Gaza: Tregua, liberación de rehenes… y un genocidio que no se detiene
Isabella Arria
Veinticuatro rehenes fueron liberados el viernes, después de semanas de cautiverio en Gaza, en el primer día de una tregua temporal entre el gobierno de Israel y los palestinos de Hamas, un momento de júbilo para las familias de las 240 personas secuestradas por el grupo militante durante el ataque del 7 de octubre a Israel.
Una tregua en medio de un genocidio: el fuego israelí ha dado muerte a más de 14 mil personas, entre ellas miles de niños. Cientos de miles de los 2,3 millones de habitantes de Gaza han huido de sus casas. Israel dejó en claro que su meta es destruir a Hamas. El ministro de defensa, Yoav Gallant, manifestó: Esta pausa será corta, y cuando concluya, la guerra y los combates continuarán con gran fuerza, y generarán presión para el retorno de más rehenes.
Como parte del pacto de alto el fuego intermediado por Catar, Egipto y EEUU, a cambio de los 13 israelíes liberados –nueve mujeres y cuatro menores de 10 años–, Israel entregó a 39 palestinos, mujeres y menores, aprisionados en sus cárceles, como parte del acuerdo para el cese el fuego de cuatro días. También 10 tailandeses y un filipino fueron liberados por Hamas, fuera del acuerdo.
Los residentes de Gaza utilizaron la rara pausa para adquirir provisiones, encontrar familiares y enterrar a sus muertos después de los feroces bombardeos israelíes.Las hostilidades aéreas israelíes más intensas de la historia han sido apoyados por ofensivas desde tierra en las semanas anteriores, y por un bloqueo paralizante que ha causado escasez de comida, agua y suministros médicos.
La Cruz Roja también facilitó la liberación de 39 palestinos –24 mujeres y 15 adolescentes–, que en su mayoría fueron transportados desde la prisión Ofer de Israel. Las tensiones aumentaron cuando la gente se agolpó para recibir a los liberados, mientras soldados israelíes reprimían con gas lacrimógeno a las multitudes.
Bajo los términos de la tregua de cuatro días, 50 mujeres y niños serán liberados en ese lapso, a cambio de 150 mujeres y niños palestinos entre miles de detenidos en las cárceles israelíes, donde grupos de derechos humanos dicen que muchos están por cuestiones administrativas y sin ningún delito que amerite juicio. Israel señala que la tregua podría extenderse si se libera a más rehenes, al ritmo de 10 por día, lo que a su vez permitiría más liberaciones de palestinos.
Una tregua en medio de un genocidio: el fuego israelí ha dado muerte a más de 14 mil personas, entre ellas miles de niños. Cientos de miles de los 2,3 millones de habitantes de Gaza han huido de sus casas. Israel dejó en claro que su meta es destruir a Hamas. El ministro de defensa, Yoav Gallant, manifestó: Esta pausa será corta, y cuando concluya, la guerra y los combates continuarán con gran fuerza, y generarán presión para el retorno de más rehenes.
Como parte del pacto de alto el fuego intermediado por Catar, Egipto y EEUU, a cambio de los 13 israelíes liberados –nueve mujeres y cuatro menores de 10 años–, Israel entregó a 39 palestinos, mujeres y menores, aprisionados en sus cárceles, como parte del acuerdo para el cese el fuego de cuatro días. También 10 tailandeses y un filipino fueron liberados por Hamas, fuera del acuerdo.
En Gaza, la gente salió de sus casas durante el cese del fuego. Hubo momentos de relajamiento, tras la carnicería desatada por Israel, en los que los niños aprovecharon el cielo libre de aviones de guerra.
Un aumento de la ayuda de alimentos y combustible también fue parte del acuerdo, y la oficina humanitaria de la ONU (OCHA) informó que 137 camiones con artículos diversos fueron descargados en Gaza ayer –el más grande convoy humanitario recibido desde el principio de la guerra. La OCHA agregó que también cruzaron 129 mil litros de combustible y cuatro camiones con gas. Los militares israelíes señalaron que en la mañana arribaron dos carros tanques de combustible y dos de aceite de cocina.
La tregua permitirá tanto a israelíes como a los milicianos de Hamás reorganizarse para la que puede ser la próxima fase de esta guerra. Esta última batalla podría desarrollarse en el sur de la Franja de Gaza, abarrotada ya de huidos y desplazados, y susceptible de convertirse en un auténtico Armagedón, sobre todo para los palestinos.
Todavía hay algunas esperanzas de que el acuerdo en vigor para liberar rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos derive en un proceso más amplio y se alargue el mayor tiempo posible. Ya como parte del pacto de alto el fuego intermediado por Catar, Egipto y EEUU
El acuerdo entre Hamás e Israel contempla el intercambio pautado durante estos cuatro días de un total de 50 rehenes israelíes a cambio de 150 prisioneros palestinos, la mayor parte mujeres y niños. Además se puso en marcha la entrada en Gaza de cientos de camiones cargados con bienes básicos, combustible y ayuda humanitaria a través del paso de Rafah, que sirve de frontera entre la Franja y Egipto.
Presionado por sus vecinos árabes y por EEUU, el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aceptó finalmente este arreglo con Hamás, aunque buena parte del gabinete y de la opinión pública de Israel se oponían al mismo. La consigna para los más radicales es la misma: destruye Palestina y destruirás a los asesinos de Hamás. Son muchas las voces que en Israel se han opuesto a la tregua.
