Siempre se vuelve al primer amor: hace 85 años moría Carlos Gardel en Medellín

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Datos que tal vez no conocías de Carlos Gardel

Un 24 de junio de 1935, a la edad de 44 años, en el asfalto del aeropuerto de Medellín, Colombia, se apagó la voz del máximo exponente de nuestra música ciudadana: Carlos Gardel. Fue cantante, compositor y actor de cine, y su público lo conoció como Carlitos, El Zorzal Criollo, El Morocho del Abasto, El Mago, El Rey del Tango, El Mudo o El Troesma.

Con una voz particular, más de 900 grabaciones de tango y otros estilos musicales como folclore, milongas y rancheras, una gran cantidad de discos vendidos, entradas vendidas de cine y sus composiciones le dieron reconocimiento mundial. Incluso hoy, a 85 años de su fallecimiento, todavía está latente la frase que mayor lo describe: “Cada día canta mejor”.

“Volver”, “Por una cabeza”, “Caminito”, “Cuesta abajo”, “El día que me quieras” y “Mi Buenos Aires querido” son ejemplos de su éxito. Se han hecho innumerables versiones de algunos de sus temas por los más reconocidos intérpretes de diversos géneros.

Antes de partir

El 28 de marzo de 1935 inicia, desde Nueva York, una gira latinoamericana que lo lleva a Puerto Rico, Venezuela, Aruba, Curazao, Colombia, Panamá, Cuba y México. Está acompañado, entre otros, por Alfredo Le Pera (autor de la letra de muchas de sus tangos), sus guitarristas Guillermo Barbieri, José María Aguilar y Angel Domingo Riverol.

Medellín lo aclama y toda Colombia lo llama “El Rey del Tango”. Premonitoriamente un folleto publicado en Bogotá lleva el título “Últimos días de Carlos Gardel”, escrito por el empresario teatral colombiano Nicolás Diaz, quien propició su actuación en la ciudad capital.

A las 11 de la mañana del lunes 24 de junio de 1935, Gardel y sus compañeros de viaje se reúnen en las habitaciones del Hotel Granada, dispuestos a partir hacia Cali en un avión expreso. Gardel estaba más alegre, activo y movedizo que ninguno porque esperaba ansioso el fin de esa gira para regresar luego a Argentina, donde quería formar una productora propia. Una multitud se agolpó en las puertas del hotel y los fotógrafos tomaron las que serían sus últimas fotos.

Un choque de dos aviones, en el aeropuerto de Medellín, truncó la última presentación de la gira y el esperado regreso de Carlos Gardel a Argentina. El avión en que viajaba Gardel, un trimotor Ford de la empresa SACO, se desvió en pleno carreteo de despegue y embistió a otro avión similar de la empresa de origen alemán SCADTA, que esperaba su turno para despegar, incendiándose ambos. La justicia decidió que las causas del accidente se debieron a las características de la pista y a un fuerte viento proveniente del sudeste.

¿Francés, uruguayo o argentino?

No hay unanimidad sobre el lugar de nacimiento de Carlos Gardel. La versión uruguaya sostiene que nació en Tacuarembó (Uruguay), mientras que la francesa, asegura que nació en Toulouse, Francia. Lo certero es que vivió su infancia en Buenos Aires y en 1923 se nacionalizó argentino. Su verdadero apellido era Gardes y él lo convirtió en Gardel. Se radicó, junto a su madre, en la vieja casa de la calle Uruguay, entre Cangallo (hoy Presidente Perón) y Cuyo (Sarmiento) de ancho patio y portón de hierro.

Sus primeros pasos

Carlitos rondaba los escenarios, salió a escena entre los invitados y transeúntes, subió y bajó decorados, anduvo en la utilería, sacando y entrando muebles a escena, mientras acompañaba con su voz lo que tocaba la orquesta. En el café “O’Rondemán”, en Agüero y Humahuaca, frente al Mercado del Abasto, se reunía con sus amigos y empezó a cantar ante el público.

