Colas y elecciones/ Tiempos de ira

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VEN COLASEleazar Díaz Rangel-Últimas Noticias|

“Vengo de Petare, donde uno consigue de todo, de comprar este jabón que me costó 400 bolívares, aunque está regulado en siete”, me contó un arquitecto que trabaja en el Este. Situaciones como esa se repiten con numerosos productos alimenticios y de aseo personal. Por ejemplo, el papel higiénico de 36 a 500, el azúcar de 25 a 700, y así se puede elaborar una larga lista vigente no solo en Petare sino en otros sitios de Caracas y en ciudades del interior.

Por supuesto, ninguno de esos precios son reales, ni los regulados están en armonía con los costos de producción, ni los especulativos tienen algo que ver con la realidad. Pero ahí están las interminables colas y los miles de bachaqueros en todo el país.

Uno tiene que preguntarse ¿cómo es posible que con todo el poder de los organismos de inteligencia del Estado venezolano, de la diversidad y magnitud de sus cuerpos policiales, de sus mecanismos de seguridad, no ha sido posible golpearlos eficientemente?

Para enfrentar esta crítica situación, que no hace sino crecer y multiplicarse, no se puede pretender que es posible hacerlo en corto y mediano plazo, con el aumento de la producción y la cobertura del déficit en el campo. Se trata de procesos mucho más lentos, pero este de la especulación y de los bachaqueros sí que pueden combatirse y erradicarse en tiempos relativamente cortos. En Caracas se está haciendo un esfuerzo en Catia, que hasta ahora no ha tenido resultados, pero es de suponer que la alcaldía perseverará y nos podrá mostrar los frutos de esa campaña, que seguramente se repetirá en algunos estados, porque no hay rincón de Venezuela donde la gente no se vea obligada a hacer cola.

En diciembre tenemos las elecciones de gobernadores. No he encontrado a nadie que crea que el Polo Patriótica podrá conservar una razonable cantidad de gobernaciones. Las estimaciones, todas, son bastante negativas, y mientras este problema subsista, no parece lógico suponer votaciones positivas para el llamado oficialismo. Creo que hay tiempo suficiente para acabar con las colas, o al menos disminuirlas a las indispensables.ven elecciones

En diciembre del 2015, a pesar de que era pesimista respecto a las elecciones como efecto de las colas y lo hice notar en breves comentarios, cambié de opinión después del éxito de unas votaciones parciales meses antes con activa participación del chavismo y aliados. Y a pesar de que el descontento andaba por dentro y se expresó explosivamente el domingo 6, nadie pensó que sería de esa magnitud. Nadie, ni el entorno del Presidente pudo alertarlo.

El vicepresidente Istúriz ha declarado que el segundo semestre será de recuperación de la economía. No es tarea fácil, pero así fue anunciado. Se trata del más importante compromiso del Gobierno si realmente quiere superar aunque sea parcialmente la crisis económica, y en particular la del desabastecimiento. Hasta ahora se han contenido hechos violentos pese a los abusos de funcionarios, de empleados de centros comerciales, de guardias y policías, etc., pero no necesariamente esa aparente tranquilidad puede conservarse indefinidamente si los factores que la provocan subsisten… En cualquier momento podría estallar.

  • La unanimidad lograda el jueves en la Asamblea Nacional para aprobar el proyecto de acuerdo sobre el mensaje del papa Francisco, es una lección a ambas bancadas: sí son posibles acuerdos sobre asuntos de importancia si se produce el acercamiento y la discusión oportuna de los proyectos. 

Anexo

Tiempos de iraMADURO LLAMA A SEGUIDORES A LA CALLE MIENTRAS ESTUDIANTES PERMANECE EN ELLA

Maryclén Stelling| La crisis económica y política que se vive actualmente en el país ha generado y a la vez se alimenta del clima de incertidumbre, desesperanza, inseguridad, miedo, impotencia, anomia, rabia.

Caldo de cultivo para que la violencia en sus diferentes expresiones se potencie, brote en múltiples variantes y nos confronte con un país que nos negamos a reconocer y aceptar. El caso Tumeremo, sicariatos políticos, linchamientos y el reciente arrollamiento intencional de dos policías en Táchira son algunas de las expresiones de una sociedad que ha dejado de ser “extraña y ajena”.

Expertos afirman que el Estado contribuye a un clima social propicio a los linchamientos cuando falla, en tanto autoridad legítima, en establecer su presencia en un área. Igualmente, cuando los agentes del Estado abusan de la autoridad de la cual son depositarios y ponen en duda su legitimidad. El linchamiento, forma de justicia paraestatal, desafía dos principios básicos: el sometimiento de la ciudadanía al sistema jurídico formalmente reconocido y, además, el monopolio legítimo del uso de la fuerza por parte del Estado.

Los linchamientos, en tanto acciones ejecutadas por individuos que no cuentan con una autorización o delegación de autoridad institucional formal, han ido cobrando cierta regularidad y ¿normalidad? en el país. Se trata de una acción colectiva, de carácter privado e ilegal, que puede provocar la muerte de la víctima, en respuesta a actos de esta, quien se encuentra en importante inferioridad numérica frente a los linchadores.

Estamos ante una forma de justicia por “mano propia” con “derecho a matar”, bajo determinadas circunstancias. “Los agarramos entre todos los que estábamos ahí. ¿Qué más vamos hacer si aquí no hay policía ni nada y los que mandan son los malandros?”. Ante el uso ilegítimo de la violencia para castigar, se percibe el linchamiento imbuido de un carácter moralizante y se lo estigmatiza bajo la noción de “barbarie”. Y así lo reconoce un linchador: “La falta de autoridad nos convirtió en monstruos”.

Estudiosos del fenómeno en Latinoamérica señalan que el recurso extremo de venganza o satisfacción de la ira genera sentimientos de solidaridad a través del desagravio y permite reconstruir formas de organización en países donde prevalece la injusticia o en sociedades con grandes brechas socioeconómicas…