del pueblo palestino. Macrón, el mismo que persigue a los musulmanes en Francia (,,,), quien ha enviado a sus cuerpos represivos una y otra vez a golpear brutalmente, o a disparar a los ojos de los manifestantes franceses, tanto sean trabajadores que peleaban por sus reivindicaciones, o manifestantes solidarios con la causa palestina”.

Recuerda que Macrón, no titubea en elogiar calurosamente a Milei “por reducir la inflación”, y mantiene tropas francesas de ocupación en Africa.

Agenda bilateral

Macron encontró en Milei a un negacionista del cambio climático dispuesto incluso a sacar a su país del Acuerdo de París. Si Argentina rompe con los consensos globales sobre cambio climático, le daría a Francia un nuevo elemento de presión en contra del tratado con Mercosur.

La agenda bilateral está marcada por las trabas en las negociaciones parfa un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur (del que forma parte Argentina) y la Unión Europea. Francia denunció que el tratado pone en riesgo la supervivencia de los agricultores franceses ante el peligro de una entrada masiva de productos del campo provenientes de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, lo cuatro socios del bloque sudamericano.

La estrategia francesa es la de exigir reglas medioambientales que Mercosur no estaría en condiciones de cumplir completamente. “Vamos a hablar de nuestros intereses comerciales, de nuestro comercio, de la defensa de nuestra agricultura y de nuestros agricultores”, advirtió Macron el sábado.,

*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)