En el año 1911 se encontró con el uruguayo José Razzano, en la casa de un amigo ubicada en la calle Guardia Vieja. La figura de Gardel comienza a ser familiar para toda la gente de los alrededores del Abasto, junto con sus canciones. Su canto era la serenata del barrio entero. Años después esa parte de la calle, entre Jean Jaurés y Anchorena, sería renombrada como pasaje Carlos Gardel.

Los discos

La primera grabación fue como integrante del dúo Gardel-Razzano y se realizó el 9 de abril de 1917 en un caserón al lado del hotel Savoy, en la calle Cangallo (hoy Presidente Perón), cerca de la esquina de Callao. Ese primer disco fonográfico llevó en cada una de sus caras una canción criolla: “Cantar eterno”, de Angel Villoldo y “Entre colores”.

La aparición de los discos de Gardel- Razzano marca el inicio de la demanda creciente de estas reproducciones y la posterior contratación de otros intérpretes de la música y la canción populares así como el florecimiento de esta industria.

Gardel y el tango

Gardel aprende el tango compuesto por su amigo José María Contursi y lo canta en las reuniones privadas con una tonalidad patinada y una nostalgia melosa que llega a los corazones, pero no se atreve a cantarlo ante el público. Periodistas y hombres de teatro se entusiasman oyéndolo y decide estrenarlo en el Teatro Esmeralda, donde cantó “Mi noche triste” y fue un éxito consagratorio.

¿Por qué cada día cantaba mejor?

Carlos Gardel, unos años después de su comienzo triunfal, tuvo la preocupación de estudiar canto. Esas clases le inculcaron la dicción de las eres recalcadas y eles y enes trastocadas en eres que adquirió y que le copian tantos imitadores de su canto. De los estudios de canto extrajo una técnica que regulaba sin esfuerzos la emisión de la voz.

Hincha del Barcelona y fanático del turf

Carlitos Gardel se convirtió en hincha de fútbol en Cataluña. Les robó el alma a los jugadores del Barcelona cuando después de un partido por la final del campeonato de España, contra el Real Madrid, fue a cantarles a los jugadores lesionados en la enfermería.

En Argentina su club era Racing. También era aficionado a otros deportes como el boxeo, las bochas, la pelota vasca y el turf. Era amigo del jockey Irineo Leguisamo y propietario de ocho caballos de carrera. Solía salir a correr y practicar gimnasia.

La primera audición radial

El dúo Gardel- Razzano hizo, por pedido especial, la primera transmisión desde Radio Splendid, en la época inicial de la radiotelefonía. Esto contribuye a promover la afición del público por la radio. Su última intervención radial, en vivo, fue en 1933, desde Radio Belgrano, antes de la que habría sido su definitiva partida de Buenos Aires.

Posteriormente se lo pudo escuchar desde Nueva York, efectuada por intermedio de Radio Splendid, con la originalidad del acompañamiento de los guitarristas desde Buenos Aires y por Radio Belgrano a través de la revista Canción Moderna ( ex Radiolandia).

Nunca filmó una película en Argentina

En un viaje a Europa, por el año 1930, Gardel les sugiere a los autores teatrales Manuel Romero y Luis Bayón Herrera la filmación de una película con temática argentina. Escriben el argumento de “Luces de Buenos Aires”, protagonizada por Gardel con destacados roles de Sofía Bozán y Pedro Quartucci. El rodaje se realizó en los sets que tenía la empresa Paramount en Joinville, cerca de Paris, pero ninguna escena fue filmada en Argentina.

Gardel y el cine

Debido al éxito la empresa giró copias a otros países. En España y América el público interrumpía la exhibición de la película, después de cantar Gardel el tango “Tomo y obligo”, pidiendo escucharlo nuevamente. Un hecho jamás ocurrido en la historia del cine.

En 1932 la Paramount lo contrató para dos producciones más. En los mismos estudios filma “Melodía de Arrabal” y luego, en Nueva York, “Cuesta Abajo”. Posteriormente lo contrataron por tres films más: “El tango en Broadway”, “El día que me quieras” y “Tango Bar”.

