Merkel revela que Estados Unidos y sus socios de la OTAN planificaron la guerra en Ucrania contra Rusia

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Se está volviendo irrefutablemente claro que Estados Unidos y sus socios de la OTAN han estado planeando durante muchos años la guerra actual en Ucrania contra Rusia, lo que hace que las perspectivas de paz sean aún más esquivas. ¿Cómo negociar con una mentalidad beligerante tan profundamente arraigada?

Los gobiernos y los medios occidentales acusan a Rusia de “agresión no provocada” contra Ucrania y exigen que Moscú entregue una compensación financiera deslumbrante y que se enfrente juicios por crímenes de guerra.

La amarga ironía es que la guerra en Ucrania, que se está intensificando peligrosamente y podría convertirse en un cataclismo nuclear, fue sembrada por Estados Unidos y sus cómplices. Es Occidente quien es más responsable de esta pésima situación, no Rusia.

La excanciller alemana Angela Merkel (2005-2021) ha sido la última fuente occidental en sincerarse o bajar la guardia. En una entrevista reciente concedida a Der Spiegel reveló las verdaderas raíces de la guerra.

La revelación de Merkel fue involuntaria. Merkel hablaba de calmar al régimen ucraniano para acabar fortaleciendo su fuerza de combate contra Rusia. Menciona este razonamiento para justificar por qué se opuso a que Ucrania entrase en la OTAN en el 2008: según Merkel, no es que esa adhesión fuera errónea, sino que no era el momento adecuado.

Como señala el respetado analista militar independiente Scott Ritter, Merkel también sabía que al régimen de Kiev (instalado por el golpe de Estado respaldado por la CIA en 2014) no le interesaba una resolución pacífica de la guerra civil en ese país.

La política tácita de Berlín consistía en ganar tiempo para la agresión prevista contra Rusia. Y ello a pesar de que Alemania, junto con Francia, se suponía que era un garante de los acuerdos de paz de Minsk negociados en 2014 y 2015.

En otras palabras, a partir de 2014 Ucrania estaba preparada para la guerra contra Rusia. Por lo tanto, la afirmación de Merkel realmente es una confesión de la duplicidad occidental respecto Rusia, como señala astutamente Ritter.

Cuando el presidente ruso Vladimir Putin ordenó la intervención militar en Ucrania el 24 de febrero de este año, la orden fue de fuerza mayor porque la amenaza ofensiva del régimen de Kiev respaldado por la OTAN había cruzado las líneas rojas establecidas por Rusia, unas líneas rojas que Moscú había comunicado repetidamente a Occidente en vano. Por lo tanto, las afirmaciones de los medios occidentales sobre la «agresión rusa» son propaganda que ocultan las verdaderas causas y las responsabilidades de la guerra.

El jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, y otros comandantes de la OTAN también han admitido en varias ocasiones que al golpe en Kiev le siguió un rearme masivo del régimen por parte de Estados Unidos y otras potencias occidentales. Entre 2014 y 2022 Washington inyectó miles de millones de dólares en armas a las fuerzas paramilitares neonazis. Adiestradores militares de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y de otros miembros de la OTAN estaban en Ucrania preparando el ataque, incluso mientras estas fuerzas bombardeaban y mataban gente en el Donbass. No fue casualidad o una asociación desafortunada, fue una calculada preparación de la guerra.

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Petro Poroshenko

Esta nefasta perspectiva coincide totalmente con los comentarios que hizo a principios de este año del expresidente ucraniano Petro Poroshenko, el cual dijo que nunca se tuvo la intención de implementar los acuerdos de Minsk, sino que se usaron cínicamente como punto de partida para consolidar subrepticiamente las fuerzas ofensivas para luchar finalmente contra Rusia.

Se puede criticar a Moscú por dos motivos. Se podría decir que debería haber actuado antes para salvaguardar los territorios de Donbass. Esperar ocho años para hacerlo ha hecho aún más difícil la tarea.

En segundo lugar, es lamentable que Moscú se haya dejado engañar, nuevamente, por las promesas occidentales. Todo el proceso de paz de Minsk resultó ser una farsa que nunca respetaron las potencias occidentales y sus compinches de Kiev a pesar de la retórica. Resulta que Rusia fue la única parte que se tomó en serio los acuerdos de Minsk. Y ha pagado un alto precio por ello.

Se podría pensar que Rusia debería haber aprendido la lección de la forma en que se traicionaron descaradamente las promesas sobre la no expansión de la OTAN. Desde “ni una pulgada” hacia el este hasta 1.000 millas hacia las fronteras de Rusia, la peligrosa confrontación actual en Ucrania es una manifestación de la traición sistemática e implacable mostrada por Washington y sus secuaces de la OTAN.

La respuesta concertada a la intervención de Rusia en Ucrania, el reflejo de la Guerra Total, la avalancha de armas de Occidente, el sabotaje de los oleoductos Nord Stream y la disposición a escalar la violencia, todo ello indica que esta guerra estaba preparada de antemano.

El prepotente desprecio de las preocupaciones de seguridad estratégica de Rusia y el rechazo de cualquier compromiso diplomático señalan que los poderes occidentales están en pie de guerra desde el principio, preparados para saltar en cualquier momento.

Sin escrúpulo alguno, parece que las provocaciones aumentan gradualmente. Estados Unidos y sus aliados están canalizando armas más pesadas hacia Ucrania, que ahora pueden penetrar profundamente en territorio ruso. Esta semana hubo ataques con aviones no tripulados contra bases aéreas situadas dentro de Rusia, hasta 600 kilómetros de la frontera con Ucrania. Uno de los objetivos en Ryazan está a solo 185 km de Moscú.

Y, sin embargo, los altos cargos de Washington de lengua bífida afirman que no están alentando al régimen de Kiev a llegar a una escalada. Y eso después de armar hasta los dientes con armas de largo alcance a un régimen desquiciado y que odia a Rusia.

Moscú está atrapada en una contradicción. Afirma que las potencias occidentales participan directamente en las hostilidades. Si ese es el caso, entonces podría ser que Rusia tomara medidas militares contra bienes occidentales. Si Moscú se abstiene, entonces parecerá débil.

Lo desconcertante es que el plan de guerra contra Rusia es evidentemente un concepto enquistado que trasciende a los actuales altos cargos políticos occidentales. Como revelan los comentarios de Merkel, la mentalidad de guerra en Occidente contra Rusia existe desde hace más de una década, si no más. Como describíamos en el editorial de la semana pasada, la agenda antirrusa en los Estados Unidos y su maquinaria de guerra de la OTAN se remontan al final de la Segunda Guerra Mundial.

Eso hace que los desafíos de la política y la diplomacia sean aún más abrumadores, porque al parecer Estados Unidos y sus secuaces no son capaces de negociar y, en última instancia, tal vez no estén dispuestos a ello. Están necesitados de guerra.

Fuente: https://strategic-culture.org/news/2022/12/09/merkel-spills-beans-how-us-and-nato-partners-planned-war-ukraine-against-russia/ Traducido del inglés para Rebelión por Marwan Pérez