Trump cede (un poco) ante condenas por trato a niños migrantes

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Gerardo Villagrán del Corral-CLAE

 La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de firmar un decreto que pone fin a la separación de menores migrantes de sus padres y acompañantes adultos debe verse como un primer éxito de la presión mundial sobre el mandatario, pero tambi´pen una continuidad de su política de tolerancia cero.

Sin embargo, nadie sabe, si los más de dos mil 300 niños separados en las últimas semanas serán reunificados con sus padres, ni cómo o cuándo: muchos de los niños han sido enviados a albergues en unos 17 estados alrededor del país y algunos de sus padres ya han sido deportados. Funcionarios informaron que los niños separados no serán reunificados de inmediato.

Trump, arrinconado por un creciente furor por todo el país y alrededor del mundo y abandonado en los últimas días hasta por su propio partido, aliados religiosos y hasta medios de comunicación leales, hizo lo que hace solo días insistió en que no podía hacer: firmó una orden ejecutiva para suspender de inmediato la separaciones de menores de edad de sus padres migrantes.

President Donald Trump, right, listens as Homeland Security Secretary Kirstjen Nielsen, left, addresses members of the media before Trump signs an executive order to end family separations at the border, during an event in the Oval Office of the White House in Washington, Wednesday, June 20, 2018. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)

Este escándalo sirvió, paralelamente, para invisibilizar otro hecho grave y ominoso: la salida de EEUU del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, instancia a la que la embajadora estadounidense Nikki Haley, llamó hipócrita, egoísta y una cloaca de prejuicios políticos, a los defensores de los derechos humanos.

Con el pretexto de una tolerancia cero al ingreso de extranjeros indocumentados a su país había ordenado tales separaciones como una forma de disuadir a quienes tratan de adentrarse en EEUU en busca de trabajo, de sobrevivencia o de mejores horizontes de vida, señaló el editorial del diario mexicano La Jornada..

Desde abril pasado Washington comenzó a aplicar esa práctica inhumana, cruel y contraria a los derechos humanos por gobiernos, organismos internacionales y organizaciones sociales de múltiples países, así como por sectores estadounidenses. Trump buscaba presionar a la oposición demócrata en el Capitolio para forzarla a liberar recursos para la construcción del muro que quiere edificar en la frontera común con México y a aceptar una legislación migratoria aún más despiadada, añadió.

Como medida adicional de chantaje, Trump dejó en la total desprotección legal a los llamados dreamers, indocumentados que llegaron de bebés o niños a territorio de Estados Unidos, que han hecho ya su vida en ese país y que, sin embargo, carecen de autorización para permanecer en él.

En términos políticos representa una circunstancia inédita en la carrera política del Trump, pues se vio forzado a recular sin ambigüedad en una determinación asumida. Y ello, sumado al fin del sufrimiento familiar de miles de personas, constituye un éxito para todas las personas de buena voluntad, estadounidenses o no, que ven en él a un enemigo acérrimo de la legalidad, la ética, la convivencia pacífica, los valores democráticos y las libertades, añadió el editorial.

eeuu migrantes respetoAcompañado por el vicepresidente Mike Pence y la secretaria de Seguridad Interna Kirstjen Nielsen, Trump  aseguró: “vamos a mantener una frontera muy poderosa y continuar con una tolerancia cero -tenemos cero tolerancia para gente que ingresa ilegalmente a nuestro país”.

La orden ejecutiva firmada por Trump, que modifica la práctica de separación de familias indocumentadas por una detención en conjunto, no es suficiente para atender la crisis que sufren miles de niños y adultos migrantes, denunciaron organizaciones civiles mexicanas.

“Exigimos que el gobierno de EEUU  respete los derechos humanos que han estado violentados desde hace ya diferentes periodos gubernamentales; que paren las detenciones arbitrarias e ilegales; que se deje de perseguir no sólo a los mexicanos, sino a los migrantes centroamericanos e incluso de medio oriente”, reclamó Rodrigo Guillot, vocero de la Red Estudiantil por la Democracia.

En su opinión, las autoridades mexicanas “están subordinando la política exterior e incluso interior de México a favor de los intereses estadunidenses.

María García, portavoz de la Coalición Binacional vs Trump, declaró: “esto es sólo la punta del iceberg, ya que los últimos acontecimientos salió a la luz pública”, sin embargo la práctica de separación de padres e hijos migrantes sin documentos es un problema que data de muchos años atrás y recordó que hay 12 mil migrantes que están detenidos en 17 albergues.

La orden ejecutiva de Trump no suaviza la criminalización de los indocumentados ni implica posibilidad alguna de que los menores y adultos detenidos en los campos de internamiento puedan permanecer en el país. Solo pone fin a las separaciones familiares, cuyas escenas gestaron un amplio consenso en contra de Trump en la propia clase política estadunidense, incluidos muchos de sus correligionarios republicanos.

**Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)