Primer contrato firmado por Gardel con la empresa Paramount

Rockefeller Center: aquí trabajó Gardel

En las paredes y columnas de la Planta Baja del Rockefeller Center de Nueva York se puede leer la historia del edificio, inaugurado en 1933 y llamado anteriormente “The RCA Building”. La famosa cadena NBC tiene su lugar en el edificio y la imagen de Carlos Gardel acompaña la historia de la NBC. El motivo es que cuando Gardel firma su contrato con la NBC, lo hace desde este edificio. Allí la carrera de Gardel empieza a recuperarse después del cierre de los estudios Paramount de Francia, el año anterior.

Los videoclips

Carlos Gardel puede considerarse precursor en la realización de videoclips o cortometrajes musicales sonoros, como se los conocía en esa época. En 1930 Gardel protagonizó quince, cada uno sobre una canción, con dirección de Eduardo Morera y producción de Federico Valle, pero fueron lanzados diez, ya que cinco se arruinaron en el laboratorio. Ellos son: El carretero, Añoranzas, Rosas de otoño, Mano a mano, Yira yira, Tengo miedo, Padrino pelao, Enfundá la mandolina, Canchero y Viejo smoking.

Las estrellas celosas

Gardel siempre fue reservado en su intimidad. Su primer idilio de adolescencia lo tuvo en Buenos Aires con una muchacha que vivía en el Abasto. También se cuenta que hubo una novia a la que siempre soñó con hacer su esposa pero, por su carrera no pudo concretarlo. Esta novia se encontraba con él en los viajes por Europa. En su correspondencia privada se observa una relación con Isabel del Valle, una niña de 13 años, con la que Gardel se relacionó en 1920 y con la que mantuvo un vínculo ambiguo hasta 1933.

* Ministerio de Cultura de Argentina


Gardel, la eternidad de una voz

Laura Cecilia Bedoya Ángel-

“Preguntas por los hombres, naturaleza, te lamentas igual que la lira en la que sólo toca el hermano del azar, el viento, porque el artista que la tañía ha muerto, (…)”.

Es algo raro como estas líneas salidas de Hiperión de Friedrich Hölderlin me han perseguido los últimos días, y supe desde el comienzo que las tenía que aplicar para hablar del mejor cantor de tangos de todos los tiempos, y es que hay una fecha señalada para los gardelianos, el 24 de junio, porque ese día nació el mito desde un accidente aéreo no esclarecido, ocurrido después de una gira artística, aunque, a decir verdad, hay muchas hipótesis sobre el mismo.

La mitología griega narra también la gira de un músico en la que nos sorprende el desenlace, como el de Arión de Lesbos, quien tañía la cítara y era considerado el mejor. Creyendo conseguir gran fama y fortuna hizo un recorrido por Italia, cuando estaba regresando, los marineros del barco intentaron matarlo para robarle la riqueza conseguida.

Arión les pidió permiso para tocar su música hasta llegar al puerto; un delfín, al escuchar la melodía llegó hasta la nave, entonces Arión se lanzó al agua y el delfín lo salvo llevándolo hasta la orilla del mar. A la muerte de Arión, el dios Apolo colocó su figura en el firmamento junto con la del cetáceo salvador, y así formaron ambos la constelación del delfín; otra forma de inmortalidad.

Y es de la inmortalidad de Carlos Gardel de la que quiero hablar y para ello me voy a referir a su primera incursión en el tango cuando cantó Mi noche tristepieza escrita por Pascual Contursi sobre el instrumental Lita de Samuel Castriota y aquí empezó su eternidad, porque las letras de los tangos que cantó el Zorzal sobrevivieron a las cenizas y al olvido. Ya lo había dicho el poeta griego Píndaro, “Mi canto sobrevivirá a la ciudad a la cual le canto”.(1)

De las letras de los tangos hay que exaltar la existencia de la revista El alma que canta, fundada por Vicente Bucchieri ( 1916-1961) en la que publicaba letras populares, especialmente de tango y llegó a tener en una sola edición 150.000 ejemplares con 64 páginas. De él dijo José Gobello: «Vicente Bucchieri fue factor fundamental en la difusión de la cultura de masas». Debe destacarse también la aparición de los poemas de Alfonsina Storni y Almafuerte. Fueron protagonistas los versos de Dante A. Linyera, que son palabras mayores de la lunfardía.