Señalan que las milicias palestinas tienen poco que perder ya, pues su exterminio por las fuerzas israelíes parece asegurado dada la desproporción de fuerzas. Simplemente buscan ganar tiempo para que el conflicto se extienda al Líbano, Siria, Yemen e incluso Irán, el mayor de los aliados internacionales de Hamás, repite la prena israelí, mayoritariamente proclive al exterminio de los palestinos.
Netanyahu ha prometido continuar la guerra una vez concluya la tregua, que podría alargarse hasta diez días si Hamás procede a liberar más rehenes. Y los palestinos de Gaza saben lo que significa una reanudación de los combates: el ataque a ciudades, campos de refugiados, hospitales y convoyes de refugiados, que ha tenido como balance de 14.500 muertos, de ellos 6.000 niños, por las bombas israelíes
Además podría haber cerca de 7.000 personas más enterradas bajo los escombros causados por los bombardeos israelíes o desperdigados por las calles y caminos de Gaza.
La realidad de Gaza
La mayor parte de los palestinos que habitaban el norte de Gaza, donde se han centrado los bombardeos y la invasión israelí de la Franja, han huido hacia el sur y cientos de miles se concentran en un callejón cuya única salida es el vigiladísimo paso de Rafah con Egipto. Un poco más de presión militar israelí podría derivar en una avalancha humana hacia Egipto o una matanza para impedirla, señalan los expertos.
“El norte lleva semanas sin ayuda humanitaria. La población está bebiendo agua contaminada, no hay alimentos y solo dos hospitales funcionan de forma parcial. Y, sin embargo, Israel ha seguido bombardeando con muchísima intensidad, sobre todo esta noche, la zona norte y otras zonas de Gaza”, dijo a Radio Televisión Española la directora Ejecutiva de la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en España, Raquel Martí.
Con la tregua, muchos de esos palestinos están intentando volver a sus hogares en el norte, para conocer la suerte de familiares y allegados que dejaron atrás. Esos intentos de retornar a sus casas están siendo repelidos a balazos por los soldados israelíes, cuyas órdenes son claras: el norte de Gaza permanecerá “de momento” bajo control de Israel para erradicar a Hamás de la zona.
Esa es la excusa: las acciones militares israelíes apuntan también a la expulsión de la población autóctona para crear una “tierra de nadie” dominada por las tropas invasoras y que pueda servir de cabeza de puente para una posterior ofensiva en el sur, a donde las fuerzas de Hamás se están retirando entre la población que huye. El incremento de los ataques israelíes sobre Jan Yunis, en el sur de la Franja, apunta en esa dirección.
¿También contra los europeos?
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que acaba de visitar Israel y Egipto, denunció ante las propias autoridades israelíes la “inaceptable” matanza de civiles por su Ejército. En respuesta, el Gobierno israelí ha acusado a Sánchez de apoyar a Hamás. “La matanza indiscriminada de inocentes civiles, incluidos miles de niños y niñas es completamente inaceptable”, dijo Sánchez.
El primer ministro belga, Alexander De Croo, quien lo acompañaba en el viaje a Israel, fue también contundente: “No es posible una solución militar para el conflicto palestino-israelí”. El problema para Israel es que, cualquier solución que no sea militar, será considerada por buena parte de su opinión pública como una humillación ante Hamás.
Por eso, el gobierno de Israel quedó desubicado ante la abierta disposición de Sánchez de reconocer un Estado palestino, incluso sin contar con la aquiescencia de otros miembros de la Unión Europea y de Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
“Las agresiones de Hamás no tienen que resultar en la muerte de mujeres y niños palestinos”, reiteró Sánchez en El Cairo horas después de su viaje a Israel. Sánchez hizo esas declaraciones en una rueda conjunta con el presidente egipcio, Abdel Fatah Al Sisi, quien subrayó la necesidad de crear “zonas seguras” en el centro y sur de Gaza para los palestinos que han perdido todo en el norte.
En este sentido, Al Sisi rechazó el “desplazamiento forzoso de los palestinos fuera de Gaza”, en concreto a territorio egipcio, como parece ser que pretende la presión israelí sobre la población palestina.
Las armas de EEUU
En estas seis semanas de guerra se han sucedido los bombardeos masivos desde Israel sobre Gaza, con miles de misiles y cohetes lanzados contra las posiciones de Hamás y las ciudades palestinas, en una proporción fuera de toda mesura. Los arsenales israelíes tienen apenas dos semanas de reservas y necesitaban esta tregua para recuperar el nivel de municiones y aquí es clave la ayuda de Estados Unidos.
Los sistemas antiaéreos israelíes gastaron buena parte de su munición derribando los miles de cohetes lanzados por Hamás desde la Franja, tras lo cual pidieron a EEUU más misiles para la llamada Cúpula de Hierro y otros sistemas defensivos antiaéreos.
Desde principios de noviembre, se han llevado a cabo suministros militares estadounidenses con destino a Tel Aviv y el desierto del Negev, donde se encuentra una de las mayores bases aéreas israelíes, procedentes de la base que el Pentágono tiene en la localidad alemana de Ramstein, en el corazón de la OTAN.
Esta ayuda masiva con armas de EEUU a Israel y el despliegue en Oriente Medio de dos flotas de guerra estadounidenses dirigidas por sendos portaviones contrasta un tanto con los parabienes con los que Washington ha acogido la tregua palestino-israelí. Salvo que la vista esté puesta, claro, en la ganancia de tiempo para la llegada de nuevas partidas de armas y municiones.
*Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)