Brasil, golpe “blando”, blanco y macho
Roy Chaderton Matos|
Tenía 18 años de edad cuando manifesté por primera vez frente a una embajada extranjera en Caracas por un evento que hoy casi nadie recuerda; conoce o aprecia; la renuncia de Jànio Quadros a la Presidencia de Brasil, electo ocho meses antes con un abrumador mandato popular. Entonces la Embajada estaba situada en el edificio Titania en la Plaza Estrella de San Bernardino. Éramos un pequeño grupo de jóvenes Social Cristianos progresistas frustrados e indignados por la caída bajo presión insoportable de una esperanza de izquierda que comenzaba a despuntar en la América del Sur.
Fue un estadista de compromiso social; su símbolo de campaña electoral una escoba para barrer con corruptos y reaccionarios. Escandalizó a la clase dirigente de su época en un crescendo “imperdonable” cuando otorgó la máxima condecoración brasileña a un famoso argentino-cubano conocido como el “Che”, imágenes provocadoras e insoportables para el Imperio y sus súbditos en Brasil.
Meu Brasil brasileiro!!
Mi adolescencia se desarrolló políticamente hasta la adultez dentro de un partido cuyos jóvenes radicales cristianos practicábamos la buena costumbre de leer y “culturizarnos”, tiempo cuando nos creció un gran amor por Brasil. Ya no eran los partidos de fútbol en el Estadio Olímpico de Caracas donde me llevaba mi madre y participaban equipos como Botafogo, Corinthians o Madureira en unas series internacionales organizadas anualmente por Damián Gaubeka, un empresario de origen vasco que contrataba para Venezuela a los mejores equipos de fútbol del mundo. Tampoco era Carmen Miranda con su enorme cesta de frutas anti desabastecimiento sobre su cabeza, cantando las canciones brasileras de su tiempo, como Tico-Tico.
Saudades
Aprendí amar a otro Brasil, un país con líderes de avanzada como Getùlio Vargas, víctima también de presiones insoportables que lo llevaron al suicidio. Entre los revolucionarios cristianos de la época comenzamos a interesarnos en Paulo Freire y su tesis sobre la educación, la predica de Dom Helder Camara, Obispo de Olinda y Recife, en el cine de Glauber Rocha, la literatura de Jorge Amado y João Guimarães Rosa, los goles de Pelè, la pintura de Candido Portinari, o la música de Laurindo Almeida, Heitor Villalobos, Maysa Matarazzo y Chico Buarque, ejemplos impactantes de la deslumbrante cultura brasileña.
Golpe imperial
Quadros fue sucedido por otro mandatario de izquierda su vicepresidente Joao Goulart, un próspero hacendado que abrazó la causa de la justicia social y el empoderamiento del Estado. No duró mucho, fue derrocado en 1964 por Generalotes azuzados por Washington. Después vinieron largos años de dictadura militar, ferozmente anticomunista hasta el regreso del Poder Civil que entre altibajos curiosos o pintorescos alcanzó una suerte de estabilidad conservadora hasta la victoria de la izquierda con el obrero metalúrgico Luiz Inàcio Lula Da Silva, en su cuarto intento, a quien Chávez llegó a considerar como destinado a liderar el cambio político y social en la Latinoamérica del siglo XXI, sin percatarse de que ese sería su propio destino.
Gigante Lula, heroica Dilma
Lula nos dio mucho. Cambio y esperanza, millones y millones de brasileños salieron de la miseria y la pobreza, aprendieron a leer y lograron acceso a los cuidados de salud y de educación gratuitos y Brasil bajo su mandato se hizo más soberano, poderoso e independiente.
La sucesora de Lula Dilma Rousseff, apoyada por dos mandatos populares ha consolidado el cambio social y el poder internacional de un estado soberano e inclinado a la izquierda, señalando que esa era definitivamente el camino a seguir.
Otro golpe imperial
Rousseff y el probable regreso de Lula en las próximas elecciones presidenciales ya era mucho más de lo que el imperio y el parque jurásico brasileño estaban dispuestos a soportar. Por eso el golpe; nada de blando, brutal e inmisericorde en el uso abusivo e ilegal de las instituciones donde una jauría de tiranosaurios del parlamento acusados de corruptos logró los votos para defenestrar a la Presidenta. ¿Blanco?, definitivamente. Vi por televisión a casi todos los diputados y senadores llamados a pronunciarse; no identifiqué entre ellos a ningún indígena ni afrobrasileño, todos blanquitos, ni siquiera entre los parlamentarios del Partido del Trabajo, aunque entiendo que cuenta con unos pocos. ¿Macho?, evidentemente. La conspiración de los misóginos celebrando en su aquelarre machista una perversa e ilegal victoria sobre una Jefa de Estado legal y legítima; gobierno excluyente de toda presencia femenina. Machos y chuchumecos si uno constata la aglomeración de ancianitos oligarcas que rodearon a Temer cuando juró su traición.
¡A la calle!
Corresponde ahora a los brasileños reconquistar el territorio político e institucional usurpado. Ya no son tiempos de exquisiteces institucionales burguesas, tampoco son tiempos de la lucha armada contra el imperio, mientras no invada. Tiempos contra la dictadura mediática, el Fondo Monetario Internacional y las corporaciones ladronas. En los años por venir, la respuesta pacífica y en la irrupción en los medios por las multitudes, en ejercicio de la justicia popular.
*Socialista cristiano. Ex anciller, ex embajador