Es pertinente abordar las letras que interpretó Gardel, inspiradas en los distintos géneros literarios. Letras concebidas desde el criollismo, el modernismo, también las hubo machistas, y es bien importante resaltar las pertenecientes al género nostos que hablan de los regresos y fueron motivo de creación para los tangos Volver, Lejana tierra mía y Mi Buenos Aires querido, salidos de la dupla Gardel y Le Pera, por nombrar algunos. Estos últimos fueron materia sentimental afín a la población inmigrante y crearon una fuerte adhesión al hombre que en esos momentos les hablaba de su lejana patria.

Por otra parte, es preciso adentrarse hasta la entraña de la poética del tango para encontrar su esencia. En una entrevista a Piazzolla le preguntaban por qué sus tangos eran tristes y él respondió: “Mi música es triste porque el tango es triste. El tango tiene raíces tristes, dramáticas, sensuales a veces, religiosas, tiene un poco de todo… Religiosas, por el bandoneón que fue inventado para acompañar la liturgia en Alemania. El tango es triste, es dramático, pero no pesimista. Pesimistas eran las letras de antes, totalmente absurdas…» (2)

Ahora bien, el propósito inicial del artículo era escribir sobre la eternidad de Carlos Gardel, un hombre convertido en mito, del que se discute día a día su verdadera nacionalidad y se escriben libros para historiar su vida, porque es un ícono convertido en la pertenencia de todos.

Lo mismo ha pasado con las causas del accidente, rodeadas de conjeturas, además del largo ritual de su funeral, incluida la extenuante marcha hacia el destino final de las cenizas que como dijera el poeta Quevedo, “serán ceniza, mas tendrá sentido”, al fin descansó en el sitio donde se veneran los muertos, visitado por quienes le guardarán devoción y un puesto único en la interpretación del tango, junto a aquellos que aseguran que su voz quedará por siempre en el Olimpo.

En la biografía de Gardel hay un asunto muy claro, de sus restos en el cementerio de La Chacarita no hay discusión.

Cierro el homenaje con una estrofa de La Chacarita de Borges.

“Chacarita:Jorge Luis Borges: reedición de un estudio sobre su obra | EDUVIM
desaguadero de esa patria de Buenos Aires, cuesta final,
barrio que sobrevives a los otros, que sobremueres,
lazareto que estás en esta muerte no en la otra vida,
he oído tu palabra de caducidad y no creo en ella,
porque tu misma convicción de angustia es acto de vida
y porque la plenitud de una sola rosa es más que tus mármoles”.

Notas

  1. Cultura de masas: la aspirina del pueblo .Entrevista con George Steiner
  2. https://www.venezuelasinfonica.com/astor-piazzolla-un-tango-triste-actual-consciente/

La última gira de Gardel: su fatídica muerte y los meses que demoró el traslado de su cuerpo a Buenos Aires

 Fernanda Jara-Infobae

Si algo siempre caracterizó a Carlos Gardel eso fue su sonrisa. La mantuvo hasta último momento y una foto da cuenta de ello mientras estaba en el interior del avión que pocos minutos después de que el fotógrafo disparara el flash se estrelló contra otro mientras carreteaba para tomar vuelo y seguir la gira que lo había alejado de su querida Buenos Aires unos meses atrás.

La noticia de su muerte dejó al mundo de luto. Su voz ya era conocida en medio globo y sus incontables admiradores se esparcían por doquier. El Zorzal, el cantor de Buenos Aires, el Morocho del Abasto, el que hizo del tango canción y que, además, llegó a grabar películas en París y en Nueva York sin olvidar sus orígenes como inmigrante dejaba de sonreír para siempre.

Despidiéndose de Colombia y antes de subir al avión en el que perdió la vida.

Junto a él quedó la vida de Alfredo Le Pera, su amigo, manager y escritor de letras y guiones con el que formó la dupla aún hoy reconocida como sinónimo del éxito más destacado. También murieron sus músicos, pero la conmoción por la pronta partida de Gardel dejó esas muertes a la sombra. Cosa que él no hubiera aceptado ya que en vida les dio su merecido protagonismo.

Previo a ese accidente, Gardel cantó su ultimo tango: el balcón de Radio La Voz de Medellín fue el escenario elegido el 23 de junio de 1935, la anoche previa a su trágica muerte, para cantar por última vez. “Tomo y obligo”, fue el tango que eligió. “Antes de cantar mi última canción quiero decirles que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por tanta amabilidad. Encuentro en la sonrisa de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí. La emoción no me deja hablar. Gracias y hasta siempre”, se despidió el aclamado artista.

Tras el fatal accidente, el cuerpo sin vida de Carlitos fue enterrado en el cementerio de San Pedro, en Medellín. A los cuatro días, el gobierno de Uruguay pidió por él, mientras en Argentina (en plena Década Infame) se conocían las denuncias de corrupción que sacudieron al gobierno del presidente Agustín P. Justo, quien parecía no estar interesado en la fatalidad, pero que acordó una manipulación política para pedir por la repatriación de los restos del mejor cantor de todos los tiempos. Así se inició el extenso y último viaje de Gardel.

La ultima foto de Carlos Gardel

Cómo fue la repatriación del cuerpo de Gardel

Al momento de la muerte de “El Zorzal”, en Argentina gobernaba Agustín P. Justo y la agenda política de la famosa Década Infame pasaba por el tratado Roca Runciman y escandaloso negociado de las carnes que había sido denunciado en el Senado por Lisandro De La Torre.

“El general-presidente Agustín P. Justo estaba francamente preocupado por el cariz que iba tomando el debate de las carnes que comprometía a un creciente número de funcionarios de su corrupto gobierno. El senador santafecino Lisandro De la Torre y sus denuncias contra el frigorífico Anglo y los ministros de Agricultura, Luis Duhau, y de Hacienda, Federico Pinedo, ocupaban las primeras planas de los diarios. Cuenta Helvio, el hijo del célebre Natalio Botana, que el general presidente tomó el teléfono y habló con su padre, el legendario dueño de Crítica, el diario más leído de la época, para ver qué se podía hacer para distraer a la gente”, detalla el historiador Felipe Pigna en Los mitos de la historia argentina 3. De la ley Sáenz Peña a los albores del peronismo, (Planeta, 2006).

Mientras ellos barajaban ideas para desviar la atención popular, en Medellín ocurría el fatal accidente que, sin conmocionar al gobierno argentino, sirvió de escudo para sus nuevos propósitos. “El tema llegó a la tapa de los diarios. Noticias Gráficas publicó un titular a toda página que decía: Censúrase la indiferencia de la Cancillería (Argentina) por la repatriación de los restos de Carlos Gardel”, cita Pigna y asegura que no pasó mucho para que Justo y a Botana pensaran en “ganarle la partida al gobierno uruguayo”, que ya había comenzado los trámites para que se trasladara el cuerpo de Gardel.

El accidente fatal en Medellín que le costó la vida a Carlos Gardel. También murieron Alfredo Le Pera, Guillermo Desiderio Barbieri, Domingo Riverol y José Corpas Moreno.

Las cosas no fueron fáciles ya que en Colombia no permitían la exhumación de un cuerpo “hasta cuatro años después del fallecimiento”, lo que significó la intervención del presidente colombiano Alfonso López.

Del otro lado de la oportuna decisión política estaba Bertha, la madre de Carlos, que quería que su amado hijo descansara en su Buenos Aires querida y despedirlo. López lo aceptó. “A las seis de la tarde (del 18 de diciembre) fue exhumado el cadáver de Carlos Gardel”, decía la edición del 19 de diciembre de 1935 del diario colombiano El Tiempo que, además, avisaba que “el cadáver será embalado esta noche para poderlo despachar a (el puerto de) Buenaventura, en el primer tren del ferrocarril del Cauca”, así lo reprodujo BBC Mundo.

La exhumación se realizó tras un complejo trámite burocrático. “Al acto precede una certificación del empleado que efectuó la inhumación, de varios médicos en que conste que el hecho no ofrece peligro, el pase de la junta de higiene, permiso especial del director departamental de higiene”, informó El Tiempo y continuó: “A las cinco y veinte minutos los obreros comenzaron a abrir la fosa. Una profunda emoción dominaba a los espectadores, quienes en silencio siguieron las diversas labores de apertura”.

El féretro con los restos de Carlos Gardel llegó a Buenos Aires el 6 de febrero de 1936. Más de 40 mil personas lo esperaban.

El artículo que publicó El Tiempo detallaba que el cuerpo de Gardel estaba adentro de una caja metálica realizada para la ocasión, que solo se retiró la tapa externa y que allí notaron que el cadáver estaba protegido por una segunda envoltura de metal. “Antes de llevarlos —informó en plural el diario El Heraldo de Antioquia— se les colocó en una nueva caja de zinc, y ésta, a su vez, fue colocada en una de madera, para cumplir los mayores requisitos higiénicos”.

Según las crónicas colombianas, la exhumación concluyó a las 23:30 del 19 de diciembre de 1935 y el cuerpo fue trasladado a la estación de ferrocarril desde donde partió en el primer tren de la siguiente mañana. El diario había calculado que el traslado duraría un mes, pero se extendió. Fueron casi dos y en diferentes medios.

El historiador colombiano y estudioso de tango Luciano Londoño López opinó que el tiempo que demoró en llegar el cuerpo de Gardel “sirvió para que se olvidara, en la Argentina, el negociado de las carnes” y apuntó contra el tratado Roca-Runciman, sobre el comercio de carnes con los Estados Unidos y Reino Unido, “que había sido cuestionado y por el que se cree que murió a balazos Enzo Bordabehere, compañero del senador Lisandro de la Torre, en el Partido Demócrata Liberal que hicieron la denuncia”.

En la misma línea opinó Pigna, que afirmó en su libro que “se demoró ex profeso la vuelta de sus restos durante seis meses, buscando que la apoteosis tapara lo que por razones de Estado se debía olvidar”.

Lo cierto es que al salir de Medellín el cuerpo de Gardel pasó por Amagá y La Pintada, donde fue colocado en unas berlinas que lo llevaron hasta la localidad también colombiana de Valparaíso. “Las berlinas eran unas busetas pequeñas rústicas que transportaban carga y pasajeros”, cuenta el gardeliano colombiano Jaime Rico Salazar y sostuvo que en Valparaíso sucedió “la parte más insólita del viaje”.

Allí no había rutas sino camino de tierra, por lo que, “los 20 baúles, tres cajas con sombreros y el ataúd de Gardel” fueron cargados a lomo de mula y caballos. “La subida al cerro de Caramanta tenía sus propias dificultades”, resaltó el escritor. De ello también da cuenta la edición de El Heraldo de Antioquia del jueves 20 de diciembre de 1935 que cubrió la llegada del cantor. De allí viajó a Marmato y Supía.

Carlos Gardel es velado en el Luna Park.

En Supía, Luis Gómez, enviado por la empresa de transporte Expreso Ribón para acompañar los restos del cantante, escribió para la edición del 21 de diciembre de 1935 del diario El Colombiano: “Las autoridades civiles y la sociedad de esta simpática población me solicitaron hacer una escala en Supía con el fin de rendir un homenaje a los restos del tanguista Carlos Gardel, los cuales llevo hacia Buenos Aires. Los habitantes de la ciudad desfilan en gruesos grupos ante los despojos del ‘Rey del Tango’”.

Desde esa ciudad siguió en berlina hasta Pereira, donde fue subido, nuevamente, a un tren que a modo de homenaje no cobró el traslado. El 29 de diciembre llegó a Buenaventura y fue embarcado en el vapor Santa Mónica.

Siguió una escala en Panamá, donde tras cambiar de embarcación, cruzó el canal y arribó a Nueva York el 7 de enero de 1936. En esa ciudad fue velado durante más de una semana y el 17 de enero fue nuevamente embarcado, finalmente, con destino a Buenos Aires.

Tras hacer escala en Río de Janeiro y en Montevideo, ciudades donde también recibió homenajes, el cuerpo de Carlos Gardel llegó al puerto de Buenos Aires el 5 de febrero de 1936.

Desde que Gardel pasó a la inmortalidad, las radios de su ciudad pasaban sus tangos y de esa manera se lo esperó. El diario argentino El Litoral describió el arribo que sucedió en el mediodía porteño: “En los alrededores del desembarcadero se destaca entre la concurrencia el elemento femenino, la mayor parte de las cuales ostentan ramos de flores para rendir así tributo, cuando sean desembarcados los restos de Gardel”.

Allí lo esperaba una carroza fúnebre, “de estilo sencillo, tirada por 6 caballos, seguida por otra destinada a las ofrendas florales. El cuerpo viajaba en la popa, adonde se dirigió el público a ver bajar el féretro”.

El relato del cronista describía: “La operación se llevó a cabo lentamente, en medio de un silencio impresionante y sollozos de muchas de las mujeres que lo presenciaron” y contaba que la caja que trasladaba el ataúd “estaba recubierta por el poncho que usaba Gardel para sus viajes”.

Luego comenzó la procesión hacia el Luna Park. En el camino, la multitud comenzó a entonar los tangos que Gardel cantó. Febrero de 1936, seguramente una tarde de calor agobiante, sin embargo más de 40 mil personas caminaron bajo los rayos de sol al lado del cuerpo del ídolo para llegar al lugar donde fue velado.

Dentro del mítico estadio, en medio del ring, se levantó la capilla ardiente. Allí pasó la noche el cuerpo del cantor y a la mañana siguiente, a paso de hombre y en una procesión multitudinaria (una de las mayores en Argentina) que se sucedió ininterrumpidamente a lo largo de la Avenida Corrientes fue trasladado al cementerio de la Chacarita, donde fue alojado en el Panteón de los Artistas.

En diciembre de ese mismo año, el cuerpo fue movido a una doble parcela en el mismo cementerio y un año después, el 7 de noviembre de 1937, los restos de Gardel volvieron a ser exhumados por unos metros para depositarlo en el mausoleo que tiene su estatua.

Este 24 de junio será la primera vez que Gardel no recibirá la visita de su público, quienes no dejan que su vida quede en el olvido.

“Los gardelianos, sobre todo los muy mayores, están muy tristes por no poder ir al mausoleo. Trato de llevarles calma y de creer que para el 11 de diciembre (fecha de nacimiento del cantor) estaremos todos allí”, dijo a Infobae Cultura Edith Berardi, a cargo del mausoleo.

 


El tango en Broadway y Tango Bar reviven a Gardel ahora en 4K

Claudio D. Minghetti-Télam

A cuatro años del anuncio del reciclaje en 4K de la filmografía de Carlos Gardel, la Cinemateca Argentina inaugurará esta semana la plataforma Gente de Cine (gentedecine.com.ar), en la que desde esta medianoche y la de mañana podrán verse gratis dos -de los diez largometrajes y una compilación de clips musicales- con el zorzal criollo, “El tango en Broadway” y “Tango Bar”, dirigidos por Louis J. Gassnier y John Reinhardt respectivamente, rodados poco antes de aquel trágico 24 de junio de 1935 en Medellín.

Carlos Gardel y Tito Lusiardo en “Tango Bar”

El trabajo de restauración fue emprendido por la entidad junto a la Fundación Gótika, que depende del laboratorio de recuperación filmico digital que viene trabajando por el cine argentino hace una década y contó, dentro del Plan de Mecenazgo del gobierno porteño con el apoyo del banco Santander.

Marcela Cassinelli, actual titular de la Cinemateca, recuerda que la entidad fue la que respaldó cuatro décadas atrás el documental “El tango en el cine” (1979), de Guillermo Fernández Jurado y participó en “Gardel: El alma que canta” (1985), de Carlos Orgambide, que se hizo para el primer medio siglo de la muerte de Gardel, con mucho material de archivo, y que incluye su funeral.

Cinemateca Argentina, fundada en 1949 por el crítico Rolando Fustiñana, conocido públicamente por su labor en el diario Crítica como Roland, había sido impulsado por su colega francés Henry Langlois, fundador de la Cinemateca Francesa, en un desayuno que mantuvo con él en el primer Festival de Cannes después de la Guerra Mundial.

El nombre de la plataforma proviene del programa radial que Roland comenzó en 1942, que precedió al Cine Club y luego a la revista con el mismo nombre, impulsada por la Cinemateca entre 1950 y 1956 y cuyos ejemplares son ahora piezas de colección.

Quienes accedan a la plataforma también podrán ver las demos de los proyectos de restauración de las películas de Gardel.

“El tango en Broadway”, estará disponible desde la medianoche de hoy, todo el 24 de junio, hasta la de mañana, mientras que “Tango Bar” lo estará desde la de mañana hasta el jueves por la noche.

En la primera de las películas que se verán, el “morocho del Abasto” interpreta a Alberto Bazán, un joven argentino que reside en Nueva York, dedicado en cuerpo y alma a la vida bohemia, pero su tío, un millonario que ignora sus andanzas, anuncia su llegada a la ciudad y el joven se ve obligado a mentirle para no ser reprendido.

En “Tango Bar”, la acción comienza a bordo de un vapor, donde él cantor de tangos Ricardo Fuentes, encarnado por “el jilguero del abasto” se aleja de Buenos Aires arruinado por las carreras de caballos, con destino a Barcelona.

Imagen de “El tango en Broadway” después de la restauración

En el barco, el protagonista conoce a la famosa artista Laura Montalván, interpretada por Rosita Moreno, cómplice de un fullero, en este caso Enrique de Rosas, quien estafa a los pasajeros con el poker.

“Las películas de Gardel se filmaron en los estudios de la Paramount usados para el mercado de habla hispana, y cuando las vemos hay una mescolanza de acentos, donde la acción es en Buenos Aires pero uno habla con acento español, otro mexicano, otro cubano: un fenómeno de Hollywood a mediados de la década del 30”, recuerda Cassinelli.

“En Cinemateca atesoramos negativos, si bien con el derrumbe que sufrió un depósito nuestro hace varias décadas se perdió material valioso. ‘Así cantaba Carlos Gardel’, con los cortos sonoros de Eduardo Morera rodados en San Telmo, ‘Melodía de arrabal’, ‘El día que me quieras’, ‘Tango Bar’ y ‘El tango en Broadway’, cinco en total”, dice.

Respecto a “Luces de Buenos Aires” (1931), explica que es una “figurita difícil” por sus originales en nitrato de celulosa autocombustible, pero que están encaminados a encontrar una copia en condiciones para el proceso tanto de recuperación de imagen y sonido en formato DCP, procesos que se realizan íntegramente en el país.

En la misma plataforma se proyectarán dos documentales, “Testigo”, del ingeniero Mauricio Umana, sobre el accidente aéreo de 1935 y ”Exhibiendo a Gardel”, de la coleccionista y artista visual Saide Abdalá, en donde se podrán ver las exposiciones y tributos de la autora al Zorzal Criollo, un corto con la voz de la locutora Alejandra Garcia Krisanec, bajo la dirección audiovisual de Ezequiel Garasa.

Para el resto del año la Cinemateca tiene programados dos homenajes más a Gardel, uno para conmemorar los 90 años de los cortos de Morera, y el otro en coincidencia con los 130 años de su nacimiento, el 11 de diciembre en el que además se festeja el Día del Tango, y coincide con el del nacimiento de Julio de Caro.